doomed

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Las cadenas le irritaban la piel de las muñecas aunque ese era el mínimo de sus problemas en ese momento.
Tanto el cielo como el infierno estaban reunidos en lo que al parecer era una bodega, claro que ese era un problema mínimo.

Bajó la cabeza procesando todo lo que había pasado, el día no había empezado como le hubiera gustado.

Había descubierto varias cosas que hasta este momento no entendía del todo.

Hace días tenía el presentimiento de que algo mal estaba ocurriendo, Crowley no aparecía tan seguido como acostumbraba a la librería, pero eso no era lo que le preocupaba -a pesar de ser oficialmente una pareja-, lo que le acomplejaba era más bien cuando llegaba.
Olía distinto a como siempre lo pudo percibir, tampoco es como si tuviera una nariz super desarrollada, pero lo tuvo por tanto tiempo alrededor suyo que supo memorizar su esencia.
También unas cuantas marcas que sabía que el demonio pensaba que no las vería, pero era muy malo ocultando cosas de ese estilo.

Cada vez su sonrisa -si es que sonreía-, era más que falsa, y bueno, que importaba, no indagó más en eso hasta hoy que le pegó directo, literalmente. Había salido por una taza de té y terminó siendo agredido por medio cielo.

Tenía algunos moretones que todavía sentía que estaban latentes, raspones y sentía sangre en zonas de su rostro acompañados de la irritación en las muñecas, aspectos que quedaron a segundo plano cuando todos los presentes le dijeron verdades que no pensó existieran.

Primeramente como resaltaron que el pelirrojo era un muy buen actor.

Beelzebub le habló sobre como es que todo el acto de ir a hablarle en el Edén había sido parte del plan demoníaco que se tenían entre manos.

'Sabía que tú podías aportarnos información valiosa, así que lo mandé contigo a poder entablar una grata discusión.'

Primera herida.

Volteó a ver a Crowley en una ciega esperanza de que todo fuera mentira, pero, este ni siquiera lo miró, solo vió que él también estaba aprisionado, con la notoria diferencia de que no le maltrataron para traerlo hasta ahí.
El testimonio del señor de las moscas siguió.

'Pero parece que se encariñó con su presa, aunque eso no evitó que nos dijera cada plan de nuestros enemigos gracias a ti y tu cabecita distraída en un romance que nunca existió.'

Segunda herida.

Que nunca existió. Nunca. Nunca lo sintió. Bueno, dijo que se encariñó... eso no ayudaba en nada.

'Aunque tengo que darte créditos, principado, lo tuviste ocupado y casi hiciste que se diera por vencido. Cosa que no duró mucho cuando le ofrecimos una considerable tentación.'

¿Tentación?
El rubio le miró confundido en busca de que le dijera que clase de tentación.

'Tu adorada serpiente es débil ante la lujuria sin regulaciones, cosa que tú no le ofrecias, y algo que aquí tenemos de sobra.'

Así que de ahí venía el peculiar olor y rasguños.

Tercera herida. ¿Pues cuántas faltaban?

'Siguió de nuestro informante, hasta que nos dimos cuenta que ya no nos servía en lo más mínimo cuando descubrimos su gracioso truquito que tu brillante pareja soltó en un informe.'

Había dado a descubrir cuando cambiaron de apariencia, cuando supuestamente habían creado su propio bando, solo ellos dos, donde se supone que estaban espalda contra espalda, resultando ser una apuñalada por la espalda.

Cuarta herida de quién-sabe-cuántas.

'Así que por eso los tenemos aquí a ambos, para que no vuelvan a tratar de engañarlos con sus tonterías de mal gusto.'

Esa vez Gabriel fue quien habló.

'Ambos morirán de una vez por todas, como tuvo que ser esa vez.'

'Esperen! ¡Beelzebub! ¡Tú y yo teníamos un trato!'

Se sintió asqueado ante la imprudencia de Crowley de reclamar algo que le favorecía solo a él.

'¿Y tú crees que los demonios somos famosos por decir la verdad? Tú deberías de saberlo de primera mano.'

Quiso reír para minimizar las ganas de romperse en el suelo.
La sensación seguía persistente en su pecho a pesar de que habían pasado unos minutos desde el veredicto que era la obvia sentencia de muerte de ambos.

Estaba sentado en el suelo sin siquiera tener ganas de derramar una lágrima, ya no lo valía.

"Ángel." no volteó a verle. "V-vamos, saldremos de esto, solo tenemos que-"

"¿'Saldremos'? ¿'Tenemos'? Oh, ¿ahora sí se trata de ambos? Pensé que solo te importabas tu mismo." esta vez sí lo vió. "Porque fuiste quien me habló en primer lugar, tenías una tarea, hiciste un trato que solo hablaba de ti, porque sólo lo que tú sintieras, hicieras o no hicieras era... ¡Era lo único que importaba! ¡Porque siempre se trató sobre ti!, ¡nunca sobre mí! ¡Porque hasta cuándo hacías algo bueno por mí era para que quedaras como el maldito héroe que en cada momento me estaba traicionando! ¡El que dijo que era nuestro lado cuando realmente era tu lado! Y, ¡oh! ¡Mira! ¡También está el idiota que está manipulando a su gusto! Yo confiaba en ti, Crowley, más que nadie para cada cosa, te dí cada parte de mi fuera tarde o temprano, enserio pensé que eras diferente a cualquier ser que pude conocer."

"Yo..."

"¡Ni siquiera me hables! Sólo me das repulsión."

"¡Silencio!" interrumpió Lord Beelzebub. "Ya es hora, basta de teatro."

"Me arrepiento tanto de haberte conocido." sonrió con sus pocas fuerzas mientras que era arrastrado por dos ángeles a las llamas imponentes del infierno que acabarían con todo para él.

Volteó su cabeza a la dirección en donde el demonio se encontraba quien seguía derrumbado en el suelo viéndole fijamente como si estuviera en un confesionario hablando de todo lo que hizo en su mísera existencia, mientras que veía como es que el ser que le quiso más que nadie a pesar de cada error o defecto que tenía era el mayor testigo, el que estaba mostrándole al mundo que sí era el culpable.

Los recuerdos le golpeaban como el viento que se colaba por las ventanas refrescando el lugar haciéndolo más frío como el corazón del pelirrojo cada que se iba con algún tercero a Aziraphale, porque si no le importo en ese momento, ¿por qué le importaría en ese instante?

Dejó de verle para que su cuerpo entrara en contacto con el fuego sintiendo un dolor que se podía comparar con las miles de heridas que su corazón tenía sin vendar y que estaban llenas de sangre que pronto entraría en contacto con fuego así como su rostro y brazo.
Se dejó llevar por completo para que su cuerpo estuviera en llamas y no muy prontamente su físico como todo él estuviera destruido para siempre irreversiblemente.

"Que fácil es matar a condenados con el corazón roto." dijo el de ojos violetas para que pudieran proseguir con el siguiente.

"¿Y crees que sea igual de fácil matar al condenado que se lo rompió?" mofó viendo a Crowley.

𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢWo Geschichten leben. Entdecke jetzt