45. DOS MIEDOS

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Hollow estaba deseoso de saber como las brujas estaban unidas al pasado del reino, necesitaba saber porqué habían condenado a su madre realmente, solo con la verdad podría asumir la perdida y dejar marchar su recuerdo enjaulado.

Sin embargo, aún le faltaba hacer algo,  había perdido a sus compañeros, Galia no era muy importante pero no podía dejarlo morir de hambre en la inmensidad del bosque y Ella, Ella era una bruja, alguien que merecía y necesitaba más esa información que él, debían descubrir el secreto juntos.

A duras penas pudo contener su afán por preguntar sobre Mary, su madre, pero convencido de que precisaba de la chica nigromante  se marchó del poblado.

Al principio los padres de Luka le rogaron que no lo hiciese pues por muy resuelto que lo vieran seguía siendo un joven contra miles de monstruos que lo acechaban en el bosque de las bestias.

Hollow les contestó que ya había logrado una vez lo imposible escapando del Reino del Sol,   al ser la segunda vez sería mucho más fácil y que su determinación iba a ser la misma.

Benet y Crystal se dieron cuenta del alma salvaje del chico y sus intentos por convencerlo cedieron, de todas formas nadie estaba a salvo fuera de los muros del reino, estuviera lejos o cerca si una fiera lo atacase nada podrían hacer para ayudarlo.

El chico de ojos felinos se despidió asegurando a la pareja que volvería pronto contra todo pronostico.

Poco después de salir, a la distancia, el muchacho divisó a Galia, el destino había querido que se juntaran.

: ¡Hola!- gritó desde la lejanía- ¡¿ Galia eres tú?! 

Hollow mentiría si dijese que no se había alegrado de ver al príncipe de una sola pieza, al parecer en el fondo no lo odiaba tanto.

El chico rubio parecía menos contento, había pasado todo el día escondido a las afueras del poblado preguntándose si  de verdad su padre había causado tanto daño mientras la culpa lo devoraba dejando unos pocos restos.

: Veo que no has terminado siendo carnada para la bestia he- bromeó el ladrón-  me alegro de verte a salvo, deberíamos  ir hacía el oeste, los habitantes de la aldea me ayudaron a ubicarme, si seguimos hacía allí podríamos encontrar nuestro primer refugio y con suerte a Ella también.

Galia asintió, durante varios minutos no abrió la boca, no tenía ánimo para decir tonterías, ni reír, no podía ocultar su desolación.

Caminar en completo silencio no estaba tan mal, aguantar las infantiles fantasías del príncipe era molesto pero aún así Hollow supo ver que algo por dentro de Galia estaba cambiando, como una nube de humo que se extiende por el aire pero no veía el  incendio.

: Lo has visto ¿No?- rompió el silencio el elfo sin apartar la vista del suelo- toda la miseria del poblado.

: Si, lo vi- contestó el pelinegro al principio sorprendido y luego serio- Fue una masacre como otra de las tantas que han sufrido.

: ¿Todo eso fue, fue culpa de mi padre?- preguntó temiendo la respuesta-

Galia decidió no contarle su intento fallido de ayudar a los aldeanos, no quiso decirle como lo habían repudiado entre amenazas ni como vio una madre desconsolada con su hijo muerto entre sus brazos, aquel abrupto golpe de la realidad lo había afectado mucho más profundamente de lo que se esperaba.

Hollow comenzó a describirle todo lo que había visto allí dentro, los muertos, las familias rotas, los hogares quemados y los padres de su amigo Luka, después relató con precisión la historia que la pareja le había contado en donde claramente el rey era el culpable.

Sin darse cuenta de lo miserable que esto hacía sentir a Galia continuó su monólogo, cada palabra se clavaba en el príncipe que era incapaz de asumir que había estado viviendo a costa de las muertes de otros, pisoteando cadáveres inocentes.

Hollow tampoco ocultó su odio hacía la realeza en su relato, menos aún ahora que estaba justificado, ya no era un loco.

La culpa de Galia aumentaba desde dentro hacía fuera rompiendo todos sus huesos mientras seguía escuchando en silencio preso de un dolor inexplicable. 

A nadie le gusta venir de una familia causante de tantos males, ni siquiera siendo la familia real, el príncipe pensaba que al compartir apellidos también tenían los mismos pecados, quizá si hubiera hecho algo antes, si no hubiera vivido en un mundo de sueños podría haber ayudado a frenar el sufrimiento de alguien.

Llegaron hasta el campamento provisional que habían construido en su primera noche fuera de las murallas del reino, bueno o lo que quedaba de él, después siguieron el rastro de destrucción que la bestia había dejado y dieron con la entrada a la floresta de los miedos.

Desde afuera no parecía muy apetecible entrar pero el camino que la bestia había abierto en la maleza y las pequeñas huellas marcadas en el barro que se adentraban al interior de la arboleda indicaban que Ella había estado allí.

: ¿Deberíamos ir?- musitó Galia- No parece un lugar seguro.

: Entraremos, de todas formas no tenemos más pistas- contestó Hollow con una falsa confianza- debe estar aquí.

Ninguno de los dos se atrevió a decirlo pero ambos dudaban de si su amiga aún seguía con vida o ya era demasiado tarde.

Poco a poco la oscuridad los engulló, sin que ellos lo supieran una bestia peligrosa los perseguía entre las sombras, el espíritu carnívoro de la floresta mantenía oculta su presencia mientras observaba  las siguientes víctimas.


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