2. La otra reina

127 18 46
                                    

En la era de los dioses, un niño nació en el agua,

Sano y noble, aunque hijo de madre ahogada.

De él se apiadaron los Padres, bendito fue él.

Criaron un hijo ajeno; hombre déspota y cruel...

Del libro del Conocimiento, capítulo del Navegante. 

Sigo delirando en mi nueva habitación después de mi conversación en el rey

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sigo delirando en mi nueva habitación después de mi conversación en el rey. Aunque, ¿que más podría hacerme? ¿Evitar casarse conmigo antes de matarme? 

—Que le den al cabrón —pienso en voz alta. 

Mi nueva doncella me observa con crítica, pero riéndose. Trato de recordar su nombre para saber a quién le grito, apenas el rey me dejó en el pasillo, ella se materializó a mi lado y me arrastró por los pasillos mientras se presentaba. No le presté atención porque seguía atónita de haberle hablado así al rey y al hecho de que ya entiendo porqué el palacio es una de las maravillas del mundo. Las paredes de piedra blanca, las cortinas de azul ultramar y el exquisito brillo dorado del oro, todo cautivando mis sentidos lo suficiente para que no le prestara atención a ella. ¿Cuál era su nombre? Anjara. 

—Anjara, como tu futura reina, te pido que guardes silencio. Todavía sigo cabreada contigo por no interrumpirme antes de llamar a Helena Soros fácil y al rey un bastardo.

Se encoge de hombros.

—¿Qué esperaba, mi reina, que hiciera? ¿Que la empujara mientras me disculpaba en su nombre porque mi señora no tiene filtros? Créame, usted fue suave comparada con la reina Mirim, ella lo pateó en la entrepierna cuando se conocieron. Fue increíble.

Hay varias cosas que llaman mi atención. Uno: la chica no tiene el mínimo respeto por su rey. Dos: tampoco le tiene miedo. Tres: ha servido a tantas reinas que ya está inmunizada a los dramáticos momentos.

—¿Qué pasó con Mirim? —pregunto expectante.

¿La ahogó a la mañana siguiente? ¿Le perdonó? ¿La odió? ¿Le amó? Todos los detalles son necesarios si quiero escapar viva.

Ella suspira, con cansancio.

—Tres meses después de su boda fue enviada al Ojo de dioses.

Un escalofrío me recorre entera imaginando el Ojo. Las cosas que se cuentan son de una imaginación tan abrumadora que sólo puede ser real. Remolino de agua que desciende hasta las profundidades de la tierra, el túnel entre este mundo y el otro, la caída del mundo, su fin. El Ojo bien podría ser una boca porque lo devora cuando embarcación que pase demasiado cerca. 

Nadie sabe por qué el rey manda ahogar a las reinas ahí. 

¿Es por la facilidad de no necesitar otro asesino además del agua?

La herencia benignaWhere stories live. Discover now