42. BUENAS NOCHES, QUERIDA.

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: Yo... yo no puedo- se retorcía Ella-

Mientras sus fuerzas la abandonaban la chica sentía como estaba dejando de respirar a pesar de no tener la boca ni la nariz tapadas, nadie la estaba tocando pero lentamente caía en las manos de la muerte.

La floresta de los miedos le seguía hablando, repetía lo mismo una y otra vez convenciéndola de que no tenía nada que hacer, su voz se fue alejando hasta casi desaparecer Ella estaba perdiendo el conocimiento y ya no era capaz de escucharla.

Los pocos recuerdos que conservaba de su mundo pasaban , lejanos y ajenos, como si nunca los hubiera vivido. A pesar de no sentirlos cercanos seguían siendo reconfortantes le ayudaban a escapar de la oscuridad de la que era presa.

Ante sus ojos veía a su abuela, oía risas de sus amigos, la montaña nevada y un gran lago.

Cuando se acabó su repertorio comenzó a revivir los recuerdos que habían surgido en el Reino del Sol, esta vez si que los sentía como propios, los reconocía y despertaban en su interior mucho dolor.

Eran recientes y vivos, los sentía a flor de piel.

Las calles del reino, el palacio, Zahorí, el cielo, la cabaña, los calabozos, el príncipe y el rostro de Hollow, todo aparecía al mismo tiempo en su mente.

Tenía miedo de perder lo que sí era suyo, de perder su vida.

No quería tener que disculparse con Hollow por haberle  dejado solo en el bosque de las bestias, no quería ver sufrir a Galia, no quería irse tan pronto.

Y sobre todo deseaba seguir viva por ella misma, porque se había prometido vivir sin importar lo que ocurriese, su afán por sobrevivir le empujaba a enfrentarse al miedo.

Ya no era la chica que jugueteaba en las montañas nevadas, ahora era una bruja, para bien o para mal lo era.

Pensar en morir así después de todo lo que había luchado, después de lo que había conseguido la lleno de coraje y su valentía volvió a surgir.

:Te equivocas de persona- dijo tosiendo- yo soy Ella, la bruja, mi destino no es morir aquí.

Aunque no podía verle el rostro supo que el espíritu había sonreído.

:Eso es dilo más fuerte- susurro el ser-¿Quién eres tú? 

La joven  se retorcía y se arrastraba por el suelo en un intento inútil de escapar, respiraba a duras penas pero el terror ya no era dueño de ella.

: Yo soy Ella y voy a... voy a sobrevivir- sentenció.

El espíritu de la floresta de los miedos se echó a reír sin sorpresa alguna de las palabras de la chica, claro que, al fin y al cabo lo sabía todo.

: Eso quería escuchar, eso quería...

Su voz seguía resonando entre la maleza cada vez de forma más lejana hasta que en un momento  la muchacha dejó de sentir la presencia oscura a su lado.

Se había desvanecido como si nunca hubiera estado allí, toda la estancia se en clareció y Ella volvió a respirar con normalidad.

No quiso cantar victoria tan pronto ya que intuía que aquel ser maligno solo la había dejado escapar, no podía ser tan sencillo acabar con él.

Quizá la había dejado ir porque el alma de la chica le agradaba o quién sabe.

Poco a poco las fuerzas  le volvieron y se dispuso a seguir caminando hacía la nada, se agarraba a los troncos de las secuoyas porque aún se encontraba débil.

Las palabras de la floresta  resonaban en su cabeza como un eco aunque tenía lagunas que le impedían recordarlo todo.

:" ¿Dijo algo de un lago? - pensaba- ¿Por qué quería que dijera quien era? "

Seguía mareada por su asfixiante presencia.

Una pequeña luz comenzó a brillar, más luces aparecieron formando un sendero que la guiaba hacía el interior del bosque.

Eran pequeños insectos o seres de luz que revoloteaban entre la oscuridad, luego aparecieron setas brillantes y más elementos que dispersaron las sombras.

Poco después Ella encontró una cabaña parecida a la que vio en su primer día en el reino.

Estaba decorada con setas brillantes, a su alrededor no había secuoyas como si el propio le hubiera cedido un espacio, tenía musgo en su tejado de madera y de ella emanaba una luz  morada.

Estaba decorada con setas brillantes, a su alrededor no había secuoyas como si el propio le hubiera cedido un espacio, tenía musgo en su tejado de madera y de ella emanaba una luz  morada

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Era sospechoso encontrarse una cabaña en el corazón de aquel bosque carnívoro, pero debía ser una señal, Ella había sido llamada allí por alguna razón.

Se acercó y sin pensárselo mucho tocó la puerta de la cabaña y esperó impaciente a que alguien le abriera.

:Bienvenida Ella- dijo alguien abriendo la puerta desde el interior- te estaba esperando.

Aquello parecía un sueño fugaz, todo a su alrededor comenzó a mezclarse y sin poder evitarlo la chica se desmayó.

:Buenas noches, querida- contestó serena la voz femenina.

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