La historia es +18, advertencia de contenido adulto, existe la violencia y los escenarios sexuales a medida que avanza la historia. Por favor, leer con discreción.
Todos los personajes en mi historia son
mayores de edad.
❌ QUEDA TERMINANTEMENTE P...
Tartaglia utilizó su fuerza física para aferrar sus pies al suelo, Lumine se sostuvo de su espalda para no caer.
La energía electro desprendía mucha fuerza.
Cuando la energía elemental del elemento antes nombrado cesó pudieron ver a su hija desmayada en un costado de la gran sala, los padres de lejos pudieron persuadir que Ásther aún respiraba.
Allí estaban dos de los Once, La Signora y a su derecha, estaba él, caminando unos pasos más adelante.
El baladista, el sexto de Los Once de los Heraldos Fatui, Scaramuccia.
Tartaglia y Lumine estaban ambos desarmados, pero la viajera no necesitaba de un arma para controlar un elemento.
Pero el sexto fue más veloz, dirigió un rayo electro hacia su cuello, que no le permitía respirar.
Cuando Tartaglia quiso abalanzarse al hombre del sombrero llamativo, fue detenido por detrás por dos brazos que lo sostenían con una fuerza bruta.
Era Dottore, que se posicionó detrás del Fatui para sostenerlo del cuello y del abdomen para cortar su respiración.
- ¡Z-ZHONGLI!- Intento gritar Tartaglia, con el poco aire que ingresaba en sus pulmones.
Dottore no poseía una visión, ya que el odia a los portadores.
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- ¿De verdad crees que tú noviecito va a venir a tu rescate? Estas no son sus tierras. - Se reía Dottore, toreandolo.
- Están muy alterados. - Fueron las primeras palabras de Scaramuccia. - Descansen y después conversamos.
Scaramuccia alzó su mano, subiendo más el voltaje de la corriente eléctrica en el cuello de la viajera, haciendo que caiga desmayada en el momento.
Y Dottore, con un brazo cortaba la respiración del Fatui, mientras este intentaba escapar sin éxito, y con la otra la llevo a el bolsillo de su pantalón, extrayendo una jeringa que fue inyectada brutalmente en el cuádriceps de nuestro Fatui, dejando ingresar lo que parecía un líquido somnífero, haciendo que lentamente cierre los ojos, quedando inconsciente, cayendo de rodillas.
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Quien sabe cuántas horas pasaron.
Tartaglia de a poco iba recuperando la conciencia, abría lentamente sus ojos. Veía todo borroso y escuchaba un pitido en sus oídos.
Podia darse cuenta que le estaba sangrando la nariz.
De a poco lo borroso podía verse nítido.
Y ahí la vio.
Lumine estaba de pie, ya despierta, mirando al suelo, con los brazos abiertos, estaba sujetada por unas cadenas de energía electro que la tomaba de las muñecas y de los pies. Inmovilizandola.
Tartaglia estaba de igual manera.
- ¡Lumine! - grito Tartaglia desesperado.
Lumine solo lo vio a los ojos, aterrada.
Ella tenía las muñecas y los tobillos cubiertos de sangre, se ve que se había despertado antes que Tartaglia e intento escapar, pero no hubo forma.
Scaramuccia era extremadamente poderoso.
- Por fin despertaste, traidor. - La voz de Scaramuccia era siniestra.
- ¡HIJOS DE PUTA, ELLAS NO TIENEN NADA QUE VER CON ESTO! - Respondió nuestro Fatui.
- Primero, te convertiste en la mascota y la billetera de un Arconte. Segundo, te enamoraste del enemigo, y tercero, tuviste una hija con el enemigo. ¿Tanto odias a nuestra Zarina? - Exclamó Dottore.
- ¡SUELTEN A LUMINE Y A MI HIJA, INFELCES! ¡ELLAS NO TIENEN NADA QUE VER!- Tartaglia los miraba con odio, no podía creer que aún no iguale la fuerza del sexto.
- Si que tienen que ver... Gracias a esta heroína te descarrilaste... Aunque siempre fuiste un perro descarrilado. - Scaramuccia intensificó el agarre de las cadenas electro de Lumine. Haciendola gritar y retorcerse del dolor.
- ¡BASTA HIJO DE PUTA, DETENTE!- Tartaglia intentaba soltarse, pero sus poderes eléctricos lo retenian como prisionero, no pudo evitar que las lágrimas cayeran de sus ojos al ver a Lumine sufrir del dolor.
- Tranquilo, Tartaglia. - Sonreía el sexto con una sonrisa psicópata. - Te estás poniendo nervioso por nada, has cambiado. Te volviste débil. ¿No se supone que eres fuerte? ¡Libérate de mis cadenas entonces!
- Mi hija es muy pequeña, solo tiene cuatro años, por favor, llévatela de aquí... -
- Dottore la durmió con una de sus jeringas. - Le respondió Signora, se dirigió a Ásther y la tomo de los pelos, sacudiendola con fuerza para demostrarle que estaba dopada. - ¿Ves hermoso? No se va a despertar.
- NO TOQUES A MI HIJA, DEBI HABERTE MATADO CUANDO TUVE LA OPORTUNIDAD. - Grito Tartaglia al ver la violencia que ejercía en su hija.
Tartaglia tenía la cara transformada de la ira. Estaban torturando físicamente a Lumine y a Ásther, pero no a él.
Dottore y Signora estaban detrás de la viajera. Viendo toda la escena severamente. Scaramuccia estaba por encima de ellos, por lo que debían obedecer.
- Ajax Kuznetzov, Childe, Nobile, Tartaglia... - Scaramuccia se acercó bien delante de nuestro Fatui, y con el dedo índice, lo coloco debajo de el mentón del opuesto, alzando su mirada para que lo mire a los ojos. - Mira que te advertí que no vuelvas a causar problemas después de tu traslado de Snezhnaya. Tú me obligas a actuar así, pero de algún modo tienes que entender que debes ser menos problemático.
- A mí hazme lo que quieras, tortúrame, mátame, pero a ellas sueltalas, te lo suplico... - Rogó nuestro Fatui.
- En algún momento de tu vida tienes que purgar tus pecados. - Scaramuccia seguía con una sonrisa demente, estaba disfrutando de hacer sufrir a Tartaglia torturando sus dos puntos débiles.
La desesperación y el horror abrazaban al cuerpo del Onceavo, le ardía el pecho, sentía que estaba a punto de estallar.
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