5; compromiso

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Caminó tranquilamente con rumbo hacia la entrada del establecimiento, reposando su cuerpo en uno de los pilares del sitio

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Caminó tranquilamente con rumbo hacia la entrada del establecimiento, reposando su cuerpo en uno de los pilares del sitio. Observó al menor de los Haitani irse del establecimiento, pasando al frente suyo sin siquiera mirarle o decir alguna palabra, definitivamente agradeció al cielo por eso.

Esperó un par de minutos más hasta que una reconocida voz y varias risas lo hicieron voltear.

—¡Ah! Souya, no te fuiste a casa...— Corrió hacia su hermano.— ¿Te aburriste mucho? Lo siento.— Sonrió algo apenado.

—No te preocupes, tuve tiempo de estudiar.— Murmuró.— Hola Baji.—

—Hola Sou y... adiós Sou, yo los voy dejando, realmente tengo un sueño de mierda y aún tengo tarea de historia que hacer, lo siento...— Bostezó frotándose ambos ojos.— Nos vemos mañana, chicos...— Siguió de largo su camino, haciendo un gesto con su mano de despedida.

—¿Vamos andando?.— Jaló del brazo a su menor, logrando que sacara un quejido de dolor, probablemente gracias al agarre violento que ejerció Rindō.

Llegar a casa fue un alivio, Nahoya dejó sus zapatos tirados y corrió a lanzarse al sofá, dando un alegre jadeo, al fin un poco de descanso.
Souya tuvo que ordenar sus zapatos y los de su hermano que habían quedado regados, fue a la cocina por un vaso de jugo, sirviéndole uno también a su mayor.

—¿Y estuvo muy mal el reforzamiento?.— Le entregó su vaso.

—Un poco, aunque en verdad creo haber entendido algo, no me gustan las matemáticas de todos modos.— Dio un sorbo al vaso.—¿Te aburriste demasiado mientras esperabas?.—

—No... fui al gimnasio a estudiar un poco, sentí la hora pasar rápido así que no te preocupes.—

—Mañana quedé con Baji de ir al arcade junto a Kazutora después de clases ¿Quieres ir?.— Sonrío más animado.

Souya ciertamente se animó, pero recordando su compromiso con el menor de los Roppongi tuvo que negar con la cabeza, notoriamente decepcionado.

—Um... no puedo, mañana quedé con alguien...— Murmuró.

—¿Con quién?.—

—No... no quiero decirte.— Desvió la mirada.

Nahoya soltó algunas risas traviesas.

—Se supone que yo sería el primero en salir con chicas, no se vale...— Palmó con algo de fuerza su hombro.— ¡Sólo recuerda cuidarte! Pero oye, si pasara algo ¿Crees que herede tu cabello? Yo digo que deber-.— Souya lo interrumpió, al taparle la boca con su mano.

—C-cállate...— Se había avergonzado, a pesar de ser una mentira sí logro hacerle sonrojar.

Apartó su mano, entre risas.— No te preocupes, sal y ya, campeón, pero recuerda cuidarte.— Se puso de pie, bebiendo lo último que quedaba en su vaso de jugo.— Iré a bañarme, luego tenemos pendiente algo en la play, hermanito.—

—Ahá...— Rodó los ojos.

A ambos les tocó preparar la cena, su madre no estaría por el turno nocturno, así que después de cocinar y comer lavaron los platos, ordenando un poco la casa y continuando su partida competitiva en Mortal Kombat. Pasando las horas Souya fue el primero en sentir sueño, jugando apenas y cayendo dormido en el sofá.
Nahoya notó su nula actividad en el videojuego y volteó a verlo, sonrió de lado y dio un largo suspiro.

Se puso de pie y cargó con cuidado a su hermano hasta el segundo piso, caminando hasta su habitación y dejándolo recostado sobre la cama, besó su frente y lo arropó.

—Sigues siendo el niño de 5 años que me pide que lo abrace cuando hay truenos...— Soltó una risa suave, saliendo del cuarto y cerrando la puerta consigo.

La mañana siguiente caía día martes. Souya fue el primero en levantarse por su despertador. Somnoliento caminó hasta la habitación de su gemelo, abriendo con cuidado la puerta y acercándose lentamente.

—Hermano, despierta...— Lo sacudió.— Despierta...—

Nahoya comenzó a removerse molesto.

—Mgh... ya voy...— Murmuró, aferrándose a su ropa de cama.— Ve a bañarte tú primero, luego te alcanzo...—

—Está bien... pero cuando vuelva te quiero de pie.—

El baño fue suficiente para ayudarle a despertar por completo, lavó sus dientes y afeitó los pequeños vellos que asomaban por su mentón.

Tomó un poco de agua, rodeó su cintura con la toalla y volvió al cuarto de Nahoya, encontrándolo dormido.

—Nahoya, estoy listo... ya párate.— Sacudió su cabeza mojada, provocando que varias gotas de agua cayeran en el rostro del mayor.

—Agh, ya voy, ya voy.— Se puso de pie rápidamente.— No me gusta cuando haces eso...— Limpió su rostro de las varias gotitas.

—Lo siento.— Una pequeña sonrisa asomó por sus labios.

— Una pequeña sonrisa asomó por sus labios

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Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora