NADA ES GRATIS. - FanFic adulto Chilumi / Tartaglia /Lumine

𖧷 Capítulo 47 𖧷

— ¿Zhongli, me acompañas a la Isla Amakane?  Si no recuerdo mal, esta cerca de aqui.

— No te voy a acompañar a espiar a Lumine, Childe. Ya lo hablamos.

— Si no me acompañas te juro que nunca más vuelvo a prestarte dinero, ni pagarte nada. — Amenazó Tartaglia riéndose. Sabía el punto débil de Zhongli.

— Está bien, vamos.

— Que fácil que se corrompe un Arconte. — Se reía Tartaglia burlándose de él.

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Lumine, Kazuha y Gorou se encontraban sentados en una mesa de picnic, al borde de un pequeño acantilado.

El viento dejaba caer junto a las brisas los pétalos de cerezo.

Los tres estaban terminando de comer unos dulces que compraron en los puestos.

Tartaglia y Zhongli llegaron a destino, y divisaron de lejos a Lumine con sus amigos.

Muy despacio se acercaron lo suficiente como para poder escuchar de que hablaban sin ser vistos. Estaban ocultandose detrás de un puesto de comidas.

— Las cosas que hago por ti, Childe. Esto es totalmente incorrecto. Una total violación a la privacidad de tu pareja.

— Shhh, después me sermoneas. — Tartaglia calló al Arconte.

Los tres amigos continuaban charlando y contado sus aventuras.

— ¿Gorou estás bien? — Lumine vio que Gorou empezó a olfatear.

— Siento el olor de tus amigos, con los que viniste ayer a la cena.

Gorou se levanto, siguiendo el olor.

Tartaglia y Zhongli habían sido detectados por el general de la isla Watatsumi.

— Mierda. Lumine se enojara si descubre que la estoy siguiendo.

— Te lo adverti. — Suspiró el Arconte.

— ¡Zhongli pensa rápido! — Tartaglia tomo de la mano al Arconte, y se fue corriendo con el hacia el borde del acantilado para saltar a la orilla de la isla.

Zhongli rápidamente, en el medio del salto. Invoco un escudo para ambos y así amortiguar la caída.

Saltaron aproximadamente 10 metros. 

Ambos cayeron sin un rasguño, gracias a Zhongli.

— ¡CHILDE, A VECES ME DAN GANAS DE MATARTE! — Zhongli se enojo con el Fatui.

Tartaglia empezó a reírse. No solía ver enojado al Arconte.

— Un poco de adrenalina no te viene mal. — Seguía riéndose el Fatui.

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Gorou volvió con Kazuha y Lumine.

—Mi olfato debe estar fallando, les juro que senti su olor. — Volvió Gorou decepcionado. — Dottore me golpeó mucho en la nariz. Seguro me la atrofio para siempre...

A Lumine le dió mucha lastima escuchar eso..

— ¿Kokomi no puede ayudarte? — Pregunto Kazuha.

— Si, le voy a pedir que revise mi naríz. Estoy un poco preocupado por mi salud. Los dejo solos.

— Te acompañamos. — Dijeron al unísono Lumine y Kazuha.

— No, por favor, quiero estar solo..

Gorou los despidió y se fue caminando con tristeza. El generalmente no valoraba su vida. Siempre anteponía la vida de los demás sobre la de él con tal de salvarlos. Pero después de estar tan cerca de la muerte, su pensamiento cambio. Y aprendió a valorarse más.

Zhongli y Tartaglia vieron como Gorou se iba de la isla. Eso le dió pie a Tartaglia a insistir en volver a escuchar. Y más aún si ahora Kazuha se quedó a solas con Lumine.

— Diez minutos más y me voy. — Susurro el Arconte en voz baja.

— No seas así, si me ve contigo pensara que nada más estoy paseando.

— Esto que estás haciendo no está nada bien, Childe.

Los dos dejaron de hablar para escuchar.

— Ojalá Gorou se recupere pronto... Espero en un futuro ser lo suficientemente fuerte como para vencer a ese enfermo de Dottore. — Comento entre dientes Lumine.

— Todos los Once son seres despreciables. Espero puedas matar a cada uno de ellos. Estoy dispuesto a ayudarte. — Respondió Kazuha.  — Beidou me contó lo del Onceavo, fuiste demasiado buena al dejarlo con vida.

Zhongli y Tartaglia se sorprendieron al escuchar a dónde se dirigía la conversación.

— El Onceavo es el único diferente entre los Once. — Respondió Lumine.

— ¿Diferente? El sigue las órdenes de la Zarina. Si ella se lo ordena, va a matarte, a vos, a mi, a cualquiera.

Lumine quedó pensativa. Tartaglia aprecia mucho a La Zarina. ¿Será capaz de matarla si se lo ordena?

— ¡Me está poniendo en su contra! — Se indigno el Fatui.

— Es lo que te toca por continuar en esa asociación. — Respondió Zhongli.

Lumine cambio el rumbo de la conversación, hablar de Tartaglia de esa forma la ponía nerviosa.

Continuaron hablando de sus aventuras.

— Estoy un poco cansado, creo que voy a recostarme. — Bostezo el samurai.

— Adelante. — Lumine creyo que iba a recostarse en la manta o en el pasto. Pero Kazuha apoyo su cabeza en las piernas de Lumine.

Lumine se avergonzó un poco, pero se le pasó rápido. Su amigo podía recostarse en ella, no había nada de malo en ello.

— Lo voy a matar. — Tartaglia apretaba sus puños de la ira. — No me hace falta una orden de la Zarina para destruirlo, lo haría con gusto.

— Childe cálmate, estás malpensando las cosas.

Lumine, en un gesto amistoso, acaricio la cabeza del samurai. Este cerro los ojos para relajarse en el momento.

Unos minutos después. Kazuha se sentó al lado de la viajera, teniendo el rostro de ambos muy de cerca.

Kazuha empezó a mirar fijamente los pequeños labios de Lumine.

— Eres muy hermosa, tan hermosa como un mar en calma.

— Gracias por el halago. — Sonrió Lumine. Creía que era un piropo normal sin ningún trasfondo.

Pero se equivocó.

El samurai entrelazo sus dedos en el cabello de Lumine y puso sus rostros frente a frente.

— Quiero hacerte feliz. — Kazuha atrajo sus labios hacia los de el. Otorgandole un sopresivo beso.

Zhongli y Tartaglia vieron la escena. Ambos quedaron petrificados.

— ¿Childe, no prefieres irte?

— Necesito ver la reacción de Lumine.

Lumine no sabía que hacer, no quería quedar como la mala alejándolo de ella. No quería que Kazuha la odie. Así que decidió esperar a que termine el beso, aunque ella no movió sus labios ni cerro los ojos.

Después de unos segundos. Kazuha decidió terminar el beso.

— ¿Estás bien? Veo que te impacte.

Ambos se levantaron y se pusieron de pie.

— Kazuha... me siento halagada, pero ya estoy enamorada de alguien más. Perdón...