affection

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Él se caracterizaba por ser paciente, demasiado paciente con cualquier aspecto.

Seis mil años en la tierra resguardaban ese hecho de que, no podía expresar su cariño de forma física -no por él, si no por el asunto de los bandos-, pero, estaba empezando a dudar. ¿Aguantaría otros seis mil años?

Estaba recostado en la cama que compartía con Crowley, el cual se encontraba profundamente dormido, a diferencia suya que no podía concebir el sueño, no era como que lo ocupara pero... aún así, se le había hecho costumbre gracias a cierto demonio.
Volteó a verlo y pudo apreciar su espalda, siempre era así. Al dormir no lo acunaba en sus brazos, se llegaba a sentir vacío por ese hecho, aunque el sentimiento iba y venía.

La mañana siguiente le dió un espontáneo beso en la mejilla mientras su contrario preparaba el desayuno, no esperó que le regresara el gesto.
Solo una mirada y un seco 'buenos días' siempre lo esperaba.

Desayunaron en silencio, lo cual ya no era tan común, ya que siempre el ángel tenía algún tema que sacaba y le hablaba al pelirrojo con emoción.
Pero... esta vez solo se sentó a tratar de disfrutar el desayuno, lo que raramente se le dificultó por un nudo que sentía en el estómago, solo dió pocos bocados y dejó lo demás; obviamente esto le sorprendió de sobremanera al demonio.

¿Desde cuándo Aziraphale dejaba comida en el plato?

"¿Acaso no te gustó?" concluyó el pelirrojo, siendo la opción más obvia que había encontrado.

"Oh, no, no, nada de eso querido." se apresuró a aclarar con ciertos nervios. "Solamente no tengo apetito."

"¿Desde cuándo no?" dijo burlescamente lo cual causó que el más bajo frunciera el ceño.

Murmuró un 'permiso' para luego retirarse de ahí dejando a un Crowley confundido.

Se duchó, vistió apropiadamente y salió a rápidos pasos de ahí, no quería y su ser no toleraría ver a su pareja en ese momento.
No es que lo odiara o alguna cosa así, era simplemente... asfixiante de pensar y de ver.

En ciertas ocasiones, mientras caminaba, se sentía absurdo por haber casi huido porque simplemente su novio no atendía sus berrinches de ser tratado de forma tierna y cursi.
Debería de entenderlo, Crowley no había estado acostumbrado a ese tipo de tratos, ¡pero él quería hacerlo! Porqué en ocasiones sentía que las palabras de aliento que le daba no eran suficientes y que debía besarlo o simplemente abrazarlo con fuerza para transmitirle su amor.
Y sí, a veces se dejaba llevar y lo abrazaba, pero... al ver qué no era correspondido, ni siquiera con un poco menos de intensidad con la que él se expresaba.

Antes, aunque sea recibía un sorpresivo beso en los labios que lo hacía reír como el tonto enamorado que era. También había abrazos de parte del más alto, pero de un momento a otro, todo eso paró y lo sintió tan lejano que su corazón se apretujaba en su humano pecho, que no le afectaría, pero seguía siendo horrible el sentimiento.

Vió frente suyo divisando al lago donde los patos nadaban. Y como quiso que el demonio estuviera al lado suyo.

"¡Ángel!" escuchó no muy lejos de donde estaba sentado.

Tembló en su asiento, más no dejó de ver frente suyo como si nadie lo estuviera llamando. No volteó hasta que alguien llegó a su lado.

"Ugh, Aziraphale, por amor a quien sea, al fin te encuentro." mencionó el pelirrojo sentándose com rapidez lado suyo. "¿Por qué no me avisaste que saldrías? Tú no eres así."

"No pensé que te interesara." respondió secamente viendo como uno de los patos revoloteaba sus alas.

"¿Pero qué mierda te pasa?" ¿Había sonado tan mal?, pensó el ángel.

No dijo nada, no quería ni sabía que contestar.

"Voy a la librería, nos vemos en casa." y volvió a huir de su lado con pasos algo presurosos no sin antes ser frenado por Crowley quien apareció frente suyo con una mirada cansada.

