12. Indeseado

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De suaves y azules cabellos,
para mí, criatura imposible.
De piel pálida y ojos bellos,
morir por ti, es admisible.
Porque, Sirena, yo entiendo,
que a un mal amo tú sirves.
Porque, Sirena, comprendo,
que sólo puedes mentirles...

Sirena.
Canción popular de Soros.


La reina está demacrada. El color verdoso y el cabello quebradizo provienen de una enfermedad, no me cabe duda, aunque lo esté negando. Esta mañana cuando le pedí reunión dijo que no estaba presentable y, entrando sin permiso, supe que tenía razón. El olor agrio está apestando el aire mas no es tan asqueroso para evitarme curiosear. Su habitación es más grande que la mía sólo que parece más pequeña por la cantidad de papeles que adornan algunas partes del suelo, cosa que no estaba así la vez pasada. Mi padre ama los mapas, siendo mercante su labor de conocer los caminos es muy necesaria, sin embargo, de ahí no nace su amor por ellos, sino por la información que un mapa puede dar. Siendo Libia la reina cartógrafa no debería sorprenderme que tenga algunos en su habitación, pero la parte marcada en cada mapa logra alterarme.

En cada mapa, el Ojo de Dioses está en el centro de ese pequeño universo que ha dibujado. Cada línea demostrando que tiene miedo, curiosidad y ganas de saber más sobre esa zona sagrada. El Ojo es el ombligo del mundo, la boca que va a devorar a la humanidad cuando los dioses lo decidan. Y también es nuestra tumba, su cielo es lo último que verán mis ojos cuando sea ahogada.

—¿Qué quieres?—inquiere Libia todavía desde la cama.

¿Será contagioso lo que tiene? Luce como si un jinete de hueso la hubiera arrastrado por Mirra durante toda la noche.

—¿Estás mejorando?

Asiente sin estar muy convencida, todavía sosteniendo el pañuelo húmedo sobre su frente.

—Comí anchoas y no me cayeron bien—explica—. ¿Por qué estás aquí?

La desaprobación está presente haciéndome sentir que estoy a punto de confesar que me comí un tarro de mermelada antes de la merienda. Tiene un carácter de madre, aunque no de una clemente. ¿Odiar al mundo es su forma de enfrentar el destino? Me parece muy complicado fingir que odias a todos para enmascarar que odias a un rey.

—Descubrí algo que podría interesarte —digo cuidadosa de su impresión. Antes de entrar, estaba segura de que mis conclusiones debían ser compartidas, que eran parte de un universo basto que deberíamos descubrir juntas. Ya de pie frente a ella, me siento una niña pequeña maquillada con los cosméticos de su madre mientras finge ser adulta. Logra hacerme sentir como farsa de novia porque ahí está ella, luciendo miserable y dibujando mapas de lugares malditos y, aquí estoy yo, leyendo cuentos de hadas.—Creo que es importante. ¿Por qué tienes todos estos mapas?

Sus labios se aprietan con desconfianza, suponiendo si soy un riesgo de su seguridad. Cosa que no entiendo porque lo único que quiero hacer es ayudarla. Después de un par de segundos, debe concluir que mi principal deseo es no morir. Señala uno de los mapas del piso y me lo pide, debe sentirse fatal para no salir de la cama ni por eso.

—Mi familia se ha dedicado a la cartografía desde mucho antes de que yo naciera. He crecido junto a notas y cálculos toda mi vida y, con el tiempo, también desarrollé pasión por el oficio familiar. Me gusta que algo tan simple como líneas y cruces tengan tanto significado, incluso puede ser de vida o muerte en algunos casos. ¿Ves las líneas azules que ondulan aquí?

La herencia benignaWhere stories live. Discover now