30.¿BAILAS?

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Ella comenzó a bajar la escalera curvada que la llevaría hasta el salón principal, los escalones estaban envueltos en una alfombra roja y la música cada vez se volvía más fuerte pero gracias a la acústica del palacio y su agradable sonar no era una molestia.

Cuando la joven levantó la mirada de los escalones que había estado vigilando para no caerse descubrió  muy a su pesar que había llamado la atención de todos los allí presentes.

Empezó a preguntarse si su coartada había sido descubierta, ¿ Olía a humano a pesar de la mandrágora? ¿ Su actuación había sido pésima? ¿Por qué todos la estaban mirando así?

Tras quedarse unos segundos inmóvil la joven decidió seguir actuando quizá aún podía salvarse si se ceñía al plan.

Incluso el rey permanecía atento a sus movimientos intrigado por la presencia de la muchacha, resulta que todos los nobles habían quedado embelesados por su belleza, su vestimenta, su hermoso pelo y su antifaz que le daba un toque secreto.

Nadie allí la conocía pero todos daban por hecho que otros si lo hacían, por supuesto no sospechaban  que era una bruja.

Aún así la misión de Ella se había visto interrumpida, bajo todas esas miradas no podía buscar la llave o hacer un movimiento sospechoso, peor podría haberse puesto  el asunto si algún noble curioso quisiera conocerla y terminase encontrándose con la verdad.

Ella solo podía quedarse quieta en un rincón esperando a que los invitados se aburrieran de mirarla y entonces escaparse furtivamente a un lugar menos peligroso.

: Señorita ¿ Me concedería un baile?

La joven no pudo reaccionar al ver a Galia arrodillado delante suya, justo lo que no quería, llamar más la atención.

Ahora todos estaban más intrigados, el rey y todos los presentes sabían que el príncipe nunca había invitado a bailar a ninguna dama.

: Yo n- no- susurró temiendo que alguien reconociera su voz- no quiero bailar.

El chico se sorprendió por un momento y luego sonrió de manera juguetona.

: Vamos, no seas así y baila- contestó arrastrándola al centro de la pista.

Ella nunca había bailado ese tipo de danza además todos la estaban observando, pero era demasiado tarde, no podía negarse o sería peor.

Pegada al príncipe comenzó a bailar, sus pasos torpes intentaban alcanzar los de él, que eran delicados y lentos, desde pequeño había recibido clases y aunque le importasen poco algo se le había quedado.

: Así que eras tú...- susurró Galia en su oído- pensé que solo serías una chica parecida a ti , estás muy cambiada.

Y era verdad que aquellos ropajes la hacían irreconocible, pero al príncipe no se le escapaba ni un solo detalle.

: Sabes que el rey quiere mi cabeza- le increpó- ¿ Cómo puedes sacarme a bailar delante de todos? ¿ Sabes lo que me ocurrirá si descubren quien soy?

: Lo siento no sabía que eras tú- se disculpó pero enseguida olvidó la seriedad de la situación y volvió a sonreír- quería verte.

La chica pensó que era un niño mimado y este disfrutó de poder estar con ella  ajeno al peligro real.

: Cuando termine el baile escapemos juntos al jardín- dijo el príncipe- allí podemos hablar a solas.

Y así lo hicieron, en cuanto la música se detuvo los nobles aplaudieron y después volvieron a sus propios asuntos, los jóvenes aprovecharon para escabullirse entre la multitud.

El rey seguía preguntándose quien podría ser la invitada que había llamado la atención de su hijo.

Una vez llegaron al jardín la chica no tuvo ganas de disfrutar de las vistas que ofrecía , de tomarse un respiro entre los grandes robles o mirar las estrellas, solo quería desaparecer y terminar su angustia.

: No deberías haber venido- le dijo Galia- mi padre sigue muy molesto y no dudará en matarte.

El chico ya había asumido que el rey, y el que era su progenitor era una persona más despiadada y cruel de lo que él pensaba.

: ¿ Qué te trae por aquí?- preguntó a la joven insistiendo al ver que no obtenía respuesta- ¿Querías verme?

: Tengo asuntos más importantes que resolver- contestó molesta-  Por ejemplo escapar de este reino de locos antes de que me maten.

: Oh entonces.... ¿ Buscas la llave que abre los muros?- preguntó Galia con rapidez- Sé donde se encuentra, puedo llevarte hasta ella. 

: ¿ Podrías hacerlo? ¿ En serio?- lo miró fijamente.

: Claro, hace mucho tiempo padre me la dio- sonrió al ver que por fin había obtenido el interés de la chica- me dijo que la guardará y cuidará para de mayor convertirme en un buen rey, pero a mi esas cuestiones no me interesan.

Ella pensó que el rey había cometido un  gran error al confiar algo tan importante en un joven como Galia, pero al fin y al cabo era el único príncipe heredero y tendían esperanzas de que algún día su conducta cambiase.

Por otro lado el chico no entendía la importancia de la llave o simplemente no la quería entender ¿ Por que debía obedecer a alguien que nunca se había molestado en cuidarlo? La palabra padre  quedaba grande al rey.

: Aquel día que te atraparon intenté ayudarte, despisté a los guardias para robar la llave de tu jaula pero no pude encontrarla- contestó un poco más serio- al final solo compliqué más las cosas y dificulté tu huida.

: No pasa nada Galia- suspiró la joven con paciencia- te agradezco de todas formas que intentes ayudarme.

Ambos subieron al segundo piso intentando ser lo más discretos posibles, entraron a la habitación del príncipe llena de lujos y oro pero ninguno se fijo mucho en el cuarto, tenían una misión.

Justo antes de que Ella alcanzase las llaves el chico las agarró y sonrió travieso.

: Un momento - dijo Galia- si quieres que te dé las llaves me tiene que prometer que me dejarás ir contigo.

La llave colgaba en el aire  enfrente de Ella, justo lo que tanto había buscado estaba delante suyo pero no podía tenerla. 

La muchacha examinó al príncipe de arriba abajo, no era alguien malvado ni retorcido pero sus acciones eran impulsivas y caóticas, iba a ser una carga para el viaje.

: Está bien - aceptó el trato resignada y agarró la llave- pero no des problemas.

Aquello iba a complicarlo todo ¿ Cómo iba a desaparecer  Galia del palacio sin que nadie se diera cuenta? De todas formas la chica  no tenía otra opción lo primero era conseguir la llave y salir del reino con o sin príncipe.

Por otro lado Galia se había cansado de ser inútil, de solo ser capaz de observar el mundo desde su alta torre sin poder hacer nada, sin poder decidir sobre su propio futuro.

Quería salir al mundo, al exterior donde no era un príncipe ni el hijo de, por una vez en su vida quería vivir libre.









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