𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢ

mum(s)

Ineffable Wives, Human!AU

Adam vivía una vida demasiado tranquila para un niño de ocho años. Un hermano pequeño, una madre amorosa, un grupo de amigos y miles de juguetes amontonados en su habitación eran su compañía en su día a día después de clase.

Tenía sueños y metas imposibles a la perspectiva de un adulto cualquiera, pero su madre siempre era entusiasta sin romper sus ilusiones.

"Mami, un día me gustaría ser un pirata intergaláctico que es un detective famoso y que navega la vía láctea." le dijo un día después de cenar.

"Eso suena maravilloso, cariño. Cuéntame más sobre eso." le contestó llevando los cubiertos sucios al lavaplatos. "¿Qué clase de casos crees que puedas resolver?"

"Umh..." pensó mientras veía su reciente dibujo al lado de su plato. "¿Quién robó los anillos de Saturno?"

"¡Oh!, eso suena muy alarmante." volvió a sentarse en la mesa con una servilleta en mano, cargó a Muriel y limpió los restos de comida que tenía en su rostro. "Pero estoy segura que podrás resolverlo, cariño." y besó su frente.

Aziraphale Z. Fell era el nombre de su madre, la dulce madre joven de rizos rubios y ojos multicolor que vivía junto a sus dos hijos en un pequeño apartamento, ellos eran los únicos niños que vivían en ese lugar y eso significaba muchas cosas. La primera es que ella había tenido demasiada suerte de que aceptaran que viviera ahí, la segunda era que los niños eran los consentidos de casi todos, sobre todo de las mujeres ancianas que llenaban de cariños al par, aunque, no todos se alegraban, claro, también existían algunas personas que se quejaban del ruido de los infantes.

Esto último siempre angustiaba a la rubia, si llegaba a haber algún tipo de pelea y resultaban siendo echados del edificio, no tendrían a donde llegar.

Había resultado embarazada de Adam a una edad temprana; lo que le provocó que se separara de su familia después de una pelea que la orilló a dejar su hogar. En su momento no era una preocupación al dónde irse ya que el padre de los niños había podido brindarles un hogar en su momento.

El padre de los niños había sido el mayor soporte que Aziraphale siempre pudo tener, amaba a Adam con todo su corazón e hicieron el mejor equipo para poder criarlo.
Luego tuvieron a Muriel y la vida no podía ser más perfecta para ellos.

Pero todos los cuentos de hadas tienen un final, y no siempre era feliz.

Su amado murió por un accidente automovilístico un año después de que naciera Muriel y con esto parte de su mundo se desmoronó.

Salir de la gran depresión en la que se hundió mientras que trataba de seguir adelante, buscar un trabajo, un nuevo hogar y criar dos pequeños no fue fácil, pero afortunadamente lo logró sin ayuda de sus padres, sino más bien con ayuda de las amistades que pudo ir conociendo en el proceso.

"...y luego la tía Maggie dijo que me regalaría un disco de... umh... uh, no recuerdo el nombre del señor." murmuró llegando al piso. "Pero dijo que le recordaba a mí ya que hablo sobre el espacio."

"Me pregunto quién será." Aziraphale le respondió caminando por el pasillo en donde vivían, en el cual vieron un poco de disturbio.

"¿Qué es eso, mami?"

"Creo que alguien se está mudando al apartamento de al lado." comentó llegando a ver más de cerca poco después, viendo que, en efecto, había cajas una encima de la otra, plantas y la puerta estaba abierta.

"¿Podemos visitarlos?"

"¿Qué tal si mañana les llevamos algunos pastelillos recién horneados?"

"Ow, ¿y por qué mañana?" los tres entraron a su apartamento.