🆅︎🅴︎🅸︎🅽︎🆃︎🅸︎🆂︎🅴︎🅸︎🆂︎

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𝗟𝗮 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗻𝗱𝗮 𝗽𝗿𝘂𝗲𝗯𝗮

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—¡Dijiste que ya habías descifrado el enigma! —exclamó Hermione indignada.

—¡Baja la voz! Sólo me falta... afinar un poco, ¿de acuerdo?

Ocupaban un pupitre justo al final del aula de Encantamientos. Aquel día tenían que practicar lo contrario del encantamiento convocador: el encantamiento repulsor. Debido a la posibilidad de que ocurrieran desagradables percances cuando los objetos cruzaban el aula por los aires, el profesor Flitwick había entregado a cada estudiante una pila de cojines con los que practicar, suponiendo que éstos no le harían daño a nadie aunque erraran su diana. No era una idea desacertada, pero no acababa de funcionar.

La puntería de Neville era tan mala que no paraba de lanzar por el aula cosas mucho más pesadas: como, por ejemplo, al propio profesor Flitwick.

—Olvídense por un minuto del huevo ese, ¿quieren? —susurró Heather, mientras el profesor Flitwick, con aspecto resignado, pasaba volando por su lado e iba a aterrizar sobre un armario grande—. De lo que quiero hablarles es de el despacho de Snape...

Aquella clase era el marco ideal para contar secretos, porque la gente se divertía demasiado para prestar atención a las conversaciones de otros.

Durante la última media hora, en episodios susurrados, Heather les había relatado su aventura de la noche anterior.

—¿Snape dijo que Moody también había registrado su despacho? —preguntó Ron con los ojos encendidos de interés, mientras repelía un cojín con un movimiento de la varita (el almohadón se elevó en el aire y golpeó contra el sombrero de Parvati, el cual fue a parar al suelo—. Esto... ¿crees que Moody ha venido a vigilar a Snape además de a Karkarov?

—Dudo que Dumbledore le haya pedido hacerlo, pero es lo que está haciendo —dijo Heather, repeliendo con la varita el cojín que salió volando a la caja donde se suponía que todos estaban apuntando—. Moody dijo que si Dumbledore permitía a Snape quedarse aquí era por darle una segunda oportunidad...

—¿Qué? —exclamó Ron, sorprendido, mientras su segundo almohadón salía por el aire rotando, rebotaba en la lámpara del techo y caía pesadamente sobre la mesa de Flitwick—. Heather... ¡a lo mejor Moody cree que fue Snape el que puso tu nombre en el cáliz de fuego!

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora