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No tocamos el tema en el camino, y con este silencio incomodo que había entre nosotras, no era algo que sería conveniente.
Mis piernas se movían por si solas en dirección a Alexandria, mientras daba pequeñas patadas a los animales muertos o piedras que intervenían en mi camino.
—¡Hey!— una voz masculina me hizo sacar mi arma, apuntando a todos lados. Beth se escondió a mis espaldas porque ella no tenía la suya, y Enid tenia solo un cuchillo.
Me relaje al ver que solo se trataba de Carl. Se dirigió a nosotras, sonriendo.
—Hola, ¿qué hacen?— nos miró de arriba a abajo por nuestros pantalones de viejito. —¿asaltaron a un abuelo?
—Si, el se resistió así que le quitamos los pantalones.
Llevó una mano a su mentón, fingiendo estar pensando. —mmm, ya veo, ellos son los que más se resisten en esos temas.
Seguimos caminando y hablando en el camino. Eso era una buena manera para quitar la tensión en sí. Beth iba caminando con las manos en los bolsillos, dándonos miradas de vez en cuando, y Enid solo iba en su mundo pensando en cosas.
—Por cierto, ¿y Kala?
—Se quedó en casa, dijo que quería dormir un poco.
—¿Dormir?— fruncí el ceño incredulamente. —ella nunca duerme por las tardes, y menos si no están bien las cosas entre ustedes.
Me detuvo con su mano en la parte delantera de mi codo, él parecía estar muy confundido. Enid se dio la vuelta poniéndose a la defensiva, pero hice un ademán para que continuara; quería tener más privacidad con el castaño.
—Cree que ya no gustas de ella, pero esto no me corresponde decírtelo.
—Ay, Kala— pasó su mano por su cara, murmurando. —es que no entiende que necesito mostrarle a mi padre que puedo ser bueno peleando.
—Carl, tu eres más que bueno haciéndolo, y vas a vencer este mundo sin importar si tienes dos ojos o uno.
Sonrió para el mismo mientras negaba con la cabeza, una lagrima amenazando salir por su único ojo. Lo abracé por la cintura y el llevó su mano a mi espalda para dar pequeñas caricias en ella.
