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VICTORIA
Agosto 20.
<<Estoy a rodillada en el hielo del río, la brisa fría golpea mi cuerpo, la nieve cae en el hielo y veo a través del hielo la corriente del río haciendo ondas hacia la derecha.
Bajo la mirada a mis brazos y están pálidos por el frío, mi nariz arde y mis ojos también. La brisa aprieta y me estremezco de frío.
Mi mundo se detiene, el aire deja de fluir dentro de mi, ese sentimiento llamado miedo se apodera de mi y comienzo a llorar.
No se porqué, no lo entiendo.
El cuerpo de Brooke se ve a través del hielo, está flotando, tiene los ojos abiertos, la boca también y está pegando las manos en el hielo.
— ¡Brooke! —grito— ¡Brooke! —vuelvo a gritar.
Golpeo el hielo, pero este ni siquiera se inmuta de mis golpes, vuelvo a golpear y no pasa nada. Las burbujas comienzan a salir de su boca.
— ¡Voy ayudarte! —grito y vuelvo a golpear el hielo.
Miro a mi alrededor en busca de algo, una piedra, una rama o alguien. Nada, vuelvo a mirar el cuerpo flotante a través del hielo y mi corazón se detiene cuando alguien la toma de la cintura y la hunde.
Veo el rostro de ese engendro a través del hielo, me sonríe mientras sostiene a Brooke ella me mira asustada y yo no puedo dejar de llorar.
— ¡Déjala en paz! ¡Hijo de perra! —grito sollozando.
— Tranquila... —susurra— ella estará bien, así como tú...
Quiero gritarle pero no puedo, quiero golpearlo, pero me he quedado sin fuerzas y solo puedo llorar. Quiero gritarle que me deje en paz pero no puedo.
Él se pone un dedo en los labios haciendo me un gesto de silencio, me quedo atónita viendo la imagen y ambos desaparecen en la oscuridad del río.
— ¡Brooke! ¡Brooke! ¡Por favor! —grito.
Desaparece ante mis ojos y pongo ambas manos en el hielo, trago saliva cuando veo mis manos cubiertas de un líquido carmesí, miro mis manos en busca de la herida que ocasiona la sangre pero nada, solo quedan las marcas en el hielo.
Bajo la mirada al charco de sangre en mi entrepierna, el aire se me corta desesperada. Miro a mi alrededor pero no hay nadie, miro detrás y nada. Alguien toca mi hombro y se ríe, me giro y no hay nadie, la risa de alguien a mi alrededor me hace mirar a todos lados.
La risa de un niño.>>
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Me duele mucho la cabeza y...
—Estas bien, ya estamos llegando. —reconozco la voz de Ricardo. Los ojos me pesan y vuelvo a quedar a oscuras.
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Washington Estados Unidos.
Me siento de golpe, un dolor intenso recorre todo mi cuerpo, me pongo los dedos en la sien y la masajeo con cuidado. Abro los ojos y la claridad entra por una ventana, miro a mi alrededor y hay monitores a mi alrededor. Estoy arropada hasta la mitad y tengo una sábana de hospital sobre mi.
