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Hoseok aguardaba con aire taciturno mientras Taehyung terminaba de abrigar correctamente a Horin antes de salir a la intemperie.

Le había pedido al peliazul un día más al lado de su hija y este se lo había dado. Veinticuatro horas que habían transcurrido como si de minutos se tratase, y que solo habían logrado hacerlo sentir todavía menos listo que antes para dejarles ir.

--Ya estamos listos. -informa Taehyung con voz apagada, aferrándose a toda su fuerza de voluntad para no desistir de su propia decisión de marcharse.

Se acercó hasta el pelioscuro sin mirarlo directamente a la cara. Sabía bien que al hacerlo solo vería la tristeza reflejada en su rostro y simplemente no se sentía capaz de resistirlo. A pesar de todo lo ocurrido entre ellos, lo que menos deseaba era que el mayor sufriera, pero dadas las circunstancias en las que estaban, aquello era tan necesario como inevitable.

En total silencio, Hoseok extendió sus brazos en dirección a la menor, quien no dudó en abrirle los suyos en respuesta. Taehyung observó con cierto pesar como su pequeña hija se acurrucaba gustosa al pecho de su otro padre antes de cerrar los ojos lentamente. Lo más probable es que durmiera al menos dos horas más puesto que aún faltaba bastante para la hora habitual a la cual solía despertarse.

--Dámela, yo la llevaré. -el mayor dice refiriéndose a la maleta que el peliazul llebava consigo --¿No es demasiado pequeña? -cuestiona con el ceño fruncido --¿Tienes todo lo que necesitas ahí?

--Yo puedo llevarla. -asegura con timidez  --Después de todo tú llevas a Horin en brazos. No sería justo para ti.

Ante la negativa, Hoseok emprende el camino hacia su auto en total silencio, deteniéndose únicamente al estar frente al vehículo. Una vez allí, un chófer toma el equipaje del joven doncel y se encarga de meterla al maletero mientras Hoseok abría una de las puertas traseras para que ingresara primero.

El trayecto transcurría en el mismo mutismo con el que empezó. Hoseok velaba el sueño de una totalmente dormida Horin y Taehyung observaba por la ventanilla el panorama del exterior, simulando un interés que estaba lejos de sentir.

A medida que el auto avanzaba el sentimiento de aprensión incrementaba. Para cuando llegaron al hangar, ninguno de los dos era capaz de mirar al otro o siquiera ser el primero en bajarse del auto, permaneciendo así durante un largo rato.

Tae fue el primero en poner fin al angustiante momento, considerando innecesario alargar algo que simplemente iba a pasar. Con movimientos lentos se dispuso a abandonar el automóvil y secar rápidamente una solitaria lágrima que resbalaba por su mejilla. Tomó una gran bocanada de aire y enfocó su vista en el Jet privado que aguardaba por él y por su hija.

Sus ojos se aguaron repentinamente al reconocerlo como el mismo en cual había regresado a Seúl, resultándole casi hiriente que fuera el encargado de llevarlo nuevamente a Inglaterra.

Él sabía perfectamente que bastaba con una sola palabra suya y terminaría la agonía, pero no iba a retractarse. No podía hacerlo porque tenía que poner en orden no solo sus sentimientos, sinó también sus pensamientos; y, lamentablemente, tanto Seúl como Jung Hoseok le impedían aquello.

Estaba convencido de que alejarse un tiempo le serviría. 

--¿Vamos? -cuestiona el mayor con sorprendente neutralidad en la voz, encaminándose hacia la aeronave sin esperar respuesta. Taehyung lo siguió con la mirada varios segundos antes de empezar a caminar con la cabeza gacha. Al llegar a la escalinata, suspiró profundo antes de empezar a subir cada escalón mientras que la brisa llevaba a sus oídos murmullos de la conversación que justo en ese momento Hoseok llevaba a cabo con el piloto.

Mi Inocente Doncel 《HopeV》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora