CAPÍTULO 3

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VICTORIA

JUNIO 29, COMANDO MILITAR.

Mi oficina esta tal cual la había dejado antes de partir, llena de papeles, una laptop sobre el escritorio, la silla dentro del escritorio y los muebles de cuero blanco igual de pulcros.

Tomo asiento en el escritorio, tomo aire sintiendo el olor que tiene esta oficina, realmente no huele a nada, pero a mi me huele a sueños, porqué se lo difícil que es llegar a donde estoy, se un soldado Elegido no es fácil y  me costó mucho llegar a ser uno.

Abro la laptop, rápidamente entró a la base de datos. Comienzo a responder mails, mensajes y llamadas. Encendí mi movil hace unas horas, por trabajo, no porqué quería. Tengo que rendir informe y espero que esto sea lo último sobre lo que me sucedió, solo quiero volver a mi vida, a mi puesto y por ello comienzo a escribir el informe sobre el secuestro y el asesinato.

Rebecca llega y me abraza tanto que siento que me quedare sin respiración. Su piel blanca se oscurece igual que si rostro cuando me pregunta como estoy, ella estaba en Mexico rindiendo información en el comando Colombiano que es el mas cercano.

Me toca detenerme en algunas ocasiones cuando las palabras se quedan en la punta de mis dedos, las lagrimas se atajan en mi garganta y...

Tengo muchos pendientes, tengo que si o si salir de esto.

Tengo muchos pendientes y debo organizar todo, ya que el nuevo ministro se ve de todo menos paciente y que me estén gritando es lo último que quiero ahora. Debo demostrarle a los Elegidos que puedo irme el viernes y que puedo hacer un buen trabajo.

No quiero que esto manche mi expediente.

El sonido del móvil me saca de mis pensamientos, la pantalla se ilumina con el nombre que me aprieta el corazón:

Papá

Deslice el dedo para contestar la llamada, así que pongo el móvil en mi oreja.

— Buenos días General Marchetti. digo.

Buenos días Teniente, ¿Como ha dormido? —pregunta.— ¿Ya desayuno?

He dormido bien y ya desayune. digo miento en la primera, mas no en la segunda, desayune agua y dos pastillas para relajarme.

Me alegro teniente, ¿Ya ha conocido a su nuevo ministro? —dice y capto la burla.

— Si lo hice, pero al parecer es de todo menos buena gente. —digo— Tengo mucho trabajo y quiero terminarlo antes de que yo forme parte de sus gritos. —digo.

— ¿Como estuvo el interrogatorio? —pregunta finalmente. No quise tenerlo presente, no quiero que se atormente mas, no quiero.

Suelto aire.

— Difícil, como todo. —digo y se queda en silencio. Siento el rizar de mi piel.

Cariño, por favor, aliméntate bien, no por mi, sino por ti, porqué así como te quiero ver bien se que tu también. —pregunta—

— Si papá... —digo queriendo acabar con la conversación— hablamos después.

— Te amo Victoria. —dice y capto el romper en su voz.

— Yo también papá... —digo sintiendo el crujir dentro de mi.

Mi reloj vibra en mi muñeca cuando me guardo el movil, la pantalla del reloj se ilumina con el mensaje: "Los Elegidos: Junta" me pongo de pie y paso las manos por la ropa, quiero ser yo otra vez. Salgo de mi oficina caminando por el pasillo a toda velocidad y llego al fondo donde dos puertas al frente llevan al salón de juntas en el que abro las puertas y todos los Elegidos ya están allí y me miran, sorprendidos se que ellos no esperan que yo vaya a la misión.

TÚ Y YOWhere stories live. Discover now