15. Guía rápida para hacer un trato con el diablo

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Una dama llorando en el mar pierde su amor y su voluntad.
Le ofrecen un novio mientras ella busca aventura y libertad.
Rompe costumbre y cadena, doblega el orden natural;
Olvida que todo al que al océano recurre, tiene un destino mortal...

Rompe costumbre y cadena, doblega el orden natural;Olvida que todo al que al océano recurre, tiene un destino mortal

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Sé que algo va mal cuando hay dos hojas de papel dobladas por mitad en la bandeja del té que trae Anjara. No lo sé por el hecho de que estén ahí en primer lugar, sino por la sonrisa diabólica de la doncella. De verdad, creo que ésta chica reza por mi muerte.

—Mis respetos—reverencia con bastante satisfacción—. Ha logrado llamar su atención.

Quiero bufar.

—¿Son del rey?—Asiente diligente al notar mi ansiedad—. ¿Qué dicen?—digo nerviosa.

Hace un puchero mientras abre las manos en señal de ignorancia.

—No soy quién para leer las cartas de mi futura reina—replica con autoridad, aunque su mueca socarrona diga lo contrario. Suspiro antes de tomar el sobre de la derecha—. No, ese no. Su Alteza fue claro sobre el orden en que debía leerlos. Primero el otro.

Ruedo los ojos un poco harta por su petición y, como él no me manda, abro el que ya había tomado ignorando su mala cara. La perfecta letra del rey está ahí, idéntica a la de sus cartas.

“¿Por qué nunca haces lo que te piden? Abre el otro sobre.”

Esta vez no puedo contener el bufido, cosa que le hace bastante gracia a la empleada. Tomo el sobre restante con bastante desprecio.

“¿Me haría el honor de compartir la mesa durante la cena, futura esposa?”

No sé qué me enoja más. El hecho de la jugarreta del sobre, que me conozca lo suficiente para haber que funcionaría o el hecho de que, a pesar de saber mi nombre, siga llamándome “futura esposa”. Es un término cruel, hecho para intimidar. Todos sabemos el final de sus anteriores novias.

—Dile a ese hijo—mi voz cabreada llama la atención —...Sin madre, que mi nombre es Val...

Las carcajadas de Anjara me interrumpen, saca una tercera entrega y me la da, todavía, doblándose de la risa.

Valeria. Tu nombre es Valeria. Y seguro que me estás mandando por un cuerno ahora mismo, pero eso no responde la pregunta. ¿Sí o no?”.

—Por los dioses, señorita—murmura todavía riéndose. Y ella es la persona que debería respetarme más que nadie. ¿Cómo serán las que no me respetan?—. ¿En qué momento el rey aprendió a leerla tan bien? Uf, lo que han de ver éstas paredes por las noches

No dignifico su ataque con una réplica. En cambio, busco tinta y papel para responder.

“Agradezco a su Majestad tal cordialidad y acepto con gusto su invitación. Sobre el asunto del cuerno, no quiero que vaya a buscarlo, guárdelo donde mejor le quepa. Más le vale asegurarse de que haya tarta. Advierto que puedo llegar a la violencia si no la hay. Por cierto, quiero otra doncella (ésta acostumbra leer la correspondencia de su rey).”

La herencia benignaWhere stories live. Discover now