54. RENACER

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Los murmullos inquietos de los habitantes del reino ya se escuchaban a las afueras del castillo, la revolución ya había terminado sin embargo a Galia le había quedado un gusto amargo que le impedía disfrutarlo como Ella.

Desde que había salido fuera de los muros protectores del reino no había vuelto a ser el mismo, se sentía perdido y cuando por fin encontró lo que parecía ser el camino a seguir resulta que tampoco era lo que quería.

¿De verdad  tenía que terminar así? ¿Era lo correcto? ¿Entonces porqué dolía tanto? 

Galia nunca fue alguien fuerte, y la realidad pudo con su cordura, no estuvo preparado para enfrentarse a la verdad y quizá nunca tuvo que ocurrir de esa manera pero lo malo del pasado es el hecho de que no se puede volver a el.

El príncipe se paró delante de sí mismo y no pudo reconocerse, todo había salido fuera de su control, cayendo entre sus manos como agua fría y se dio por vencido.

Desde que nació supo que la corona no tenía su nombre, él no sería un buen rey, nunca.

Tomó aire agarró la corona de su padre y salió al balcón, bajo sus pies había miles de ciudadanos esperando su palabra, tenían unas expectativas altas que Galia no iba a poder cumplir, necesitaban algo más, alguien suficiente.

:¡Atención habitantes del Reino del Sol!- declaró el joven buscando la atención de todos- ¡Tengo un mensaje importante que comunicaros! ¡Escuchadme! 

Ella quería gritar que lo había logrado, miraba con cierta alegría la multitud  incluso aunque no encontrase una sola mirada amigable, al fin y al cabo a sus ojos la chica seguía siendo una bruja.

:Supongo que ya sabréis los actos ruines que vuestro señor ha cometido- sentenció con seguridad- ¡Pero eso se ha acabado!   El rey es culpado de corrupción, asesinato, abuso de poder... ¡ Desde hoy el Reino del Sol es libre! ¡El trono ya no pertenece al rey! Vuestro antiguo señor ha muerto.

Aunque la voz del príncipe ya no sonaba por un momento nadie se atrevió a romper el silencio, los más conservadores se petrificaron llenos de miedo e ira y  aquellos que habían sufrido más los actos ruines del rey aplaudieron de alegría, eran libres.

: No tenéis porque preocuparos, el reino quedará en manos de alguien capaz y brillante como el sol.

Galia acarició con gentileza la corona dorada para después colocarla en la cabeza de la joven.

: ¡¿Qu- qué estás haciendo?!- Susurró sorprendida.

:¡Saludad a la nueva reina!- gritó lo más alto que pudo- ¡ Ella es vuestra señora a partir de ahora! 

Los ojos de la joven lo miraban con miedo mientras el público tenía emociones encontradas.

: El reino te necesita- le contestó Galia con cierta tristeza- y yo también, sin ti esto no hubiera sido posible. Yo nunca hubiera logrado ser tan  buen rey como tú lo vas ha ser, eres una persona fuerte que me ha enseñado mucho, por eso creo que esto es lo mejor para todos, Ella.

: Pe-pero yo no estoy segur-

:¡Bravo, bravo! - interrumpió Hollow que estaba subido a la estatua- ¡Viva la reina!

Después de ver el cambio en Galia al ladrón no le hubiera importado ser gobernado por alguien como él pero le parecía mejor aún la idea de que Ella tomase ese papel.

A Hollow se unieron los seres mágicos que apoyaban indudablemente a la reina y algún habitante más abierto de mente, pronto la plaza se llenó de aplausos y gritos ya que aquellos que no estaban de acuerdo solo pudieron quedarse callados.

Ella no pudo evitar sonreír, lo había logrado, con o sin corona el mundo entero ya era suyo, pertenecía a las brujas.

Así fue como Ella se vio obligada a sentarse en el trono real y usar la corona dorada.

Estaba atardeciendo y el sol anaranjado iluminaba tenuemente el paisaje, dando a entender el surgir de un nuevo comienzo.




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