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Había muchísimos lugares en los que podría estar esa noche del dos mil doce que no fuera un estadio repleto de adolescentes lloronas con camisetas de la agrupación que verían, todo era ridículo.

"Toda esta atmósfera es impresionante, ¿no lo crees?" escuchó decir al ángel a quien estaba acompañando a ese ruidoso lugar

"Me siento de vuelta a los sesentas." hundió a la mitad sus manos en los bolsillos de sus jeans viendo a un grupo de niñas peleando por saber cuál de los cinco chicos era el más lindo. "Justo como en la Beetlemania." regresó su vista al rubio quien no había borrado su sonrisa desde que había ido por él a la librería. "¿Por qué venimos aquí?"

"Tenía curiosidad." el demonio alzó una ceja. "Había tanto alboroto por todos lados, quería echar un pequeño vistazo. Ah, y gracias por conseguirnos boletos."

"No es nada." en realidad, sí lo había sido. El concierto era un viernes y estuvo desde tres días antes seguidos en una fila enorme para poder conseguir lugares en primera fila. Pensó tardíamente en conseguir con un milagro el par de boletos, pero ya los tenía en la mano en ese momento.

El rubio abrió la boca a punto de decir algo, siendo interrumpido por las luces bajando y los fuertes gritos de todas las chicas que estaban en el lugar.

El show iba a comenzar.

Las luces del escenario se encendieron, los gritos no paraban. Aziraphale estaba empezando a ponerse nervioso, Crowley estaba sintiendo que le daría una migraña en cualquier instante pensando repetidas ocasiones porqué mierda había aceptado acompañar al más bajo, gruñó cuando sintió que empujaban su cuerpo.

"Ah." Aziraphale se dió cuenta de lo último casi de inmediato, volteó a donde la multitud responsable. "Disculpen señoritas." dijo un poco alto, obviamente ellas ni siquiera se inmutaron. "Disc... oigan... uh..." resopló. "¡Disculpen!" la muchedumbre cesó. "Todos estamos emocionados, créanme, pero no es justificante para agredir a mi acompañante." tomó ligeramente brazo a Crowley, este tomó un pequeño color rojizo en sus mejillas; las chicas se quedaron casi mudas. "Muchas gracias." finalizó volviendo a darles la espalda.

La música empezó a sonar estruendosamente en todo el lugar, y, de uno en uno, los integrantes de la agrupación iban saliendo, interpretando la canción inicial.

"¿Tanto alboroto por cinco niños cantores?" burló observando al ángel, él no despejaba la vida del escenario. "No me digas que te gustan."

"Están llenos de amor."

"No empieces."

"¿Cómo no quieres que no hable de eso si el lugar parece un océano de amor?"

"Y de hormonas, seguramente." vió a un lado donde más chicas se amontonaban a verlos de cerca, cada segundo se arrepentía de asistir.

Todos cantaban a coro una canción que probablemente había escuchado en la radio alguna vez. Paseó la vista por dónde los fanáticos frente suyo, por los de la izquierda, los de atrás, era terroríficamente impresionante la emoción que se irradiaba en el entorno. Posteriormente vió al ángel que se mantenía estático en su lugar, parecía que estaba examinando algo muy a fondo en el escenario, en busca de algo, de alguna respuesta, los ojos le brillaban tanto como las luces que había por el estadio.

"Que música tan armoniosa." dijo Aziraphale después de estar en silencio. Él no respondió, solo vió como su contrario le sonreía achicando las preciosas luces que tenía por ojos, luego movió la cabeza al compás.

"¿Te gusta?" dijo con un pequeño toque de sorpresa. "Pensé que no te gustaría."

"Es alegre, ¿a quién no le gusta una armonía alegre?" el demonio hizo una mueca pensando en un par de personas que probablemente no y que preferirían algo más melancólico.

𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢWhere stories live. Discover now