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Apenas llegó a casa se encargó de pasar más tiempo junto a Nahoya, la historia sí que le había tocado el corazón, y aún más pensando que el día de mañana podria estar sin su hermano

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Apenas llegó a casa se encargó de pasar más tiempo junto a Nahoya, la historia sí que le había tocado el corazón, y aún más pensando que el día de mañana podria estar sin su hermano.

Su madre había llegado a casa con pizza, lo que hizo sentir más alegre el ambiente familiar, se sentía plenamente en equilibrio y afortunado de tener una familia tan unida, aunque sea de a tres personas.

Al día siguiente fueron a la escuela, entre bromas y juegos tontos típicos de ambos. Apenas al llegar cambiaron sus zapatos por los escolares. Se encontraron con Mitsuya y Hakkai subiendo la escalera, así que fueron los cuatro jugueteando camino al salón.

Rindō no estaba nada feliz con el hecho de que Souya se fuera con Ima, dejándole solo esa tarde.

Pero no diría nada hasta la hora de recreo.

La primera clase correspondía a Química, clase que Souya y Nahoya odiaban, el profesor no dejaba de parlotear sobre sulfuros y mezclas corrosivas y explosivas, pero Baji sí prestó especial atención.

Dio como tarea en clase el desarrollar los primeros diez ejercicios del libro de estudios. Algo complejo que a ambos gemelos les costó realizar.

Fastidiados apenas realizaron tres de los diez, pero para su suerte el timbre sonó, librando a toda la clase de tan aburrida materia.

Rindō se puso de pie y rápidamente fue al pupitre de Souya, tomando al chico del brazo, con una notable sonrisa falsa.

—Oye, Sou, necesito decirte algo.— Revolvió sus cabellos con algo de fuerza.— Es importante.

Nahoya quitó la mano de Rindō.

—Lárgate, idiota.—

—¿Te llamas Souya?.— Apretó los puños, intentando con todas sus fuerzas no golpear al pelinaranja.

—Tranquilo, Naho... Está bien, vamos...— Suspiró agobiando, poniéndose de pie y caminando fuera del salón.

Rindō sonrió victorioso, mirando burlón a quien aún tenía al lado.

Al final fue tras el peliazul, caminando juntos por el pasillo del edificio.

—Ven, ya sabes que me gusta la privacidad.— Lo tomó de la mano, corriendo con él, bajando las escaleras.

—¡Agh!.— Sus mejillas se coloraron, ya se hizo una idea de qué diablos iba a hacerle ahora.

Llegando a los camerinos, cerró la puerta con seguro y encendió la luz, volteando a ver al peliazul.

—¿Por qué te fuiste con Ima?.— Se sentó en una de las bancas al centro del cuarto.

—¿Por qué no? ella es agradable, además ya te dije ese día que no iba a hacerle clases a nadie.—

—¿Y? No tenías que irte con ella.—

—Rindō, te recordaré las condiciones que tú me diste, partiendo por el hecho que mi contacto contigo sólo serían las tutorías, no tengo porqué estar a tu lado después de clases.— Ahora si estaba molesto, aún más por la egoísta actitud del rubio.

Zarco ; [ Ringry ]Where stories live. Discover now