25; revelación

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Se quedó ahí de pie, con un dolor en el pecho, como si el aire comenzara a faltarle y una sensación horrible de pérdida punzara su corazón

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Se quedó ahí de pie, con un dolor en el pecho, como si el aire comenzara a faltarle y una sensación horrible de pérdida punzara su corazón.

Sus piernas temblaron así que volvió de vuelta a la banca, inspirando ondo y exhalando de forma ruidosa, quería que ese dolor en el pecho desapareciera pronto, no era un dolor como tal, era extraño, sumado a la tristeza que su rostro expresaba, cerró sus ojos con fuerza y tiró un par de maldiciones.

Debía pedirle explicaciones a alguien, a Imaki.

Tomó su bolso y rápidamente salió del sitio, llendo hacia su motocicleta, montándose en ella y partiendo rumbo a la residencia de la chica.

(...)

Tocó la puerta un par de veces, y quien abrió fue la ama de llaves.

—Oh, Rindō ¿Qué tal te va cielo?.— La mujer sonrió cálidamente.

—Todo bien, señora Zyu ¿Se encuentra Imaki?.—

—Oh sí, está en su cuarto estudiando, adelante ¿Te ofrezco un jugo?.— Se apartó de la entrada, permitiéndole el paso.

—No se preocupe... Permiso.— Retiró sus zapatos, colocándose unas zapatillas que Zyu le entregó.

Subió los escalones hasta el segundo piso, abriendo la puerta de la habitación de Ima, viéndola sentada en su escritorio con varios libros alrededor.

—Hola Rindy.— Murmuró, sin darse la vuelta.

—¿Cómo sabes que soy yo?.— Entró al cuarto, cerrando a la puerta y seguido lanzándose a la cama.

—Reconocí el sonido de tu motocicleta.— Dió vuelta en su silla.— ¿Pasa algo?.—

—¿Qué le dijiste a Souya?.— Se acomodó aún más en la cama.

—¿A qué te refieres?.— Mordía su lápiz.

—Me estaba besando con él y asombrosamente no me pateó las pelotas, pero sí se fue y me dijo que tenías razón, algo de usarlo y una mierda así.— Suspiró agobiado.

—Ah, eso, antes que nada dime una cosa ¿Con cuántas personas te has besado?.— Rodó los ojos con una media sonrisa.

—Sobrio, sólo a Souya y una chica cuyo nombre no recuerdo.— Soltó una ligera risa.— Pero ese no es el punto.—

—Sólo con Souya has tenido problemas y siguies insistiendo.— Comenzó a reir.— Después de todo no quieres usarlo, qué interesante.—

—No te entiendo ¿Qué quieres decir?— Le lanzó un peluche a un lado suyo.

—Creo que es obvio, es sólo que tú no te das cuenta.— Tomó el peluche entre sus manos.— ¿Qué sentiste cuando Souya se fue y te dejó solo?.—

—No lo sé, fue raro, un dolor en el pecho y me empezó a faltar el aire, se sintió bien feo.— Murmuró avergonzado.

—¿Cuáles son tus intenciones con él?.—

—Iba a ayudarme con matemáticas, aunque la verdad sí queria usarlo y luego abandonarlo, pero ahora sólo tengo deseos de besarlo todo el día.— Dio un quejido alto.— ¿A qué quieres llegar con esas preguntas? ¡No te entiendo!.—

—Dios, eres tan lento, ¡Te enamoraste de Souya! Es obvio.— Le devolvió el peluche, lanzándoselo al rostro.— Eres tan tonto como para no darte cuenta que te encanta.—

“—¿Enamorado?...—”

Lo meditó por un momento, algo asustado y confundido, apartando el gato de felpa de su rostro, observando serio el rostro de la fémina.

—¿Como más puedo saber si estoy enamorado?.— Su corazón latía rápidamente, y su mente sólo daba vueltas en la idea de que probablemente sí desarrolló sentimientos por el menor.

—¿Piensas en él todo el día?.—

—Tal vez...—

—¿Te sientes feliz al verlo?.—

—Un poco.—

Le miró fijamente, enarcando una ceja.

—Está bien, sí, me siento feliz al verlo...—

—¿Te sientes triste cuando se va?.—

—... Sí.—

—¿Quieres estar con él y no alejarte?.—

—¡Ya! sí está bien, ¡Estoy enamorado del mocoso ese!— Giró en la cama, ocultando su rostro en ella, dando un fuerte grito contra esta.

—Perfecto, en ese caso puedes ir, declararte, ser correspondido y llevar una cursi vida escolar romántica como un manga shoujo.— Habló en un tono de burla juguetona.

—Ja-ja, el problema es que el enano ya me dijo que no me quiere.— Volvió a darse vuelta.— Me dijo que tenías razón, y que además los besos se dan las personas que se quieren, y que él no me quiere.— Murmuró apenado.

—Perfecto, en ese caso estás jodido.— Comenzó a dar vueltas en su silla.— Pero siempre puedes conquistar su corazón.—

—¿Y cómo?.— Se incorporó, quedando sentado en la cama.

—Sé amable con él, dale cosas lindas, pasen tiempo juntos, invítalo a salir ¡Qué se yo!.—

—¿Qué le doy?.—

—Creo que asco ¿Por?.— Una gran risa fue liberada.

—No sé para qué me molesto.— Se levantó de la cama, notablemente enojado.

—¡No! espera.— Entre risas tomó su brazo.— Empieza por lo típico, flores, dulces, algo que le guste, ve descubriendo lo que le atrae, es simple.— Soltó su agarre.

—... Supongo que servirá.— Echó sus cabellos hacia atrás.— Supongo que gracias, Ima... Nos vemos el viernes.—

—¡Nos vemos Rindy! Recuerda cerrar al salir.—

—Bien...—

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Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora