4. Luna llena.

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Cantan un mito las olas, cuentan con sabia verdad
que, en el fondo de las aguas, vive un dios entre coral.
Cuya sangre dejó en el mundo, ya mezclada con maldad.
Reyes de amores malditos, reinas con corazones de metal.

Dicen que años atrás amó
hasta perder su inmortalidad.
Dicen que años atrás odió,
Al punto de olvidar su lealtad.

Extracto del libro del Conocimiento. Capítulo del Navegante, el dios bondadoso.     

Si me esfuerzo, podría crear un nuevo río con las lágrimas que no dejo escapar

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Si me esfuerzo, podría crear un nuevo río con las lágrimas que no dejo escapar. No se deben a la tristeza, tampoco al temor, sino a la furia. Porque mi hermana se casa hoy con un hombre maravilloso y noble que esperó a Lexia trece años para poder casarse y me gustaría estar ahí para retocar el color rosa de sus labios y peinarla, para decirle que estoy muy feliz por ella y espero que escriban historias sobre lo bien amada que será y que nunca, nunca, se me olvidará el sacrificio que hizo por nuestro familia. Le diría que estamos a mano; ella dio su juventud por mí, ahora yo doy mi vida por ella. Ella, mucho más buena persona que yo, tomaría el horrible destino que el rey escribió para ella y diría que cuidarme, lejos de ser una carga, fue un regalo porque así es Alexia, dulce y buena, resignada y amable incluso con los que no se lo merecen. 

No recuerdo mucho de mi madre. Murió en la gran plaga de fiebres cuando yo tenía tres años y Lexia quince. Padre quedó devastado, lo suficiente para desocuparse de sus negocios y dejar a mi hermana a cargo de mí, aunque fuera muy joven para hacerlo y su propia vida se quedara estancada. Tuvo que ser mi madre y decirle al amor de su vida que no podía dejar solo a su padre y hermana. Y Mattias esperó paciente durante diecisiete años porque sabe que nunca, jamás, encontraría una mujer tan maravillosa como mi hermana, así que no me arrepiento de nada. 

Pero todo, mis penas, tristezas y sueños rotos, parecen insignificantes bajo la luz de la luna llena sobre las olas intrépidas del mar. La espuma avanza sobre el fondo oscuro del agua, igual que salvajes criaturas, y es caos con el tipo de hermosura que buscan los poetas. Es imposible no sentirse pequeña ante tantos litros de agua, el misterio de saber cómo algo tan sencillo como el agua puede ser tantas cosas a la vez. Quizá lo único de estar aquí es conocer es ver el espectáculo del mar Blanco sobre la arena, desde el balcón de palacio es difícil ignorar el canto del agua.

—¿Estás triste?

La voz del rey llega desde el balcón vecino. ¿Cómo demonios está tan cerca si su habitación está al final del pasillo? No quiero saber, después de todo, es su casa. Lo ignoro a pesar de la auténtica preocupación que suena en su voz.

—Mi oferta sigue en pie —menciona de nuevo—. Vuelve con tu familia.

No es lo que dice, sino su tono de voz lo que me hace enfrentarlo. Está de pie y en ropa de cama luciendo miserablemente cansado. ¿Los fantasmas de sus esposas no lo dejan dormir?

La herencia benignaWhere stories live. Discover now