¿Serás Tú? || Markson | Omegaverse ||

Capítulo 11.

Mark había nacido en una familia acomodada. Su madre, una omega, era una solicitada ilustradora digital y su padre, un alfa, solía ser el CEO de un pequeño pero exitoso consorcio comercial.

Desde pequeño Mark había sido un chico muy bien portado. No era inquieto, ni hacia travesuras. Sus maestros lo describían como un niño inteligente y amable con los demás. Solía tener muchos amigos y salir a jugar constantemente.

El día que su madre enfermó gravemente y tuvo que ser internada, el mundo de Mark y de su padre cambió totalmente. Por más que ella luchó y los doctores hicieron todo lo que pudieron, lamentablemente no pudieron salvarle la vida. Mark aún estaba pequeño y no entendía muy bien lo que estaba sucediendo. Cuando intentaba preguntarle a los adultos que estaba sucediendo le decían que debía mantenerse en silencio y no debía hacer tantas preguntas. El pelirrojo sin embargo podía sentir lo que sucedía a su alrededor. Se daba cuenta de la ausencia de su madre y de lo triste que estaba su padre. Con el pasar del tiempo Mark empezó a hablar cada vez menos y encerrarse en sí mismo, Por esa razón su padre sintió la necesidad de volverse a casar para que Mark no sintiera tanto la pérdida de su mamá, aunque las cosas aún así no cambiaron mucho.

El pelirrojo al crecer se había vuelto un jovencito muy atractivo y popular entre los alfas betas y omegas de su escuela. Muchos lo veían como alguien realmente inalcanzable pues Mark no hablaba mucho con nadie, era demasiado tímido. Se le dificultaba mucho hacer amigos y debido a que era bastante inocente y un poco ingenuo la gente solía aprovecharse de él. Afortunadamente todo eso solo duró hasta que Jackson Wang entró en escena. Sacándolo de su zona de confort y haciéndolo abrirse nuevamente hacia el mundo. Ambos eran muy diferentes pero a la vez se complementaban. Se volvieron inseparables. La época escolar de Mark fue muy divertida. Llena de hermosos recuerdos.

Él no esperaba que mientras cursaba el último grado de preparatoria, un suceso inesperado y desgarrador cambiaría afectaría su vida una vez más.

Era invierno y estaba nevando. Ya habían terminado la semana de exámenes y estaban próximos a salir de vacaciones. Mark y Jackson estaban sentados en la biblioteca. Ambos habían decidido ir a la misma universidad por lo que habían prometido estudiar y esforzarse todo lo que pudieran para que ninguno se quedara atrás. Mientras el omega le explicaba cómo resolver un complicado ejercicio matemático a Jackson repentinamente su nombre resonó a través de los alto parlantes de la escuela, pidiéndole que por favor se acercara a la oficina del director lo más pronto posible. Mark pestañeó varias veces confundido. Su padre estaba de viaje y con su madrastra no tenía una relación tan cercana como para que ella lo fuera a visitar a la escuela. Con curiosidad en su mirada Mark se levantó de su asiento y le pidió a Jackson que cuidara de sus cosas en lo que el regresaba.

El castaño lo vió alejarse, pero exactamente 5 minutos fue todo lo que duró su autocontrol. Se sentía inquieto, tenía un mal presentimiento por lo que rápidamente guardó sus útiles escolares y sus libros y siguió al omega a la oficina del director sin que este se diera cuenta.

Mark llamó a la puerta de la oficina y entró. Jackson afuera de este se mordía las uñas pensando cual era la razón por la que Mark fue llamado a ese lugar ¿Y si los habían visto besándose? ¿O los habían atrapado siendo cariñositos en la azotea? Realmente esperaba que no fuera nada de eso. Mark era un alumno sobresaliente y él no quería que por su culpa perdiera sus beneficios. A los pocos minutos el pelirrojo salió cerrando la puerta tras el. Su cara estaba pálida y sus ojos llenos de lágrimas. El omega corrió por el pasillo con dirección al baño, donde ingresó. Jackson lo siguió.

— ¿Mark? — Dijo el alfa al abrir la puerta. Mark tenía ambas manos apoyadas en un lavado mientras lloraba con todas su fuerza. Se acercó a él y puso su mano sobre el hombro del contrario— ¿Qué sucedió? — El pelirrojo solo atinó a aferrarse del alfa.