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Por fin ya estaba bien, aunque no del todo ya que debía evitar los movimientos bruscos para que las puntadas no se abrieran.
Mi habitación seguía igual como la deje, excepto por el girasol que estaba en el jarrón cerca de mi cama. Con ilusión me acerque a el y abrí la nota que estaba al lado, la cual decía que venia de parte de una simple admiradora.
Admiradora.
Pegue la nota a mi pecho y mire hacia el techo con una sonrisa tonta en mi rostro. Ni idea de porque me ponía así por algo que puede ser una simple broma.
—¿Puedo?— la voz de Beth me sacó de mis pensamientos. Me gire a ella con el corazón a mil por hora y escondí el papel detrás de mi.
—Si, pasa, pasa.
Trate de ocultar el jarrón en mis manos, pero como tengo manos de mantequilla. Este se cayo provocando que se quebrara y me dejara expuesta.
—¿Te enviaron flores?— la felicidad era clara en su voz y expresión. —¡que emoción!
Beth se acercó al jarrón y levanto cristal por cristal. Llegaba a pensar que ella tal vez creía que abusaba de su amistad por hacerme los aseos, pero fueron ordenes de Denisse lo cual me hacía sentir jodidamente mal.
—Déjalo ahí, el perro lo hará por mi.
Me miro confundida después de tira los dichos vidrios en el bote del baño. Sacudió sus manos esbozando esa dulce sonrisa, contagiosa.
—No sabias que tenias perro.
—Digamos que no es del todo perro. De día es uno y de noche es otro, pero aún así lo aprecio. Con pulgas y todo.
Me tire en la cama en camara lenta –literalmente– para evitar lastimarme. Y tome el comic que me había traído Daryl en uno de sus viajes con Aaron, en busca de personas para la comunidad.
Beth se tiro a mi lado, mirándome con ojos de perrito cuando quieren un premio. Extendí mi brazo derecho y ella se acurrucó en el, leyendo el comic conmigo.
Alejó el comic de mi vista, para prestarle atención a lo que quería decirme.
—Quiero conocer a tu perro. Amo a los cachorros y quiero acari...— se detuvo cuando notó la presencia masculina de Elliot.
