CAPÍTULO 2

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Sofía.

El día de la graduación había llegado y junto a él nuestra inminente partida. Después de la ceremonia, subiremos a un carruaje que nos llevaría directo a Camelot, ya que mis padres desean pasar unos días con nosotros antes del inicio de clases.

Amber insistió en usar atuendos a juego, así que la modista confeccionó dos vestidos muy similares, aunque conservó la escénica de cada una. Mi hermana luce un vestido en tonos verdes, su falda tiene diseños por todo el borde inferior en un tono dorado, su tiara grita por todo lo alto "graduación", muy oportuna.

Por mi parte, la tela de mi conjunto es morada, con una falda amplia y larga, pequeñas perlas lo hacen ver más sofisticado y sus capas de tul lo vuelven vaporoso; es precioso. James complementó con un traje simple, pero noté que sus calcetines eran verdes y su corbata morada, se combinó con nosotras, ¿no es lindo?

Con las maletas abordo partimos hacia la academia de facultades. Cuando llegamos notamos el gran trabajo que han hecho los organizadores, luce precioso el jardín, las sillas parecen acunar el podio de una manera armónica.

James, Amber y yo buscamos nuestros asientos, al ser de los mejores promedios nos toca encabezar la primera fila, en ella nos encontramos a Clio, Hildegard, Desmond, Zandar y Hugo. Todos sonríen con cortesía, acto que correspondemos.

Hablar con Hugo nuevamente parece una buena opción, para despedirme al menos. Sin embargo, el enviarle una carta también lo es. ¿Se podrán enviar cartas desde el internado? Por Dios, espero que si.

—Sofía, el profesor Hunsberger está llamándote—Mi hermana aparece en escena y al parecer lleva un rato tratando de comunicarme aquel recado, pues luce fastidiada. Me levanto para encaminarme a la tarima. El profesor me tiende el reconocimiento y tan pronto lo tengo en mis manos bajo apresuradamente de ahí.

Llaman a otra persona y así sucesivamente hasta que dan por concluido el evento, deseando lo mejor para todos. Decido despedirme de mis amigas, especialmente de Vivían.





Hugo.

Desde hace varios días he notado a Sofía muy rara, demasiado. Al menos desde aquel día, cuando me interceptó en los establos. Me ha evadido cada vez que intento acércame a ella. Teoricé que pudo ser por el tono en el que contesté, aunque no recuerdo haber sido grosero o impropio.

La veo encaminarse a un circulo de princesas, así que pierdo la oportunidad de preguntar qué le sucede. Diviso a James en medio del campo, camino hacia él, pues parece ser mi mejor opción.

—James—saludo.

—Hugo, ¿Qué sucede?—cuando gira hacia mí, puedo ver que sostiene entre las manos una bolsa con bocadillos. Me ofrece pero niego con educación.

—¿Sabes qué le pasa a Sofía? Ha estado muy rara estos días y parece que me evita todo el tiempo—luce un poco sorprendido por mi cuestionamiento.

—Bueno—mastica—ella, pensó que reaccionarias diferente, ya sabes lo del colegio.

—¿A qué te refieres? No te entiendo—¿Acaso no supe interpretarlo?—ella solo mencionó que seguirían estudiando, así que la felicité.

James rueda los ojos y le hace una seña al mesero, quien se acerca para ofrecerle más bocadillos. Toma dos de la bandeja y el hombre se marcha.

—Mira, hagamos como que yo no te diré esto, ¿vale?—asiento poco convencido—ella, bueno, nosotros quiero decir, nos iremos al Sarah Law, Dios el nombre es tan confuso—se queja.

—Por favor concéntrate, James—termina su tercer bocadillo y luego continúa.

—Es un colegio en Camelot, es por 5 años y según entiendo no podremos regresar hasta que finalicemos con el plan académico, ¿lo puedes creer? Es un fastidio—Ahora entiendo todo, soy un idiota. Nadie mencionó 5 años, Dios, ahora sé el por qué de su actitud.

—Iré a buscarla, gracias, James—sin esperar una respuesta salgo corriendo con dirección al circulo de princesas donde estaba antes.

—¿Alguna de ustedes ha visto a Sofía?

Por supuesto que la han visto, tonto. Estaban hablando apenas hace unos minutos.

—Fue a ver a Minimus—responde Amber sin ánimos.

—Gracias, permiso—hago una reverencia rápida y me voy

Esquivo algunos príncipes que buscaban una charla, a la cual no tengo tiempo y es la menor preocupación en estos momentos, necesito encontrarla y hablar con ella. Entro al establo con poca delicadeza, haciendo sorprender a los cuidadores, que me ven y se reverencian de inmediato.

—¿Ha visto a la princesa Sofía?—cuestiono  a un joven que inmediatamente asiente, me señala el pasillo donde duermen los caballos. Le doy algunas palmadas en el hombro como agradecimiento.

