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Sarka observó unos segundos lo que se encontraba frente a ella.
Giró su cabeza y se encontró con la mirada de Draken, quien esperaba con ansias su respuestas.
—Son igual de preciosas que siempre —la voz de la pelirroja salió algo cortada.
Rápidamente se abalanzó a los brazos del chico, dándole un fuerte abrazo.
—Creí que sería lindo que los vieras nuevamente, te gustaban mucho —mencionó acariciando la cabeza de la chica, mientras observaba el sembradío de tulipanes que estaba frente a ellos, al que Sarka solía admirar cuando era pequeña y el cual ahora era mucho más extenso y variado.
Se sentaron en una banca frente a los tulipanes, observándolos mientras terminaban de comer su helado.
—¿Cuándo saldremos otra vez? —preguntó la chica terminado de comer el barquillo de su helado.
—¿Cuándo te gustaría? —sonrió Draken, observando las estrellas que comenzaban a llenar el cielo.
—Mmm, no lo sé. Pongámonos de acuerdo después, cuando ambos tengamos tiempo estaría bien.
Esperó unos segundos a que el chico también terminara de comer para levantarse del asiento.
—Tomemos una foto —pidió ella observando las flores.
—¿Foto? ¿De qué? —preguntó el pelinegro con curiosidad.
—De nosotros, claro —indicó Sarka con obviedad, mirándolo con cierta burla—. Pero hazlo con tu celular y me la envías después, recuerda que el mío está apagado.
Ambos se acercaron a los tulipanes para tomar la fotografía con estos de fondo. Lo que sería una foto terminaron siendo nueve o diez.
Finalmente caminaron de regreso a la motocicleta. Subieron y partieron hacia la casa de Sarka. Observó el pequeño reloj de mano que llevaba en la muñeca y divisó que este marcaba las 8:49 pm. Aún era temprano a su parecer.
Llegaron a la casa, donde Draken estacionó la motocicleta en el portón de esta.
—¿Te gustaría pasar? —le invitó bajando del vehículo.
—No, muchas gracias —sonrió tiernamente—. Tengo que ir a revisar el inventario de hoy y ayudar a Inupi si es que se atrasó en algo. Es bastante pesado cuando trabaja uno solo —informó con una media sonrisa.
