35; pensamientos

4K 778 208
                                    

Confusión, es la palabra que resume todo en la mente de Souya

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Confusión, es la palabra que resume todo en la mente de Souya.

“—¿Me quieres?.—”

Juraba con su vida que los besos sólo eran algo que ambos disfrutaban sin sentir algo más allá. Nunca imaginó que el mismo Rindō Haitani que le tomó del cabello y lo amenazó con matar a su hermano se le había declarado apenas hace unas horas. Dió varias vueltas en su cama meditando la situación, intentaba no sentirse culpable pero sin darse cuenta creó ilusiones en el mayor con su ahora célebre frase “Quienes se quieren, se besan” Y fue precisamente él quien pidió varias veces algunos besos.

“—¿Y si no es tan malo?.—”

Observó el techo un largo tiempo, recordando algunos momentos entre ambos, más allá de lo sexual también intentó buscar entre sus recuerdos algo que le indicara una muestra de afecto del mayor.

Sin contar la declaración con abrazos y besos pudo recordar los momentos donde su hostilidad había involucionado, casi desapareciendo de vez en cuando aunque siempre manteniendo su típica personalidad tan desagradable al resto.

“—Ese día dijo que no quería obligarme ir a la fiesta.—”

Su pulso se aceleró.

“—Respetó mi decisión de no sacarme los pantalones...—”

Su rostro enrojeció.

“—Besaba seguido mi mejilla.—”

Era suficiente. Sí, debió admitirlo, Rindō se estaba esforzando por cambiar su actitud con él, pero no quitaba el hecho de conservar su miedo hacia él, tiene a su parecer suficientes razones para temerle, además no sabe qué esperaba de sí, si desde el comienzo Rindō se encargó de amenazarlo, golpearle y casi abusarlo, no podía esperar que Souya se lanzara a sus brazos así nada más y vivir una linda historia de amor.

Le costó demasiado dormirse, el sentimiento de culpa aún lo acechaba y eso lo mantuvo hasta las 2 AM.

(...)

Viernes finalmente, Rindō no fue a clases ese día, dejando un poco más preocupado al menor, puesto que asombrosamente él jamás ha faltado. Reposó la cabeza en su pupitre mientras su mente volvía a llenarse de esos cargados recuerdos.

El primer timbre tocó pero sólo se quedó ahí.

Y el panorama no fue nada distinto hasta el final del día, y más triste de no verle al final del día.

En casa intentó disimular un poco su tristeza y confusión, jugó con Nahoya en la consola de videojuegos pero estaba perdiendo en cada partida de MK, subió a su habitación con la excusa de que su cabeza dolía un poco y que no se preocupara.

La tarde con su madre fue más tranquila, se recostó en sus piernas mientras ella acariciaba sus cabellos y les hablaba a ambos.

La cena estuvo más animada, ella después de tiempo les había preparado la cena, y a ambos gemelos les gustaba tanto su comida que no pudieron evitar sonreír.
Se tomó una ducha antes de dormir y Nahoya hizo lo mismo, extraño, casi nunca se ducha en la noche.

Coinciliar el sueño fue un arduo trabajo, los pensamientos intrusivos le hacían despertar a cada rato. En su mente sólo estaba Rindō y el rostro pálido de decepción al decirle que no lo quería, suspiró agobiado y puso ambas manos en su cara, intentando relajarse. Está bien no sentir lo mismo, nadie lo obliga a quererlo, pero no deja de cargar la culpa de haberle ilusionado con sus propias palabras.

No solo los recuerdos melancólicos y llenos de drama invadían su cabeza, sin quererlo también volvían a él los eróticos momentos entre ambos, los salvajes besos de Rindō sobre su piel, sus manos juguetonas y además el hecho de que lo masturbara lo hacía sentir deseoso entre su dolor.

Lo estaba necesitando, queria volver a tocar su piel y sentir su calor, ver esos bonitos ojos púrpuras brillando o esos labios sonrientes cada vez que lograba sacarle un gemido.

Su mano iba bajando lentamente, quizás es parte de un adolescente mezclar sus emociones y confundirlas en los momentos menos apropiados, las hormonas no distinguen entre culpa y deseo, en su propia cama no debería estar ahora mismo la moral.

Sus dedos tocaron el elástico del bóxer, soltó un suspiro algo silencioso y revisó la hora a un lado suyo, 1:28 AM. Una hora segura para estar consigo mismo. Ahí volvían los calientes recuerdos a su mente, metió su mano bajo la prenda y sin dudar comenzó a tocarse pensando en el rubio, como obvia consecuencia su respiración se agitó un poco y su pulso se aceleró, recordó las palabras del mayor preguntándole de quien era, sin saber por qué, esa pregunta lo había calentado demasiado en su momento, con su mano libre subió su camisa y el extremo de esta la dejó en su boca, con el fin de poder morderla sin detener el vaivén de su mano.

Estaba por acabar de no ser por escuchar los pasos de Nahoya a un lado suyo. Rápidamente dejó de tocarse y volvió a taparse, nervioso de pensar si le había escuchado o algo. Quedó quieto un tiempo más y fingió un par de ronquidos suaves, él había bajado la escalera, pero más extrañado de escuchar un motor de motocicleta a lo lejos.

No había que ser un genio para darse cuenta que probablemente Ran le había invitado a la fiesta de los viernes.

Souya suspiró y en parte se sintió algo mal, también quería ir y bailar, pero lo que menos quería era que su hermano supiera de su historial con Rindō en ese sitio.

“—Buena suerte, Naho...—”

un voto se agradece 🫐

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

un voto se agradece 🫐

Zarco ; [ Ringry ]Where stories live. Discover now