𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢ

red lipstick |nsfw|

Young David Tennant & young Michael Sheen

TW: Uso de alcohol y drogas, prostitución.

Honestamente no estaba acostumbrado a ese tipo de entornos, ni siquiera sabía en primer lugar como se había dejado convencer de ir a ese sitio, pero de todas formas, ya no había vuelta atrás.
Hace tiempo había perdido de vista a el grupo de amigos con los que había llegado, pero no estaba preocupado por eso, más tarde los encontraría, ahora estaba más preocupado en qué es lo que iba a hacer en ese lugar. Más de uno de los 'empleados' -dándoles un nombre decente-, le había coqueteado descaradamente y no sabía como sentirse al respecto; pero ya estaba empezando a aburrirse de tener la atención de hombres sin camisa.
Pudo llegar a una mesa solitaria para sentarse y frotar con irritación su rostro, sacó una cajetilla de cigarrillos, extrajo uno y lo encendió para dar una larga calada.

"¿Algo más que necesites, guapo?" le habló uno de los meseros.

"Una botella de vodka, por favor." carraspeó dándose cuenta que su acento se marcaba de sobremanera.

"¡Oh! Un escocés, que ardiente." no dijo nada, ya que en toda la noche había escuchado más de tres veces eso, no sabía que era lo que los americanos encontraban atractivo en un acento distinto. "En un minuto traigo tu botella." asintió en respuesta.

Cuando el mesero regresó, las luces del recinto empezaron a bajar y las del escenario a subir, apenas acababa de percatar que estaba al lado derecho de ese pequeño escenario con un tubo al final.

"Sabía que algo faltaba en este lugar." murmuró no muy alegre bebiendo de su recién servido vaso de vodka.

Pudo ver como todos los hombres del lugar se amontonaban en la esquina con ojos hambrientos y bocas echas agua. Giró los ojos sin entender porqué era tanta la emoción de los presentes, obviamentetanta eran clientes frecuentes y amigos que habían escuchado relatos de lo que pasaba.

¿Qué podría salir?, pensó. ¿Un dragón? ¿Un dinosaurio? No entendió que tenía de especial un tipo que muy seguramente tenía un par de calzoncillos apretados llenos de brillo. Sacó un bufido como si de un toro se tratase.

Las cortinas negras se movieron lado a lado alocando a la multitud sin parar, parecían una manada de leones en busca de su presa, y eso lo asqueó, pero luego recordó en qué clase de lugar estaba. Uno en donde las prostitutas eran como pedazos de carne que no tenían sentimientos ni emociones; solo juguetes sexuales de los cuales aprovecharse, todavía se preguntaba que seguía haciendo ahí.

Los sonidos de la cortinas siendo por fin abiertos detuvieron su andar, aunque sea tenía que ver qué era lo que ponía tan mal a todos.

Y al fin lo pudo ver.

No era ni un dragón, tampoco un dinosaurio, era solo un chico que se veía más joven que todos los meseros que le coquetearon en toda la noche, se veía tan sofisticado y frágil que sentía que si alguno de los brutos tipos que estaban ahí le tocaban, se rompería. Oh, pero no reflejaba inocencia a pesar de eso, su caminar era sensual sin llegar a ser ridículo, su cabello brillaba por las luces que le alumbraban como si estuviera en un exhibidor de alguna tienda vendiendo su nuevo y más lujoso objeto, lo cual le rompió un poco el corazón. Su sonrisa era de las cosas más preciosas que pudo ver en todo su ser, y resaltaba más por el brillante labial rojo que contrastaba con su pálida piel, ni siquiera se molestó en ver que tenía un saco mal puesto a propósito dejando ver su brazo izquierdo desnudo con unas mallas de red que cubrían no exitosamente sus piernas hasta la cintura, su sexo siendo escondido con una pequeña ropa interior de un color parecido al de sus labios que delineaba deliciosamente su trasero. Él estaba más que inundado en los océanos que tenía por ojos, océanos llenos de melancolía pintada de pasión pero con la ilusión de ser libre; porque él podía sentir que no quería estar ahí, no disfrutaba nada de lo que estaba haciendo, a diferencia de los demás empleados que ya habían dado por condenada su vida y se resignaban.