54; lluvia

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Souya no se detuvo en tejer una sola bufanda, decidió hacer otra para él con el fin de ir a juego con Rindō

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Souya no se detuvo en tejer una sola bufanda, decidió hacer otra para él con el fin de ir a juego con Rindō.
Sus dedos dolían un poco por el constante movimiento y la poca costumbre al estar tanto tiempo hilando y nudando.

Otra vez estaba lloviendo y eso le ponía algo melancólico, deseaba ver a Rindō nuevamente, pero no se quería dejar recaer y deprimirse tanto, después de todo ya llevaban días con noticias sobre que el rubio cada vez tenía mayores movimientos en su cuerpo, comenzaba a reaccionar a los estímulos, a veces daba risas bajas y sus cejas tenían pequeños tics.

Nahoya y Ran por su parte tuvieron una algo acalorada discusión.

Habían ido a la azotea del hospital a hurtadillas de no ser descubiertos y obligados a bajar.

Les daba igual la lluvia, sólo se apoyaron en una de las paredes de un pequeño cuarto en la azotea.
Se notaban tensos y molestos, pero la conversación era completamente necesaria.

—¿Estás seguro?.— Ran echó su cabello algo mojado hacia atrás.

—... No quiero que Souya se involucre en sus cosas.— Sentenció.

—Es una decisión de él, no tuya.—

—Sí, ¿pero tú de verdad quieres arrastrar a mi hermano a tú mundo?.— Apretó sus puños con rabia.

—¡No! ¿Pero qué se supone que haga? Se quieren, déjalos estar y ya.—

—No quiero que Souya se arriesgue con dos narcotraficantes.— Frunció el ceño.— Quiero que me ayudes a separarlos.—

—No voy a ayudarte en eso, ¿Sabes qué también le harás sufrir de ese modo? Mi hermano también va a sufrir.— Tomó sus hombros sacudiéndole suave.

—Prefiero verlo con el corazón roto que en coma por meses.— Se apartó bruscamente.— Comienza a considerarlo, Ran.— Su mente era un hoyo de malos pensamientos y dolores, se alejó de él en dirección a las escaleras para poder estar tranquilo.

El pecho de ambos dolía, sabían el cariño que sus menores sentían, pero Nahoya se mantenía firme con su convicción de protegerlo de todo lo malo, una apuñalada casi mata a Rindō, no quiere imaginar lo que le pasaría a su gemelo si algo le pasa estando al lado de esos semi-mafiosos.

Pero Ran no quería dejar las cosas así, la estaba pasando muy mal y cayó en cuenta que el plan de separarlos también podría caer en él y el pelinaranja.

—¡Espera!.— Corrió trás él y le tomó del brazo, evitando que abriera la puerta.— ¿Y nosotros qué?.—

Nahoya ni siquiera le observó, con pena mordió su labio y se safó de su agarre.

—Ran, nunca hubo un nosotros, te cuidé sólo por Souya.— Abrió la puerta y se fue.

Como en las películas, destrozado con todo lo que está pasando a su alrededor, cayó de rodillas y comenzó a llorar en silencio. Sus lágrimas se camuflaban por las fuertes gotas de lluvia que mojaban todo su cuerpo y cabello suelto.

Su corazón se rompió a fin de cuentas.

—Ganaste la apuesta y ni siquiera estás despierto para verlo...— Susurró entre bajos sollozos.

— Susurró entre bajos sollozos

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Zarco ; [ Ringry ]Where stories live. Discover now