II

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«Capítulo 2»

«Capítulo 2»

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Salieron de aquel lugar cerca de las 12:00 am. Tras recibir una repentina llamada, Kirda tuvo que irse junto a Serguéi en un auto que acababa de llegar por él.

El auto en el cual viajaba la pelirroja se paró al haber andado unas cuantas calles, al parecer un neumático se había pinchado.

A unas casas de dónde se encontraban había un taller así que solo tuvieron que andar unos cuantos metros para llegar. Bajaron del auto y se adentraron en el taller esperando a que alguien los atendiera.

—Buenas noches, el neumático del auto se ponchó, ¿podría cambiarlo? —habló el chófer bajando del auto, dirigiéndose a un chico rubio que trabajaba en una motocicleta.

—Lo lamento, este es un taller de motocicletas, no nos especializamos en autos —se levantó limpiando sus manos con un pedazo de tela.

La pelirroja bajó del auto y volteó hacia el neumático revisando que tan mal se encontraba. Después volteó hacia el mecánico.

—¿Entonces no podrá arreglarlo? —preguntó intercalando la mirada entre el rubio y el neumático.

Antes de que el chico pudiera contestar fueron interrumpidos por otra voz masculina.

—¿Qué sucede Inupi?

Un chico alto pelinegro entró en el lugar observando con rareza el auto y a su compañero. Después volteó hacia la pelirroja y la observó atónito.

Ella tardó un poco en reaccionar pero luego de unos segundos logró reconocerlo.

—Ken —susurró y en instantes ya se encontraba colgada de él en un abrazo.

—Oy... —la pelirroja lo interrumpió.

—Soy Sarka —él bajó la vista hacia ella y después asintió.

—Sarka, cuanto tiempo —susurró.

Tomó el rostro de la ojiverde en sus manos y la observó con detenimiento.

Ella sonrió ampliamente. Se sentía demasiado feliz, hacia tiempo que no tenía un sentimiento tan grande como el que estaba teniendo ahora.

—¿Qué estás haciendo aquí? —cuestionó el pelinegro.

—Vine a Japón por negocios. Vengo de una reunión y el neumático se ponchó —contestó mirando hacia el auto—. Planebamos cambiarlo aquí, no sabíamos que es un taller de motos.

—Creo que podemos ayudarlos, no creo que sea muy difícil cambiarlo. ¿Tienes un neumático extra? —preguntó acercándose al auto.

—Hay uno en la parte trasera —el chófer sacó el neumático y se lo entregó al pelinegro, este comenzó a cambiarlo.

La pelirroja se sentó en una de las sillas que estaban ahí y observó como la llanta era remplazada por una nueva, esperó hasta que este terminara y al finalizar se acercó hacia ella. La observó detenidamente mientras caminaba, había cambiado mucho.

Sus ojos se encontraron y ella le regaló una sonrisa, la más sincera que había dado en años.

—Está listo —avisó él—. Se pinchó con un clavo y se bajó demasiado. Estuvieron dando vueltas varios metros, por lo que ya estaba completamente desgastada, probablemente no se dieron cuenta por todo el aguacero de allá afuera —mencionó y se sentó junto a la pelirroja, la observó con mucha curiosidad.

—¿Qué pasa? —preguntó al sentir la mirada directa del chico.

—Es increíble. No comprendo cómo puedes estar aquí.

—¿Porqué? —cuestionó ella soltando una risita.

—Bueno, te fuiste hace muchos años, pensé que nunca volvería a verte —suspiró mirando hacia otro lado.

Se topo con la mirada del rubio. Este se encontraba trabajando en la motocicleta del principio pero ahora también escuchaba su conversación disimuladamente.

—Oye, deja de escuchar conversaciones ajenas —regañó el pelinegro.

—Si no quieres que escuchen tus conversaciones deberías ser más silencioso —contraatacó.

El pelinegro soltó un suspiro y volvió la vista hacia Sarka.

—Él es Inupi, decidimos abrir el taller juntos hace unos años.

El mencionado dejó la motocicleta de lado y se levantó volviendo a limpiar sus manos. Caminó hacia la chica y estiró su mano presentándose.

—Soy Seishu Inui, compañero de Draken —sonrió.

—Sarka Volkova —le devolvió la sonrisa estrechando su mano, correspondiendo al saludo—. Soy una amiga de la infancia.

El celular de la pelirroja sonó, era un mensaje de su padre. Leyó detenidamente y se levantó de la silla. Guardo su celular y sonrió a ambos chicos.

—Es hora de irme —habló y estrechó de nuevo la mano del rubio—. Fue un gusto conocerte.

—Lo mismo digo. Deberías visitarnos otra vez —sonrió y regresó hacia la motocicleta.

El chófer le dió un sobre con dinero al rubio, quien lo recibió extrañado. Sacó el auto estacionandose fuera del taller y bajó sosteniendo el paraguas, esperando a que la chica saliera.

—Te extrañé —soltó con sinceridad el peli negro, parándose a lado de ella.

—Yo también —sonrió y lo abrazó—. Vendré a verte pronto —caminó bajo el paraguas y subió al auto. Le dió una última mirada al pelinegro antes de que el auto comenzara a perderse de la vista del chico, quien le decía adiós con la mano.

Luego de haber avanzado unos metros se desmoronó sobre el asiento del auto, aquellos hermosos ojos esmeralda se llenaron de lágrimas.

Extrañaba a Draken y se sentía extremadamente feliz de verlo otra vez, pero él también le recordaba ese horrible pasado que había tratado de borrar por muchos años.

Extrañaba a Draken y se sentía extremadamente feliz de verlo otra vez, pero él también le recordaba ese horrible pasado que había tratado de borrar por muchos años

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𝐓𝐑𝐀𝐈𝐓𝐎𝐑  𝑅𝑖𝑛𝑑𝑜𝑢 𝐻𝑎𝑖𝑡𝑎𝑛𝑖 𝑋 𝑂𝑐 Där berättelser lever. Upptäck nu