11. Érase una vez una sirena...

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Que el Extraño bendiga el saber.
Digna creación de un señor cruel.
Que los dioses maldigan la sangre
De todo aquel que provoque hambre...

Del Libro del Conocimiento.
Capítulo del Productor.

El crepúsculo me sorprende en la biblioteca

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El crepúsculo me sorprende en la biblioteca. He estado leyendo el condenado libro de cuentos todo el día, sin interrupción de Alexy o nadie lo que me facilita concentrarme en historias de las que no entiendo la mitad de las palabras. ¿Hace cuánto lo escribieron? Cierro los ojos para descansar mi vista, aunque los tonos malvas que atraviesan los cristales indican que el día está concluyendo de manera extraordinaria. Cuando fijo mi atención en la mesa del científico loco por las ranas caigo en cuenta de que estoy sola.

—¿Alexy? —llamo a nadie en particular—. ¿Hay alguien aquí?

La acústica de la biblioteca es precisa, mis palabras resuenan por todo el lugar sin nadie que las conteste y esto comienza a darme miedo. No importa el tono rosa pálido que cubre la biblioteca de un ambiente agradable, pronto todo se volverá oscuro y nunca he recorrido el palacio de noche. Quizá la sensación de ser observada sea mi desagrado a quedarme sola, pero diábole, la forma en que el mármol cobra vida bajo esa luz en específico es perturbadora. El león de Jato luce muy agresivo en su pose de querer destripar al que pase por su lado mientras Khaseimy, todavía llorando desde su roca, luce muy atenta bajo la escasa luz, como si estuviera esperando un descuido mío para tomar una posición más cómoda.

Me froto los ojos con fuerza para evitar pensar en tonterías. Tomo una respiración profunda y cierro el libro dispuesta a cenar algo ligero y continuar leyendo en la seguridad de mi habitación, donde no haya escultura demasiado precisas que me hagan correr despavorida. El chirrido de la silla contra el piso de la biblioteca resuena agudo y desagradable llenando un poco el espacio y quitándome un poco el miedo logrando que mis pasos sean más tranquilos.

Pero Khaseimy está loca si piensa que le voy a quitar los ojos de encima porque, en caso de moverse, pienso correr, chillar y hacer que traigan un martillo para que la destrocen en ese preciso instante. Al acercarme, la sensación de hace mayor, aunque sé que es un pensamiento irracional. Me detengo para apreciar mejor el arte.

Vamos, sólo está hecha a la perfección, por eso da miedo. El autor de la obra retrató a una sirena triste, melancólica y dolida con una exacta idea de la pena. La historia que cuenta cada línea facial, la lágrima solitaria que rueda por su mejilla refleja la lluvia de emociones  que provoca el desamor.

Es perfecta, llana y absolutamente maravillosa.

Aunque sigo sin entender por qué hacerla en primer lugar.

La escultura cuenta el final del mito, su muerte mas no dice nada sobre las intrigas marinas que la hicieron portadora de Taimmar o que fue la causante de la caída en desgracia de Helena Soros. Khaseimy se volvió sirena porque el Navegante se sintió atraído por ella y el destino la hizo morir de forma tan cruel al pelearse con Helena. ¿Por qué la familia real tiene la figura de Khaseimy como una mártir si fue una auténtica fiera contra su ancestro? Veamos qué dice el libro sobre esto.

La herencia benignaWhere stories live. Discover now