🅳︎🅸︎🅴︎🅲︎🅸︎🅽︎🆄︎🅴︎🆅︎🅴︎

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𝗘𝗹 𝗰𝗼𝗹𝗮𝗰𝘂𝗲𝗿𝗻𝗼 𝗵𝘂́𝗻𝗴𝗮𝗿𝗼

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En los siguientes días la única luz en un horizonte que nunca había estado tan oscuro.

Heather, que no podía dormir bien, por las noches solía tomar su mochila vieja, su capa invisible, el mapa del merodeador y escabullirse a los lavabos abandonados del segundo piso y donde habitaba Myrtle la Llorona, con quien hablaba un poco para que despues la chica viva se adentrara a la oscuridad que emanaba la entrada de la Cámara de los Secretos.

Pasaba sus noches en desvelo en aquel lugar húmedo, lleno de huesos de roedores y en compañía del cuerpo en descomposición de un basilisco; practicaba y estudiaba lo que sabía respecto a la magia oscura, pero sabía que podía aprender más si tuviese en su poder Secretos de las artes más oscuras.
Pero como no era así, tenía que conformarse con los libros que había tomado prestados (de manera ilícita, claro) de la sección prohibida de la biblioteca y los que ella había comprado unos veranos antes.

O al menos así fue hasta el séptimo día después de su separación con Ron y su elección en el Torneo.

Aquella mañana estaba demasiado tranquila para ser un día libre y con un clima más que perfecto para relajarse en las orillas del lago negro. Sin embargo, la mayoría de los alumnos estaban resguardados dentro del castillo y sólo un pequeño grupo estaba fuera.

Hermione estaba ocupada realizando deberes en la Sala Común y Heather había decidido no quedarse a acompañarla, la castaña no se molesto. Hermes, por otro lado, decidió ayudar a su hermana para que acabara lo más pronto posible. Ella, Heather, aviso que estaría en los jardines, así que tomó Asesinato en el Orient Express y se despidió.

Cuando la azabache llegó a los jardines se acercó al chico rubio que leía recargado en un haya a una distancia prudente del lago negro y se sentó de golpe.

—¡He-Heather, me asustaste!

—Perdona, Neville —dijo la chica, acomodando su túnica—. ¿Qué lees?

—Las plantas acuáticas mágicas del Mediterráneo y sus propiedades —respondió Neville, dejando un marcador y mirando a su acompañante—. El otro día este chico extranjero, Leo (creo que así se llama), me pidió ayuda con Herbología y acepte a cambio de éste libro.

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Where stories live. Discover now