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Taehyung besa con delicadeza la pequeña cabecita de su hija, quién duerme apaciblemente luego de que los medicamentos hicieran efecto.

Santo Dios, jamás en su vida se había sentido tan aterrado como ese día. Incluso podía percibir todavía la angustiante sensación de miedo e impotencia helándole la sangre.

--Ya llegué. -la suave voz de Hoseok a su espalda le hizo girarse en su dirección y recibir la tenue sonrisa que este plasmó en su rostro --Te traje ropa limpia.

Taehyung mira con atención la bolsa que colgaba de la diestra del pelioscuro y, pese a que asiente en respuesta, no hace el más mínimo intento de levantarse para ir a cambiarse. Simplemente se limita a observar a su hija dormir. Temeroso de que volviera a ponerse mal en el segundo en que sus ojos se apartaran de ella.

--Tranquilo. -musita Hoseok colocando su mano libre sobre el hombro del contrario, sobresaltándolo sin querer y esbozando una sonrisa de disculpa antes de proseguir --Puedes ir a cambiarte, te prometo que cuidaré bien de ella. -termina de decir ante la mirada ansiosa de quien se remueve inquieto en su asiento.

Y es que para el peliazul es imposible no sentirse terriblemente abochornado ante el recuerdo del abrazo que horas antes el mayor le había dado. Se recrimina el haberlo aceptado y, más que nada, le llena de vergüenza el hecho de haber disfrutado de la calidez y familiaridad que ese gesto le proporcionó. Sintió sus mejillas arder al darse cuenta de que incluso en ese momento deseaba que lo abrazara nuevamente.

¿Cómo era posible que un simple abrazo hubiera derrumbado sus defensas? ¿Acaso no tenía suficiente amor propio o dignidad?

Molesto consigo mismo y con sus inoportunos sentimientos, decide ponerse en pie y prácticamente le arrebató la bolsa con ropa de las manos al pelioscuro.

--Cuídala, regreso en un momento. -puntuliza con un tono de voz un tanto brusco antes de imponer una sana distancia entre ambos.

Se dirige a toda prisa hacia el diminuto cuarto de baño incorporado en la habitación de hospital. Una vez cierra la puerta, se recarga en la misma con una mano sobre su corazón que latía de forma acelerada. Pasado unos segundos, mira sus manos, percatándose del ligero temblor de estas.

Maldice por lo bajo.

Era simplemente imposible que después de todo lo que le había hecho, Jung Hoseok todavía tuviera el poder de alterarlo.

***

En tan solo una semana Horin ya había recuperado todo su ímpetu. Incluso parecía que había estado almacenando energía porque ciertamente estaba más animada que nunca.

En eso pensaba Taehyung mientras la observaba ir de aquí para allá sin parar. En los últimos días la menor había empezado a dar pequeños pasos. Lastimosamente era demasiado impaciente, lo cual le impedía mantener el equilibrio el tiempo suficiente.

--¡Apá! -la escucha chillar emocionada antes de intentar salir corriendo en dirección a Hoseok, pero cayendo inevitablemente al piso.

--Hey, cuidado. -advierte el mayor, apresurándose a tomarla en brazos y siendo recibido por una sonrisa extasiada de la niña --¿Cómo te has portado el día de hoy, mi hermosa princesa?

--Igual de inquieta que ayer. -responde Taehyung por la menor --Y que anteayer...

Hoseok ríe encantado, pero deja de hacerlo cuando la mirada del peliazul se posa sobre él.

--Te ves exhausto. -comenta a la vez que se acerca a él, mirándolo de una manera que logra inquietarlo.

--Si, bueno. No es de extrañar teniendo en cuenta que... -se interrumpe cuando su espacio personal es invadido como muchas otras veces en lo que va de semana. No entendía porqué razón Hoseok se había vuelto tan confianzudo con él. Lo único que sabía es que necesitaba que todos y cada unos de los roces "accidentales" pararan antes de que su cordura llegara al límite --¿Quieres, por favor, dejar de hacer eso? -recrimina.

Mi Inocente Doncel 《HopeV》Where stories live. Discover now