𖧷 Capítulo 62 𖧷

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Arte de las imágenes :/Khaizusan

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El Onceavo estaba despojado de su visión, de su engaño y de su legado del mal. No tenía forma de atacar.

Tartaglia y Lumine continuaban en la misma posición, parados, con los brazos abiertos, encadenados por cadenas electro.

- ¿Qué quieres de mi? ¿Qué quieres de mi hija y de mi mujer? Por favor, torturame todo lo que quieras, pero a ellas dejalas en paz. Te lo suplico. - Tartaglia miraba hacia el suelo, aturdido. Su cuerpo estaba entumecido del terror.

- Es éxtasis para mis odios escucharte suplicar. - Scaramuccia respondió. - Tantos problemas me causaste en Snezhnaya... Y encima te das el tupé de traicionarnos.

- Sueltalas por favor... -

- ¡Pero que insistente que eres! - Dottore estaba cansado de Tartaglia, lo tomo fuertemente del flequillo y le proporciono un puñetazo limpio a mano cerrada.

Tartaglia empezó a escupir sangre, el doctor le había roto el labio, y eso que no utilizo ni la cuarta parte de toda su fuerza fisica.

- ¡Ay no... En la cara no! Es lo único bueno que tiene. - Signora empezó a reírse con sarcasmo.

Lumine comenzó a llorar con las pocas fuerzas que le quedaban, pero se mantenía en silencio. Ella en el fondo sabía que no podía contra estos tres Heraldos.

El sueño de reencontrarse con su hermano estaba cada vez más lejano.

Dottore volvió a tomarlo del flequillo a Tartaglia con fuerza.

- Como me viste la cara de estúpido al decirme que querías pagar la deuda de ella para que la mates con tus propias manos y nada más querías tener sexo con ella. ¿Sabes algo? A mí no me agrada que me tomen por estúpido. - Dottore amago con el puño para volver a pegarle, pero se dió media vuelta, otorgandole ese puñetazo a Lumine.

- ¡BASTA HIJO DE PUTA, GOLPEAME A MI! - Gritaba Tartaglia con todo su ser.

Tartaglia se odiaba a si mismo por no ser más fuerte.

Dottore no poseía una visión, pero si una brutal fuerza física, además de su inteligencia.

- Se me ocurrió una idea genial. - Dottore se paró delante de Tartaglia y empezó a quitarse el cinturón de su pantalón mientras se reía como un desquiciado. - La violaré delante de tus ojos.

Tartaglia empezó a gritar desesperado para seguir intentando liberarse de las cadenas que lo aprisionaban, cosa que era imposible, con cada movimiento iba cortandolo más.

- No es necesario. - Scaramuccia lo frenó, poniendo cara de asco.

A Dottore no le quedó otra que obedecer, estaba decidido a destruir a Tartaglia por tomarle el pelo.

- ¿Bueno... Empezamos? - Signora parecía impaciente.

Scaramuccia empujó un poco con la energía electro a nuestro Fatui, colocándolo en diagonal a Lumine, ambos podían verse.

Y, a unos tres metros de distancia, los tres Heraldos se colocaron delante de la viajera.

Dottore fue a agarrar un maletín que había cerca del lugar donde estaban y lo apoyo en la mesa que estaba detrás de los Heraldos.

Y al abrirlo, se podían ver demasiadas herramientas, todas parecían ser muchos bisturís.

- ¿Ahora el dilema es... Tartaglia tomaras esto como ejemplo para no volver a traicionarnos? - Scaramuccia le hablaba al Fatui, que seguía intentando escaparse. - En fin, no perdamos más tiempo.

Dottore estaba extasiado, tomo uno de sus bisturís, estaban tan afilados que brillaban.

- Hace años que no juego a los dardos...- Signora examinaba los bisturís.

- ¡El que apunta en su sistema cardiovascular gana! O en otras palabras... - Dottore miro al Fatui desafiante, con una sonrisa de oreja a oreja - El que le apunta en el corazón a la viajera gana.

- ¡NO, HIJOS DE PUTA, NO! - Tartaglia ya no sabía que hacer para detener la situación. - ¡MATENME A MI, TIENE UNA HIJA QUE LA NECESITA MÁS QUE A MI! ¡ES A MI A QUIEN BUSCAN!

Los tres Heraldos lo ignoraban.

- La única regla es, que en la cara no. - Scaramuccia tenía una sonrisa psiquiatrica.

El primero en arrojar el bisturí fue Dottore, que apuntó en el muslo de la viajera.

Lumine gritaba del dolor intenso y punzante.

La sangre empezó a brotar en cantidad, manchando aún más el suelo de sangre.

Ella no se merecía esto.

Tartaglia lloraba y gritaba, pidiendo que por favor se detengan y que lo apuñalen a él.

Signora apunto pero le erró. Dottore empezó a reírse de ella.

Para estos desquiciados era un juego, un juego divertido y normal.

- ¿Algunas últimas palabras, viajera? - Scaramuccia apuntaba.

Lumine, con las pocas fuerzas que le quedaban, miro a su pareja, intentando sonreír.

Ella sabía que este era su fin.

- Cuida a Ásther por mi... - Lumine tocia sangre. - Te amare por siempre, Ajax.

- ¡NOOOOOOOOO! - Tartaglia se retorcía y gritaba, vio como el bisturí se acercaba a su amada como si fuese en cámara lenta.

Y evidentemente, el sexto apunto.

Apunto en el corazón de Lumine.

La sangre empezó a brotar de la boca de la viajera, sus ojos se fueron apagando...

Scaramuccia la libero de las cadenas electro, haciendo que ella caiga rendida al suelo.

Tartaglia se paralizó, sintió un frío que nunca antes había sentido. El creía que también su corazón había dejado de latir.

Todo su futuro, todo su mundo, toda su felicidad se vino abajo mientras veía la imagen muerta de la mujer de su vida..

Todo su futuro, todo su mundo, toda su felicidad se vino abajo mientras veía la imagen muerta de la mujer de su vida

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