UNEXPECTED | ENID RHEE

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Me recargue en los barandales frente a los demás que sonreían y se conocían entre ellos. Mi vista estaba enfocada en el chico rubio que me hizo dudar de mi homosexualidad.

Elliot.

Queda con mi nombre. Es una lastima que odio a los hombres con finta de ser fuckboy's.

Maggie salió de nuestra casa, corriendo y acompañada de Glenn. La chica rubia en cuanto los vio, corrió en su dirección y se unieron en un abrazo tan nostálgico que ambas se tiraron al suelo y sollozaron.

Baje de la torre de vigilancia y fui a hablar con ese tal Elliot para saber que pasaba. Por más que tenia pena, el chisme me hace ser la más sociable del condado.

—Wow— me miro de arriba a abajo y retiró un mechón de mi cabello —que linda eres— le dio un codazo a su amigo castaño y le susurró, creyendo que no le escucharía —¿viste? nadie se resiste a mis encantos, pastelito—. se volvió a girar a mi con una sonrisa de oreja a oreja. —dulzura, se que soy como la última coca del apocalípsis... pero no estoy listo para una relación.

Wow.

—Creo que si fueras la última coca del apocalípsis, serías como las que se ven en las carreteras que contienen un liquido amarillo.

Se llevo las manos al pecho e intento abrazarme, pero retrocedí. El aún tenia esa sonrisa encantadora.

—¿Escuchaste Kate? me considera como una coca dorada y difícil de encontrar. Supera eso, nene.

Digamos que este chico no es muy listo.

—No vengo por ti, "pastelito". Solo tengo duda sobre esa rubia.

—¡HEY!— elevó la voz cuando la señale. —no le digas así a nuestra torta de fresa. Tiene nombre y apellido.

Los heterosexuales son muy raros...

—¿Cómo se llama?

—Beth Greene— los ojos del castaño brillaban de amor con tan solo verla o escuchar su nombre.

Ese nombre y apellido me sonaba, pero no recordaba de donde. Lo más probable era de una caricatura llamada "la granja", no lo se.

—¿Y este reencuentro a qué se debe?