48. ALMAS

4 4 0
                                    

A la vez que amanecía dos mundos completamente distintos despertaron, uno dentro del Reino del Sol, sereno y ciego a los movimientos que ocurrían en el exterior del muro, esta vez no sería una pequeña travesura, era una rebelión.

Ella se dio cuenta de que no era capaz de llevar a cabo el plan por sí misma, tenía potencial pero un diamante sin pulir sigue siendo una roca.

El sol se ponía lentamente y el poblado mantenía una inquietud y un silencio impropio.

La chica reunió a los seres mágicos y les pidió ayuda, al principio sintió vergüenza pero a los habitantes no les pareció mal, quedaron de acuerdo en trasmitir su energía mágica a Ella cosa que los dejaba desprotegidos, todas sus esperanzas estaban puestas en la joven.

Fue más fácil de lo esperado, los aldeanos rodearon a Ella, pusieron una de sus palmas sobre su pecho y tras recitar una pequeña frase en una lengua muerta y desconocida el poder ya había sido compartido con la chica.

Las criaturas mágicas no se sintieron enfermas o cansadas después de haber cedido su poder pero algunas confesaron sentirse solas, desde que habían nacido la magia había estado a su lado y ahora sentían un vacío donde estaba su compañía, una desconexión, una añoranza.

La hora se acercaba y nadie estaba seguro, no confiaban en el plan ni el las palabras de los tres jóvenes pero para ellos era mejor la muerte honrada que la lenta matanza que las bestias llevaban tiempo haciendo a su pueblo, si iban a morir lo harían delante del rey y los ojos de todos no como cenizas cayendo al olvido junto con las fechorías del hombre de la corona.


Ella no quiso perder el tiempo y comenzó a crear enredaderas, esta vez gracias a los aldeanos eran gruesas, duras y seguras, se agarraban al muro dejando paso a cualquiera que quisiera treparlas.

La rebelión había comenzado.

Las criaturas mágicas trepaban ágilmente las enredaderas, si alguno se resbalaba y caía una veloz rama lo atrapaba y con gentileza lo devolvía a tierra firme. 

Era como si estuvieran vivas, no, más bien las enredaderas eran la ramificación del alma de Ella, que había tomado forma física y se movía a su voluntad, eran un mismo ser y la prueba de que la joven se había encontrado en aquel mundo.

Las enredaderas siguieron creciendo hasta pasar al otro lado, los habitantes del Reino del Sol no pasaron por alto el hecho de ver unas grandes ramas verdes colgando de su muralla, pronto el caos se extendió en el interior y se comenzó a hablar del final del reino.

Los soldados no se lo pensaron dos veces y dispararon a la planta intrusa y a los seres que descendían por ella, pero fracasaron, las enredaderas eran más rápidas que las flechas y podían cubrir a tiempo los cuerpos de los seres mágicos para que no fueran heridos, incluso en aquellos lugares donde no llegaba la vista de Ella las enredaderas seguían sus deseos.

Otros guardias se quedaron en blanco presos por el miedo a lo desconocido y la revolución y algunos no fueron capaces de acabar con todos los seres que poco a poco llegaban al reino.

Finalmente la noticia llegó a la cabeza del reino, el palacio real.

: ¿Qué tonterías estáis diciendo?- contestó el rey fuera de sí ante las absurdas afirmaciones de su guardia- ¡Si entra esa bruja en mi reino matadla! ¡Matadla! ¡A ella y a todos los que la acompañen! 

El valor del rey desapareció por completo, estaba aterrado, sabia que sus riquezas y su poder no tenían nada que hacer contra la magia sin embargo no pensaba rendirse fácilmente, antes que verse en una oscura prisión el resto de su miserable vida sin poder alguno prefería morir.

Había podido con un grupo de nigromantes en el pasado y una sola bruja ahora le estaba haciendo la vida imposible, desde su trono maldijo a la joven mil veces y deseo su muerte más que nunca.

Unos cuantos guardias se quedaron en el castillo  mientras que la mayoría salió a las calles a defender su reino, resulto que no había nada que proteger, los seres intrusos no buscaban destrozar la belleza de sus hogares ni robar sus riquezas, solo querían vivir.

Los soldados se dividieron entre aquellos que abarrotados intentaban controlar la rebelión y los que prefirieron cambiarse de bando al ver que la situación le venía grande a su señor, no querían ser enemigos de los más fuertes.

Los habitantes del reino temerosos se escondieron en sus casas, cerraron puertas y ventanas y siguieron ciegos y sordos a la verdad tal y como el rey les había enseñado.

: Enhorabuena- salió de su pequeña tienda Zahorí y admiró con orgullo la hazaña que los jóvenes estaban logrando.

Mientras tanto en el palacio seguían escuchando los gritos del rey, el miedo y la cólera apostaron por ver quien lo consumiría primero.


☀☀EL REINO DEL SOL☀☀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora