CAPÍTULO 21

266 25 9
                                    

James

Llevamos horas viajando, horas interminablemente incómodas. Mi ahora esposa tiene la mirada perdida. Es tan tímida que apenas hemos intercambiado palabras después de las improvisadas nupcias.

Así es, me he casado. Lord Baffo insistió en consolidar la boda, por tanto mandó una misiva para la autorización de mi padre, quien no puso ninguna oposición. Me he debatido durante todo este tiempo el cómo le diré a mi familia, cómo reaccionarán mis hermanas.

Como un caballero debo dejar mis sentimientos a un lado, ahora estoy unido a una mujer que si bien no amo, le debo mi respeto. Tengo que soportar que Sofía se casará en algún momento de su vida, y cuando llegue ese momento deseo que no tenga este nudo en el pecho.

Catherina es muy complaciente, trata de siempre mostrarme una sonrisa cálida, creo que con el trato podría llegar a sentir aprecio por ella.

—¿Tienes frío?—estamos cerca de las tierras de Albuquerque, el clima es demasiado frío en esta época.

Ella niega aunque su rostro rojo y tembloroso me dicen lo contrario. Me lavando con cuidado y abro el baúl debajo del asiento. Saco un par de mantas para que se cubra.

—Gracias—solo toma una de ellas y frunzo el ceño—deberías cubrirte también.

Sonrío.

De repente el carruaje tambalea y me acerco a Catherina para protegerla de algún golpe.

—Disculpe, mi príncipe. Me distraje un momento—el cochero se asoma con su rostro pálido y avergonzado.

—¿Qué fue lo que viste?—con el rostro aún tenso analizo a Catherina. Intacta pero nerviosa.

—Parece que Albuquerque está de fiesta. Hay colores por todas partes, hacía mucho que no estaba tan animado— según recuerdo el aniversario de su reino no es por estas fechas, pero no soy bueno recordando esas cosas, seguro que sí es.

—Que no vuelva a pasar—advierto

—Sí, mi príncipe. Ya falta poco para llegar.

Catherina y yo volvemos a estar serenos y callados. Después de un rato se le ve cansada y aburrida. Supongo que ya se cansó de ver a la nada. Sus ojos buscan los míos.

—¿Tienes hermanos?—pregunta para disimular que la he atrapado viéndome de nuevo.

—Sí, tengo 2 hermanas—El hecho de que no hayamos siquiera hablado de nosotros demuestra lo apresurado de la boda.

—¿Son más jóvenes que tú?

—No, tengo una hermana mayor, Amber y una hermana menor, Sofía—explico—seguramente se llevarán bien.

Ella asiente.

—¿Lo saben?

Hago una mueca inconscientemente; no he tenido el valor para enviarles la noticia por carta. Prefiero que se desquiten conmigo en persona. No es muy inteligente de mi parte, más bien es una tontería.

—Supongo que no—susurra

—Lo sabe mi padre, y con eso es suficiente—aclaro. No parece reconfortarla en lo absoluto. Tomo su mano para generar más confianza y crear una base que refuerce mis palabras—Mi madre te adorará, estoy seguro.

Sonríe levemente y eso me alivia, no indago más en sus respuestas y me limito a sentarme en silencio. No tardamos mucho en comenzar a descender.

—Estamos llegando, prepárate—Catherina saca un pequeño espejo y peina su cabello apresuradamente con sus manos. El viaje ha sido largo y su elaborado peinado a sufrido las consecuencias de la turbulencia.

DAYLIGHT | 1Where stories live. Discover now