Capítulo 16: Los Loksonn siempre mienten

23.2K 2.8K 858
                                    

De hecho, dolió más. Mordí mi labio para no gritar tan pronto como las espinas se clavaron en mi espalda, y James siseó de dolor porque algunas lo alcanzaron en su brazo izquierdo. Que el maldito no se quejara, yo la tenía peor, aunque ciertamente no era bueno que el veneno lo afectase también. Caí de rodillas al suelo, mi vista se volvió borrosa por el rápido efecto. ¡Por esto mismo odiaba las malditas tierras orientales! Las náuseas fueron instantáneas, era una suerte que esto no me resultara mortal pero en definitiva una dosis así hubiera acabado con James. Hubiera sido divertido y cruelmente irónico, pero lo necesitaba con vida.

¿Había algo más odioso que estar envenenado? Escuché los pasos detrás, en este estado no era capaz de enfrentarme al kitsune y James tampoco debía poder utilizar su magia o de lo contrario ya estaría insultando al maldito por no ocuparse de esto. Quería ponerme de pie para matar al zorro pero el suelo se sentía demasiado inestable como para intentarlo, mis extremidades comenzaban a dormirse. Maldito cobarde. Esto no era un duelo honorable. Aprovecharse de este modo del oponente era inaceptable, aunque no dudaba en que el kitsune hubiera podido fácilmente cargarse a cualquiera en este momento.

Lo sentía cerca, pero era incapaz de hacer algo. James soltó una maldición cuando movió una mano y nada sucedió. Él cogió el cuchillo del suelo y se puso delante de mí tan pronto como el kitsune gruñó. Parpadee ferozmente, necesitando más que nada aclarar y enfocar mi visión. Escuché tela ser rasgada y un sonido acuoso que reconocí enseguida, el intenso aroma de la sangre no tardó en aparecer cuando la garganta fue rajada. Por un momento mi corazón se detuvo al sentir el peso del cuerpo caer a la tierra. ¿Cuáles eran las posibilidades? ¿Entre un kitsune que vivía de la caza y un brujo sin magia que no debía saber sostener algo más que un cubierto de mesa? ¿Qué diablos le diría a Robin si acababa de dejar que un zorro matara a su hermano?

—¿James? —pregunté pero no hubo respuesta—. James, por favor dime que no eres el cuerpo.

El silencio no me alivió para nada. Había alguien más, podía sentirlo a la perfección. Podría estar parcialmente ciega, pero mis otros sentidos no habían dudado en agudizarse para ayudarme a sobrevivir en caso de ser atacada. Si el kitsune me atacaba a mano desnuda podría ganarle y acabar con él, no tenía plata y si Loki seguía apreciando mi vida entonces no había cogido mi cuchillo. ¿Qué clase de idiota era como para dejar caer esa arma? Si James estaba muerto, y el kitsune me atacaba con mi cuchillo mata-todo cuando lo había soltado para salvar al brujo; entonces que él empezara a correr porque lo arrastraría conmigo al fondo del slid. Demonios, estaba tan jodida si el brujo estaba muerto. Valerie me culparía por esto, Robin estaría destrozado, Holland de seguro lloraría aunque James hubiera sido un idiota...

—James, si no estás vivo juro que encontraré el modo de resucitarte solo para matarte con mis propias manos por esto —murmuré por lo bajo—. ¡No puedes estar muerto, maldito brujo!

—¡No lo estoy, estúpida! —gritó él en respuesta y suspiré con alivio al escucharlo, jamás creí que me gustaría tanto que me insultase.

—Gracias a Loki —susurré—. Si vuelves a llamarme estúpida...

—Lo maté —murmuró James y sentí el pánico en su voz—. En verdad lo hice. Maté a alguien.

Me había olvidado de considerar ese detalle, demasiado ocupada pensando qué demonios haría si James hubiera estado muerto. Él nunca había empuñado un arma o herido a alguien, mucho menos asesinado. Esa supuesta cosa llamada alma no estaba preparada para el homicidio. Ni siquiera podía imaginar cómo se sentiría el brujo en este momento, y cuando él puso una mano en mi hombro para ayudarme a levantarme lo sentí temblando. James tuvo que sostenerme por los brazos para que no me cayera de nuevo. Sisee por el dolor, sintiendo las espinas todavía clavadas en mi espalda y la sangre deslizándose por mi piel. Hasta que no me quitara esas malditas cosas de encima, el efecto del veneno no disminuiría; pero entre el brujo y yo apenas podíamos mantenernos de pie.

Inténtalo si puedes (Trilogía Nina Loksonn #2)Where stories live. Discover now