CAPÍTULO 11

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Encantía

—Dios, por fin llegan—se quejó James ayudándolas a bajar del carruaje—casi anochece, no son horas para que estén solas quién sabe dónde.

—Basta, James—frenó Amber—No estábamos en "quién sabe dónde", fuimos a visitar a Hugo.

—Precisamente—susurró en respuesta

Sofía exhausta del viaje no prestó mayor atención a la disputa de sus hermanos, puesto que eran muy comunes entre ellos. Honestamente solo pensaba en darse un baño y meterse a la cama; ese día sí que había sido...demasiado.

James no dijo nada más para alterar a su hermana mayor, sin embargo, algo en el corazón le comía por dentro. Esa sensación habitaba en él desde el baile donde celebraron su regreso. Un sentimiento extraño que le incomodaba en demasía.

Los tres entraron al castillo en completo silencio. Las doncellas escoltaron a las princesas a sus respectivas habitaciones, no sin antes hacerles saber que no cenarían con su familia esa noche.

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La mañana siguiente todos los miembros de la familia Encantiana ya se encontraban desayunando en el gran comedor.

Conversaban animadamente sobre temas triviales y uno que otro chismorreo de la nobleza.

—¿Entonces? ¿Nos contarán cómo ha ido todo con el Rey Hugo? —La reina Miranda por fin había hecho la pregunta que desataría una vez más una rencilla entre los jóvenes altezas.

Sofía ensanchó aún más su sonrisa, recordar su caminata y la pequeña conversación con Hugo la hacían emocionar. Las hermanas se miraron con complicidad, la mayor decidió tomas la palabra.

—Bastante bien, él fue muy atento con Sofía, ¿verdad? —Sofía la miró de manera acusadora, pues su tono delataba otras intensiones.

—¿Ah sí? —El rey Rolan sabía que Hugo y Sofía habían compartido una amistad cuando eran niños, pero nunca imaginó que ellos caminarían en esa dirección.

—Fue atento y amable con ambas—dijo Sofía—los postres que cocinó su chef estuvieron riquísimos, ¿Cierto, Amber?

Ella asintió—Todo habría sido perfecto si ese grosero no hubiera interrumpido—se quejó—por su culpa Hugo dejó sola a Sofía—La información sin contexto dejó sus labios antes de si quiera pensarla a fondo.

—¿A quién debo mi agradecimiento? —James habló por primera vez desde que empezaron la conversación. —¿Quién fue el valiente?

—James—advirtió el Rey

—No entiendo qué es lo que te pasa, James—dijo Amber—estás así desde hace varios días, ¿Qué sabes de Hugo que hace que lo odies tanto? —inquirió colérica

Él no respondió.

Ni si quiera él sabía lo que le orillaba a detestar a Hugo.

Se quedaron en silencio un buen rato hasta que la reina no pudo más y a costa de su curiosidad preguntó sobre aquél desconocido del que se quejó la princesa.

—Fue Collin, madre—respondió—de haber sabido que nos encontraríamos con él no habría ido.

—Es el príncipe de Sterker, ¿verdad? —Rolan recordó que el muchacho estaba entusiasmado con su hija menor

—El mismo—confirmó Sofía—fue a negociar con Hugo, pero creo que no salió muy bien.

El rey asintió y todos continuaron con su desayuno.

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