Capítulo 14: Enredos políticos

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—¿Cuándo es la próxima luna azul? —pregunté.

—No lo sé. Kian debe estar al tanto —respondió Vali y me miró de soslayo—. Entonces... Eres más cercana con esos brujos de lo que había creído.

Él estaba apoyado de lado contra el muro, una toalla mojada sobre su cabeza como si eso lo ayudara a sentirse mejor. No era exactamente una imagen esperanzadora. Si Vali con todos sus siglos encima no se había acostumbrado a sentir la muerte de otros y seguía afectándole tanto como a mí que no llegaba a las dos décadas, entonces no había posibilidad alguna que yo lo lograra. Tristemente, había creído que quizás con el tiempo me acostumbraría al dolor si la muerte no me reclamaba antes; ahora sabía que nunca sería así. Siempre sufriría.

Kian se había adelantado para conseguirnos una cita con el kitsune de nueve colas por pedido de Vali. Tanto como odiaba el hecho de tener que esperar, dudaba que los kitsunes tomaran bien si echaba abajo su puerta para hablar con uno de sus miembros más preciados además que no sabía cómo demonios echar abajo una puerta corrediza. ¡No era como si la pudiera patear como una normal! En momentos así Holland hubiera sido útil, seguro que ella sabía un modo de hacer una entrada dramática con una maldita puerta corrediza gracias al insoportable animé. Vali tampoco lucía en buen estado como para pedir diplomáticamente algo, ni parecía tener la energía para eso.

—Larga historia —dije simplemente, mirándolo de reojo por su deplorable estado—. Si quieres puedo pedirle a James que prepare algo para hacerte sentir mejor.

—Por el modo en que me mira temo que sería veneno. ¿Él y la adorable Holland...?

—Es complicado. Él no mostró el respeto debido luego de un duelo, tampoco lo reconoce.

—Imbécil —soltó Vali y sonreí al escucharlo—. ¿Quién demonios trataría así a Holland? Es demasiado dulce, podría enamorar a cualquier persona que deseara y el otro sería un maldito afortunado de tenerla.

—Lo sé. Él se lo pierde.

—Ella sigue enamorada de él.

—Eso temo —admití y suspiré—. James es un imbécil, pero tiene sus buenos momentos. Es arrogante, egocéntrico, e insoportable; pero muy en el fondo es bueno. Tan solo no sirve como hombre. Como hermano es el mejor, como político está aprendiendo, pero como pareja deja mucho que desear.

—No podemos ser perfectos en todos los aspectos de la vida. No intentes serlo, lille. Es mejor ser defectuoso en algo así, a serlo en algo peor.

—¿En qué soy defectuosa yo?

—En tu hipocresía, en tu falta de fe. No eres de las que cree en finales felices.

—He vivido lo suficiente para saber que no existen.

—Y yo he vivido más.

—¿Y en qué eres defectuoso tú?

—No soy un buen hermano —dijo él para mi sorpresa y captando por completo mi atención, había una triste sonrisa en su rostro como si estuviera resignado a esa verdad existencial—. Y no importa cuánto intente cambiar eso, jamás lo seré. No soy una buena persona, Nina. No soy como tú. Sinceramente, me tiene sin cuidado cualquier cosa que suceda que no me involucre.

—Rike está al borde de una guerra absoluta.

—Rike podría dejar de existir y no me importaría menos. Pero tengo que seguir intentando ser un mejor hermano, aun cuando sé que eso nunca cambiará mi pasado. Esta familia ya ha sufrido demasiado como para que me siga importando lo que implica nuestra sangre. No es por ti que estoy haciendo esto, pero si quieres cruzar con vida al Helheim necesitarás mi ayuda.

Inténtalo si puedes (Trilogía Nina Loksonn #2)Where stories live. Discover now