—¡Sofía!—grito a su espalda, está ¿Hablando con Minimus?, voltea y frunce el ceño con confusión.

—Hugo, ¿Qué haces aquí?—deja el cepillo que sostenía en las manos y toma su bolso con la intención de marcharse.

Le sostengo la muñeca y hago que se enfrente a mí.

—Solo iba a tomarlo para que podamos salir afuera—explica molesta—por favor suéltame.

Deshago el contacto y le hago una seña para que avance adelante, salimos del establecimiento y nos dirigimos a una banca, está debajo de un árbol, justo a lado de la pista de Derby.

—Estuve buscándote, quiero hablar sobre el colegio—esquiva mi mirada en cuanto me escucha.

—Ah eso—susurra—te dije que me iría pronto—enfoca su vista fuera de mí, como si no quisiera ni hablar conmigo.

—Olvidaste mencionar que te irías durante 5 años y que, para rematar, está en Camelot. El reino más alejado de aquí, ¿Tu padre no pensó en uno más cercano?—grito exasperado.

La veo levantarse con furia y señalarme con acusación—Tú—titubea furiosa—tú no preguntaste y tampoco me diste la oportunidad de decírtelo, no insististe cuando me fui—Esa mañana la recuerdo bien, tuve una discusión con mi padre y Axel. Mi hermano se niega a responsabilizarse y asumir su papel como heredero, así que hará lo que le ha funcionado durante años, tomarme como su suplente.

Me llevo las manos con cansancio a la cabeza y juro por Dios que estoy a nada de perder la paciencia; sin embargo, ella no sabe mis motivos.

—Ese día tuve problemas en casa, estaba distraído y no pensé que te fueras más allá de pocos reinos de lejanía, perdóname—Se mantiene en silencio, no quiero que se vaya pero tampoco quiero ser un obstáculo en su realización como duquesa. Jamás me interpondría en su crecimiento personal y académico, no soy nadie para hacerlo.

—Te perdono—habla con lentitud, poco usual en ella—pensé que no querías ser más mi amigo y he actuado como una tonta en estos días.

—Yo jamás voy a dejar de ser tu amigo—nunca, pienso—¿Acaso crees que tolero a estas personas por nada? Eres lo más rescatable de mi día, siempre.

Veo lágrimas asomarse por sus mejillas, que rápidamente son quitadas.

—¿Estamos bien?—pregunta sonriéndome.

Voy a extrañar esa sonrisa.

—Estamos bien—sonrió de vuelta.

Nos quedamos hablando sobre cosas banales hasta que somos interrumpidos por el retumbar de las campanas, las cuales indican el medio día. Sofía recoge sus cosas con desesperación.

—Debo irme, mis padres deben estar esperándome en el carruaje—explica. Asiento y la ayudo a terminar de guardar lo poco que queda fuera.

—¿Puedo visitarte mañana en tu palacio?—su rostro se queda pasmados y tal vez he ido demasiado lejos, aunque somos amigos hace años, jamás hemos intercambiado más de 5 visitas.

—Quisiera que fueras, Hugo, pero partiremos ahora mismo hacia Camelot—¿Ahora? Su declaración me deja perplejo, esperaba al menos verla por unos días más.
Permanece estática en su sitio, esperando por mí.

—Entonces ésta es la despedida—la veo contener el llanto una vez más, aunque está vez no está molesta—Deseo que te vaya de lo mejor, por favor nunca dudes de ti. Eres la chica más inteligente, amable e intrépida que conozco, confío en ti para superar cada prueba con la que te encuentres—Cada palabra que recito la creo fervientemente.

No obtengo respuesta, solo reacciono cuando Sofía se lanza a mis brazos envuelta en llanto. Me quedo de piedra por la acción, pero rápidamente me repongo y le devuelvo el gesto. Inspiró disimuladamente su perfume de lavanda, una última vez.

—Te voy a extrañar mucho. Espero que me permitan escribirte—también lo espero. Se separa de mí y recoge su bolso del suelo, lo ha tirado al abrazarnos. Cuando comienza a avanzar lejos de mí, me es imposible frenar mis palabras.

—Sof—la llamo, voltea hacia mí y continúo—te quiero.

Sonríe para mi una ultima vez y se ríe de forma risueña—También te quiero, Hugo.

La sigo con pasos lentos hasta que la veo reunirse con su familia, formula una disculpa a su padre y luego ambos suben al carruaje.

Se que volveré a verla, y cuando estemos frente a frente otra vez, seré merecedor de su afecto, eso lo prometo.



N O T A:

Segundo capítulo corregido:)
Algunas habrán notado que cambié la portada y el nombre, fue para darle más seriedad a la trama y a la historia.

DATO MED #2:
La hepatitis (inflamación del hígado) puede clasificarse como: aguda y crónica. Su etiología suele ser asociada a virus (virus de la hepatitis A, B, C, D, y E), siendo el A y el E, causantes de la fase aguda.

Besos y abrazos

- Yu

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