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¿Asustada?

No

¿Preocupada?

Menos

¿Histérica?

Definitivamente sí.

Su cuerpo temblaba, y no tenía frío, estaba muy nerviosa, sus expresiones solo demostraban terror, inquietud y, nada más y nada menos que... histeria, y mucha. La desesperación le estaba carcomiendo por completo, tanto, que incluso tenía que soportar esas ganas inmensas de morder las uñas de sus manos.

¿Qué podía hacer en ese momento?

Nada, absolutamente nada.

—Irene, cálmate, verás que lo vamos a encontrar, tal vez está...

—¡No! No ves que ya hemos buscado varias veces —. Dijo con ganas de llorar, no de tristeza, sino más bien de desesperación. —El jefe Choi va a matarme, ya me vi cavando mi propia tumba —. Chilló.

—Puede que se nos haya pasado un lugar, ¿No recuerdas algo? —. La manera tan tranquila en la que el contrario le hablaba, le hacía calmar, pero no demasiado.

—Ren, ya lo busqué, y te juro que no sé dónde está. La última vez que lo vi, fue cuando el CEO Choi estuvo aquí, junto con Yeon...

—Espera, ¿Qué?

Por el semblante de sorpresa de Ren, Irene pudo darse cuenta de algo importante y, por lo visto, su amigo también había captado eso.

Estaban perdidos.

—Esto está mal —. Aseguró, pasó ambas manos por su rostro, y suspiró. —¿Qué vamos a hacer?

—Lo más obvio, decirle al jefe Choi la verdad —. Una expresión de duda apareció en la cara de la chica al escuchar tales palabras del mayor.

No estaba muy convencida con ello, pero era lo mejor.

Por otro lado, el rubio se encontraba admirando el piso de la empresa. Sí, así es, iba con la mirada en el suelo, más que nada porque no están muy seguro de que el mayor aceptara comer con él, no en un restaurante, o algo parecido, sino en su oficina. Bien, aunque ya le había quedado bastante claro eso de que a su jefe no le agradaba esa idea, no perdía nada con intentar, pero si terminaba ganando algo, los regaños de su mayor, eso no era bonito.

Luego de tocar la puerta dos veces, la abrió y entró, para luego encontrarse con el pelinegro, el cual había dejado caer todo su peso en el respaldo de su silla, a la vez que cubría si rostro con su antebrazo, estaba un poco más tranquilo, pero, obviamente, eso no le quitaba el coraje.

—Jefe Choi —. Habló en menor con tono dulce, una sonrisa formada en sus labios, y la emoción recorriendo su cuerpo.

El mayor solo emitió un "¿Mmh?" dando a entender que qué quería.

—Usted... ¿Gusta... algo de... comida? —. Preguntó con un poco de duda.

—Dame tres razones por las que debería comer en un momento como este —. Soltó con frialdad.

Wooyoung rió con nervios, asintió y comenzó a pensar, no lo sabía.

—¿Y bien?

—Pues, tal vez... tal vez porque es buen lugar —. Sonrió. —Amm... también porque la comida es... ¿Buena? Y... la tercera es porque, si no come, le puede hacer daño —. Finalizó.

San lo observó con una ceja alzada, no podía creer lo que su novio había dicho, era sorprendente.

—Wooyoung, acabo de hacer un coraje muy temprano, si como ahora, me dolerá el...

Lo intenté // SanwooWhere stories live. Discover now