"¿Estás tratando de evadirme?"

"Dije que nos vemos en casa, Crowley." se abrió pasó entre él pero fue rápidamente detenido.

"¿Qué pasa, Aziraphale? ¿Por qué de la nada empezaste a actuar tan extraño?, ¿hm?"

"Nada, tengo que irme."

Lo soltó apretando los dientes de la frustración y pudo ver cómo el rubio se alejaba con fervor.


































Llegó la noche y pudo ver como es que su pareja abría la puerta de la casa con tranquilidad mientras que él no se movía de su cómodo asiento con una botella de whisky en mano mientras escuchaba a Queen a todo volumen, solo despejó su vista de su bebida para escanear con la mirada al rubio quien le susurró un simple 'hola' y se dirigió a la cocina ya que obviamente moría de hambre.

Y se encontró la grata sorpresa de que la cena estaba lista, solo para él, había sushi colocado meticulosamente acomodado y adornado en un pulcro plato, en el centro había de su vino favorito junto con una copa bien pulida.

"Después haré crepas, aunque si no quieres, hice pastel y preparé cocoa para después." el ángel volteó a ver a su pareja con una cara afligida.

"¿A qué se debe todo esto?"

"Solo... solo, siéntate a comer, no lo haz hecho en todo el día y no me mientas, se que tienes mucha hambre." y pudo ser rápidamente confirmado al escuchar el estómago de Aziraphale haciendo ruidos lo que ocasionó que este enrojeciera de vergüenza.

Fue a sentarse sin chistar y trató de digustar los alimentos con ganas de que el nudo del estómago se fuera de una vez.

"¿Ya me dirás porque huyes de mi?" y en lugar de irse se empeoró.

Después de tragar le dijo: "No huyo de ti..."

"Claro ¿Y que pasó en el parque Saint James?, ¿hm?" pudo sentir como los ojos contrarios lo quemaban.

Trató de comer lo más rápido que pudo negando las crepas, el pastel y la cocoa del pelirrojo.
Fue a colocarse la pijama y se quedó sentado en la cama con la mirada perdida. ¿Era muy tonto que quisiera llorar solo porque quería un estúpido beso o un abrazo que lo hicieran sentir las muy famosas 'mariposas en el estómago'?

La puerta se abrió y rápidamente sintió como el más alto acomodó su cabeza en su regazo, no tenía las gafas y lo veía con un puchero, su mirada se encontró con la multicolor del contrario y enrojeció levemente.

"Ángel..."

"¿Qué pasa, querido?" este señaló su cabello, el rubio lo miró confuso y en un acto de impulso enredó sus dedos en su cabello, el demonio cerró los ojos y supo que eso quería.

"Te extrañé todo el maldito día, ¿sabes?" suspiró. "No me abrazaste por las tarde o algo parecido... ¿cómo lo haces?"

"¿A qué te refieres, Crowley?"

"Yo no soy de dar... cariños ni nada por el estilo, ¡Y tú eres tan tierno y afectivo! Igualmente, ¿de dónde sacas tantas ganas para tratarme así cuando yo no te contesto de la misma forma?"

"Ahora que lo dices, no lo sé..." sí sabía, simplemente lo amaba y había escondido tantos sus sentimientos que los gestos dulces que hacía los hacía porque venían con su naturaleza.

"Eres una ternura, eso es lo que pasa." soltó y Aziraphale sonrió. "Debe ser una mierda que no te de el cariño que necesitas."

"¡Oh, querido! No te preocupes por eso." ¿¡Por qué se daba la contraria!? ¡Claro que tenía que preocuparse por eso!, pero no quería que sonara a una obligación, simplemente no quería, pero si no lo hacía, se volvería a romper como hoy. "¿Sabes qué...?, algo de afecto no me vendría mal..." susurró con algo de timidez por mientras distraía sus temblorosas manos en el cabello del pelirrojo, este le sonrió de lado.

"Claro que no te vendría mal, ángel." solo esperaba que lo que el pelirrojo decía era de verdad, que sería más afectivo con su persona.

𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢWhere stories live. Discover now