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Un silencio estremecedor era lo único que se podía apreciar en ese lugar. Una vez que el hombre frente a ellos hizo presencia en la corte, absolutamente todos se quedaron en silencio.

Era momento de que el juez diera su veredicto final, por lo que cada una de las personas que se encontraban ahí, estaban con ansias.

El juez comenzó a hablar, luego de abrir de nuevo la sesión. Shiwon miraba con despreció a su hijo, nunca pensó que ese "mocoso grosero", como él le solía decir, estaría ahí, defendiendo su puesto a toda costa, para poder dejar en claro que él no era culpable de nada. Jamás se le había pasado por la mente eso de tener que pelear con uno de sus hijos. Todo eran tan diferente hace ya varios años, que ahora parecía que eran unos simples desconocidos que no se llevaban para nada bien.

Las palabras que el juez pronunciaba, le hacían enojar al máximo, estaba harto. Sí, harto. Cansado de soportar el hecho de que alguien que llevaba su propia sangre, estuviese dispuesto, y muy decidido, a llevarlo a la ruina y ponerlo tras la rejas. Supuso que en ese momento, ya nada valía la pena.

-... por lo tanto, he llegado a la conclusión de que el señor Choi Shiwon es declarado culpable -. Anunció el mayor, dirigiendo una mirada de indiferencia al mencionado, quien dé inmediato lo observó de mala manera. -por lo que se le impone una sentencia de seis años por fraude empresarial, con una multa de ciento veinte veces el salario, con base en artículo 386 del Código Penal. Además, se incluirá una pena de dieciséis años por violación, más una multa de cien mil pesos, quince años por abuso infantil, ya contando el año y medio de multa, y diez años, más multa de doscientos días por abuso sexual a jóvenes. Con eso queda determinada la sentencia, y doy por finalizado el caso -. Decretó el juez, para luego cerrar el juicio dando un golpe con su mallete.

Luego de eso, dos oficiales se llevaron al hombre de apellido Choi, para poder encerrarlo, al igual que a Chanhee, ya que este era su cómplice.

-¡Me vengaré de ti, Choi San! ¡Te saldrá caro tu jueguito! ¡De esta no te salvarás! -. Gritaba el señor Choi con evidente furia, a la vez que intentaba deshacerse de los dos policías que lo tenían sostenido de ambos brazos con mucha fuerza.

-San -. Le llamó el Licenciado Hwang, su, ahora, abogado. -¿De dónde sacaste el vídeo final? -. Cuestionó, sabía que algo no estaba bien.

-En realidad... DongHo se lo dió a Sunghyun, dijo que esa era evidencia suficiente para hundir a mi... al Señor Shiwon -. Sinceró.

-Por dios -. Le dedicó una sonrisa cómplice. -Tu familia si que está loca, y más tu padre -. Rió. -Bueno, tenemos que irnos, recuerda que Park te está esperando -. Aclaró.

San lo observó y asintió sin decir nada, pero soltando un suspiro de alivio, estaba libre, ya no volvería a pisar ese lugar tan horrible y frío. Aunque sin duda, extrañaría eso de estar molestando al policía que custodiaba su celda día y noche. Le había gustado ver los gestos de desesperación que hacía el oficial cada que lo encaraba.

-Yo lo llevaré -. Habló la joven de cabello, ahora, café, con emoción.

-Está bien, yo me encargaré de limpiar tu expediente, así que no te preocupes -. Aseguró Hwang con una sonrisa.

El pelinegro lo miró y le devolvió el gesto, algo que sorprendió a la mayoría, incluyendo a Byoung.

-Gracias, Licenciado Hwang -. Se despidió, para luego dirigirse a la puerta de salida.

Una vez a fuera del ministerio, sintió como el aire fresco golpeaba su rostro, era una sensación que jamás en su vida había sentido, era como si todo lo malo hubiese desaparecido de su mundo, dando paso a una inmensa calma, con una vibra bastante relajante y agradable. Amaba la libertad.

Lo intenté // SanwooWhere stories live. Discover now