5. LA PRESENCIA

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El calor era inmenso como el de los interminables desiertos, aún así las calles estaban llenas de seres mirando los distintos puestos del mercadillo. Las fiestas acababan de comenzar en el Reino del sol y  se dejaba notar.

Los puestos se ceñían a los costados de la gran avenida principal, cada uno mostraba sus productos con dedicación, alimentos, pociones, cristales, joyería , artilugios mágicos... 

Por encima de sus cabezas colgaban telas para impedir el paso de los rayos del sol y aún más alto aparecían los edificios humildes e inclinados que miraban con atención lo que sucedía debajo.

Ella se perdió la mayoría de detalles de la hermosa ciudad, seguía con la mirada fija en el suelo y los zapatos que caminaban a su alrededor, bien era cierto que no era el mejor momento para disfrutar de las hermosas vistas.

Los habitantes del reino tampoco se sentían cómodos con la presencia intrusa, sabían que se trataba de una humana , se notaba de lejos que no pertenecía allí. Su mirada, su olor, su forma de caminar, su actitud, su aspecto, sus ropajes... todo lo indicaba

Por el Reino del Sol siempre se habían oído rumores siniestros acerca de los humanos, muchos decían que eran bestias sin piel de animal , asesinos sangrientos y crueles como la misma naturaleza, nadie confiaba en un humano , nadie se relacionaba con un humano ni si quiera la tocaban se apartaban rápidamente como si fuera una ortiga.

Su manifestación  había arruinado por completo el ambiente festivo, las banderillas con el emblema real ya no brillaban de la misma manera y los músicos callejeros dejaban de tocar sus exóticos instrumentos al verla. 

A su alrededor se empezaron a escuchar cuchicheos y murmullos que llevaban su nombre, los más valientes sacaban la cabeza por la ventana para verla y otros más precavidos cerraban todas sus puerta y ventanas.

Ella recorría las calles sin rumbo, más perdida que nunca , no tenía un destino. Llego a una pequeña plaza en la que terminaba la  gran avenida principal, en el centro había una estatua de una gran espada y encima un pregonero ajeno a los rumores seguía su discurso.

: ¡ Así empiezan las fiestas, de este, nuestro gran hogar El Reino del Sol! ¡ Larga vida a su majestad el rey ! - gritaba frente a la multitud -

Era la primera vez que la chica lo escuchaba, El Reino del Sol.

Poco a poco su presencia fue notando se más, todos quedaron en silencio hasta que una voz gruesa gritó:

: ¡ Hay una nigromante! ¡ Hay una nigromante en nuestro reino! - el dueño de la voz sin embargo era un cobarde  que se escondía entre los allí presentes.

Todo el mundo se alboroto, cundió el caos, rompieron sus ordenadas filas alrededor de la estatua y se empujaron unos a otros , se pisotearon para salir de allí lo antes posible temiendo caer en la irá de la nigromante.

Ella no entendía nada no podía comprender porque la temían, no sabía la historia del reino pero los seres tampoco sabían que lo que tenían enfrente no tenía ningún poder oscuro , estaba igual de asustada.

La chica decidió salir de aquel alboroto que había creado y corriendo  se desvió por una callejuela, los seres aún más apurados luchaban por apartarse de su camino de forma veloz.

Las habladurías cada vez se tergiversaron más , primero dijeron que Ella había robado varios puestos, luego que había usado su magia negra para hacerlo, después resulta que había matado al pobre pregonero, todos tenían una historia distinta de lo que aquel día había ocurrido pero lo que era seguro es que todo el reino sabía que una nigromante vagaba por sus calles, incluso llegó a oídos del rey.


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