Capítulo 26: Mi reflejo no es esperanzador

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Al ver de nuevo al prins anterior, todo en lo que podía pensar era en lo joven que lucía. No porque fuera un cambiaformas, sino porque sus propios ojos lo delataban. Como cualquier Loksonn, él no había vivido mucho. Ni siquiera estaba segura de si había sido mayor que yo actualmente al momento de tenerme. Durante varios años me había preguntado por él, si le había importado, si hubiéramos sido una familia normal de tener una vida normal; o si solo había sido algo para asegurar su descendencia tal como los nobles querían forzarme a mí. Su mirada se desvió a la loca bruja unos metros más lejos y de nuevo a mí.

—Ellos tienen una debilidad por confundir a los demás. ¿Cierto? —dijo el prins.

—Ni te imaginas.

—No. Por supuesto que no. ¿Quieres hablar?

¿Quería? Miré un instante a Violetta pero ella parecía demasiado distraída riendo frenéticamente y jugando con flores de hielo. Solo podía tolerar una cantidad de locura temporal y ya había cruzado mi límite, necesitaba un descanso. Alexis se acercó hasta el límite del suelo y se sentó tranquilamente en el borde, sus piernas colgando en el impresionante vacío. Dudé un instante antes de aceptar unirme. Me detuve al pisar algo distinto de nieve y casi solté una maldición al levantar el móvil de James. ¡Maldito fuera el tiempo y el estúpido efecto dominó! No podía creer que él realmente hubiera perdido el teléfono y que hubiera sido por mi culpa. ¿Cómo demonios siempre me las arreglaba para causar cosas así? ¡Por este mismo motivo nadie que no fuera un guardián del tiempo debería andar dando saltos entre pasado, presente y futuro!

Me senté junto al príncipe, aún refunfuñando mentalmente por lo sucedido. Mi ira no duró mucho más al ver la vista delante. Tenía que admitir que era tranquilizador. El río que corría debajo reflejaba la aurora del cielo, cristales de hielo brillaban en su superficie al ser arrastrados por la corriente. La fría brisa traía consigo algunos copos de nieve, de seguro estaría nevando en las cimas. Cerré los ojos por un instante, aspirando el frío aire de Rike y su fresco perfume a naturaleza. La luna debía estar oculta detrás de una montaña, pero las estrellas no dudaban en brillar a pesar de las nubes como pequeños pedazos de hielo que habían alcanzado también el cielo. Rike siempre había tenido vistas magníficas, tanto por su geografía como por sus colores.

—Siempre está calmado en este lado —murmuró el prins a mi lado, algunos copos se enredaban en su caótico cabello a causa del viento—. El río es muy salvaje aquí, no es bueno para la pesca. Pero del otro lado, está congelado. Excelente para patinar. Eso y que es un poco peligroso andar por aquí de noche.

—El suelo está congelado. No creo que sea una buena caída si te patinas —dije y él sonrió.

—No. Definitivamente no lo sería. ¿Qué haces aquí?

—No tienes mucha opción de destino con una bruja loca capaz de controlar el tiempo —admití y me encogí de hombros.

—No luces de lo mejor, Nina. ¿Hay algo que te moleste?

Me giré sorprendida porque conociera mi nombre pero me paralicé tan pronto como vi las pecas repartidas sobre su nariz y mejillas. Demasiado en paz para un Loksonn a tan altas horas de la noche, debí haberlo supuesto. Casi quise reír al recordar el Helheim y saber lo que habría sido de mi vida sin Holland. A la luz de las estrellas, la vidriosa ausencia en la mirada de Alexis era evidente. Por supuesto, loca o no, Violetta seguía siendo una guardiana del tiempo y no era para nada imprudente a pesar de lo que pareciera. Lo miré un instante, compadeciéndome de él e intentando no pensar que bien podría ser yo. A esta altura, jamás lo admitiría pero la idea era casi tentadora.

—¿Qué has consumido? —pregunté.

—Ayuda a dormir —susurró él y cerró los ojos—. Siempre ayuda a dormir.

Inténtalo si puedes (Trilogía Nina Loksonn #2)Where stories live. Discover now