🆅︎🅴︎🅸︎🅽︎🆃︎🅸︎🅲︎🆄︎🅰︎🆃︎🆁︎🅾︎

143 9 3
                                    


╭══════•>☇<•══════╮

𝗟𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗶𝗰𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗦𝗸𝗲𝗲𝘁𝗲𝗿

╰══════•>☇<•══════╯

╰══════•>☇<•══════╯

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

╰───╮⚡︎╭───╯

Todos se levantaron tarde el 26 de diciembre. La sala común de Gryffindor se encontraba más silenciosa de lo que había estado últimamente, y muchos bostezos salpicaban las desganadas conversaciones.

El cabello de Hermione volvía a estar tan enmarañado como siempre, y ella confesó que había empleado grandes cantidades de poción alisadora; «pero es demasiado lío para hacerlo todos los días», añadió con sensatez mientras rascaba detrás de las orejas a Crookshanks, que ronroneaba.

Ron y Hermione parecían haber llegado al acuerdo de no tocar más el tema de su disputa. Volvían a ser muy amables el uno con el otro, aunque algo formales.

Ron y Heather los pusieron al tanto de la conversación entre madame Maxime y Hagrid, pero ellos no parecierón encontrar tan sorprendente la noticia de que Hagrid era un semigigante.

—Bueno, ya me lo imaginaba —dijo Hermione encogiéndose de hombros—. Sabía que no podía ser un gigante puro, porque miden unos siete metros de altura. Pero, la verdad, esa histeria con los gigantes... No creo que todos sean tan horribles. Son los mismos prejuicios que tiene la gente contra los hombres lobo. No es más que intolerancia, ¿verdad?

Daba la impresión de que a Ron le hubiera gustado dar una respuesta mordaz, pero tal vez no quería empezar otra discusión, porque se contentó con negar con la cabeza cuando Hermione no lo veía.

—¡Creí que era obvio! —exclamó Hermes, con los ojos al tope—. Midiendo tres metros no era algo que se pudiera ocultar, ¿no? ¡Para huesos grandes están los dinosaurios! —Heather le dio la razón.

Había llegado el momento de pensar en los deberes que no habían hecho durante la primera semana de vacaciones. Una vez pasado el día de Navidad, todo el mundo se sentía desinflado.

Todo el mundo salvo Heather, que otra vez comenzaba a preocuparse. El problema era que, una vez terminadas las fiestas, el 24 de febrero parecía mucho más cercano, y aún no había hecho nada para descifrar el enigma que encerraba el huevo de oro.

Así pues, empezó a sacar el huevo del baúl cada vez que subía al dormitorio; lo abría y lo escuchaba con atención, esperando que algo cobrara sentido de repente. Trataba de pensar a qué le recordaba aquel sonido, aparte de a una treintena de sierras musicales, pero nunca había oído nada que se le pareciera.

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Where stories live. Discover now