angels caller

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Se le era extraño ir caminando por las calles totalmente solo, porque para empezar, él acostumbraba a ir en su Bentley a toda velocidad y si iba caminando, estaba al lado de Aziraphale quien le hacía compañía con sus un millón de temas sobre distintas cosas que narraba con su armoniosa voz. Pero estaba sólo y sí que extrañaba a su ángel.

No se veían muy a menudo por el simple hecho de que se estaban tomando su tiempo.

Por fin eran libres, lo cual daba un paso significativo en lo que su propia relación se trataba, necesitaban tiempo para poner todo en orden con su ser, no dar un salto a la deriva. Era bueno pero, en ocasiones, no estaba a nada de mandar todo a la mierda y estamparle un beso en sus rosados labios, pero rápidamente se negaba.

Si Aziraphale no quería apresurar nada, él haría caso. Aunque, daría lo que fuera por tenerlo a su lado.

Podría hacer un milagro demoníaco... pero lo más seguro es que el rubio se enojaría con él por hacerlo aparecer.
Igual no podía llamarle, por simple orgullo, solo le llamaba en esos tiempos donde faltaba poco para el armagedón -aunque también era la perfecta excusa para saber si su ángel estaba bien.-

Siguió caminando con la mirada aburrida pero con la intención de encontrar algo que lo distrajera, hasta que se topó con una joyería.

Las joyerías me hacen recordar a Aziraphale por el bello anillo que tiene en el meñique, pensó. ¡Ugh! ¡No pienses en él!, volvió a pensar.

Entró titubeante al lugar, no le agradaba mucho la idea ya que, para empezar, no tenía un motivo por el cual entrar. Sus pies actuaron contra su voluntad así que ahora veía anillos. Sí, de tantas cosas que había para ver tenía que irse al ventanal donde estaban los anillos de oro que eran terriblemente parecidos al que el ángel poseía.

Le podría comprar otro. volvió a decirse en sus pensamientos. Uno que tenga detalles con pequeños diamantes, como ese, divagó mientras observaba cada detalle de cada anillo.
Hasta que fue interrumpido por una de las empleadas del establecimiento.

"Buenas tardes, caballero." le saludó con alegría mientras observaba donde tenía pegada la vista el pelirrojo. "¡Oh! ¡Anillos de boda!, ¿se comprometerá?" sus mejillas se enrojecieron y su rostro casi se desfiguró de la sorpresa.

"¿E-eh? ¡No, no, no!, yo sólo veía, yo... venía a buscar..." miró a todos lados buscando algo que lo librara de esa situación. Hasta que encontró un curioso collar con una bola colgando con distintos adornos de colores celestes. "Eso." señaló con el dedo ese objeto que había llamado su atención. La empleada volteó y fue por el collar que le había indicado el pelirrojo.

"¿Así que vino por un llamador de ángeles?"

Un... ¿llamador de ángeles? Ay, mierda, se auto reprochó sintiendo que era una burla.

"Ermh... seh... seh, vine por uno de esos."

"¡Grandioso!, ¿se lo pondrá, lo regalará o verá si realmente llama ángeles?" bromeó un poco sin causarle gracia al contrario, si quisiera llamar un ángel simplemente tomaría su teléfono y llamaría a la librería de Aziraphale. Aunque el adornito era lindo.

Decidió comprarla por puro morbo. Los millares de colores que poseía le recordaba a...

"¡Ya basta!" gritó no tan alto llamando la atención de una que otra persona que pasaba por la calle.

Se recargó en una pared de un local para sacar de su caja el dichoso llamador.

Que tontería, esta cosa ni siquiera ha de servir, giró los ojos, últimamente pensaba demasiado. Estar solo probablemente le estaba afectando.

"Llamador de ángeles, que estupidez." susurró viendo el, por lo que dijo la empleada, la campanilla.
Suspiró pesadamente y la agitó ocasionando que sonara un pequeño tintineo casi imperceptible.

Sí, totalmente estaba perdiendo el-

"¿Crowley?"

No podía ser, ¿Acaso ese era?

Volteó asustado a ver donde se escuchaba la voz y pudo ver a su rubio ángel con una sonrisa confunsa.

"¿A-aziraphale?"

"¿Y quién más, tontito?" ríe un poco. "¿Qué haces por aquí?"

"Ngh, amh, paseando, tomando aire, ya sabes." trata de parecer desinteresado cuando realmente estaba sorprendido por la gran coincidencia de su encuentro.

"No es muy común en ti caminar por ahí, bueno." ríe levemente para verle a los ojos. "No desde que conseguiste tu Bentley ¿Acaso...? ¿Acaso le pasó algo a tu auto?"

"No, no. Está bien. Sólo no tenía ganas de conducir."

"Oh, bueno." pudo observar como bajaba la mirada para poder ver el objeto que el demonio tenía en sus manos. "¿Puedo saber que es eso?, nunca había visto una pieza de joyería de ese tipo."

Inconscientemente, el pelirrojo le extendió el llamador al rubio para que este pudiera tomarla con una extrema delicadeza que le hizo sonreír inevitablemente.

"Magnífico." dijo casi en un susurro. "No sabía que te gustaban este tipo de cosas, Crowley."

"Ermh, solo-solo se me hizo interesante y, bueno, estaba aburrido, no sé, no importa." vió hacía ambos lados de dónde para seguir neutro.

"Sí, entiendo." dejó el llamador entre sus cálidas manos y volvió a ver a su contrario. "¿Querido?" Crowley volteó a verlo indicándole que lo escuchaba. "¿Quieres ir por una taza de té a la librería?, encontré unas nuevas primeras ediciones que había olvidado que tenía y... bueno, algo de compañía mientras leo no me haría mal, ¡Oh, claro!, si quieres venir, no te obligaré." el pelirrojo respondió casi de inmediato.

"¡Vamos!" carraspeó un poco al darse cuenta que sonaba más emocionado de lo que quería demostrarle. "Digo, no tengo otra cosa que hacer." no faltaba más para que el rubio le sonriera grande y sin remordimiento o alguna tonta barrera que él solo imaginaba, lo abrazó.

"Tengo que admitir que te extrañé."

No comentó nada, pero realmente Aziraphale no esperaba alguna respuesta.

Fueron a la librería y mientras el ángel preparaba el té para ambos, Crowley le admitió muy tímidamente el nombre de esa 'pieza de joyería' que había comprado. Y a Aziraphale se le había hecho tan adorable su razón que por segunda vez en el día lo abrazó.

Crowley no pudo estar más feliz de decir algo.

Terminó regalándole el llamador a Aziraphale excusándose con un 'no me gustan los collares', aunque realmente era porque cuando vió como le quedaba a Aziraphale y ver qué hacía que sus ojos, de una manera inexplicable, se vieran más brillantes que de costumbre, no dudó en decidir que se lo quedara.

𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢWhere stories live. Discover now