CAPÍTULO 15

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Albuquerque

Hugo

Reuniones interminables, asuntos que declamaban mi total atención me han retenido de escribirle a Sofía estos últimos días.

Ahora mismo estoy en la última reunión del consejo, los lords quieren expandir aún más la nación, pero la única forma de hacerlo es invadir una más pequeña.

—Como le comentaba a su alteza, hay varios prospectos de los que me he tomado el atrevimiento de investigar—Lord Carter pasa una carpeta a Frac, quién me la entrega inmediatamente.

Es una lista, países que seguramente no están en la mejor posición de defenderse.

Luan

Montenario

Morcaster

Encantia

En cuanto leo el nombre comienzo a sudar, ¿Así de mal están? No son un reino rico, pero todos saben que no son una nación que busca la guerra.

Cierro la carpeta y la boto sobre la mesa

—No atacaremos a nadie, no es el momento—declaro. Los Lords asienten sin chistar. Excepto Lord Carter, quien parece con ánimo de replicar mi orden.

—Pero su majestad—interviene en protesta

—He dicho que no—digo mordaz—Si me entero que trama algo acabaré con usted.

Él se inclina con súplica

—Nunca me atrevería, su alteza. Mi lealtad siempre ha sido suya—recita contrariado.

—Se levanta la reunión. Los asuntos importantes ya los hemos discutido, pueden irse—no espero a que salgan, camino rápidamente hacía mi despacho.

Los guardias abren las puertas en cuanto me ven aparecer por el pasillo. Frac cierra la puerta después de ingresar ambos. Hago un gesto de que tome asiento frente al escritorio.

—¿Sabías algo de esto?—Cuestiono. Frac me observa nervioso, busca algo en su maletín y me lo tiende.

—Es mi informante, dada la cercanía con la princesa de Encantia me tomé la libertad de poner a una persona de mi entera confianza allá—explica—como puede ver están en serios problemas.

—¿Cuándo demonios planeabas informarme de esto?—reclamo colérico.

—Planeaba decirle hoy, su majestad. Acabo de recibir todo esto hoy por la mañana—explica con pena.

Suspiro cansado y me limito a estudiar la dichosa hoja. En ella hay cuentas de la bóveda encantiana, las cuales son precarias por no decir otra cosa. No puedo creer que ella no me lo dijera.

—¿Ella lo sabe?—Frac niega al instante.

—Solo lo sabe el príncipe—informa.

El rey Rolan no quiere contarle al resto de su familia por su vergüenza o porque tiene un plan.

—Debe tener un plan—declaro. Frac rebusca nuevamente en el viejo maletín y saca una pequeña libreta. Hojea en ella hasta que encuentra la página deseada.

—Y lo tienen—dice al fin—aquí tengo los nombres de algunas señoritas en edad casadera.

—¿Y eso de qué nos sirve?—cuestiono irritado—habla claro.

Frac se remueve en su silla con nerviosismo.

—Quieren una alianza fructífera—Por supuesto que la quieren. Cambiarán a James por oro y cosecha.

DAYLIGHT | 1Where stories live. Discover now