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—Regresaré en tres días, sé que no es mucho tiempo pero de todas formas te dejaré bajo el cuidado de Serguéi.
El peliblanco se encontraba terminando de empacar su maleta. Aquella llamada que recibió la noche pasada era de su padre, tenía que regresar con urgencia.
Por el contrario, las cosas iban muy bien al parecer del padre de la pelirroja. Él había sido vetado de Japón, así que el hecho de que Bonten haya aceptado asociarse con su hija era una gran noticia.
—¿Pasó algo malo? —Sarka estaba confundida. No sabía que había pasado.
—No te preocupes, vuelvo pronto. Ten mucho cuidado —cargó su pequeña maleta en su hombro y sonrió depositando un beso en la frente de la chica—. Serguéi, cuida de ella —su semblante cambió a uno serio nuevamente y salió del lugar, dejando a la pelirroja llena de dudas.
Hacía menos de una semana que habían llegado a Japón. Se estaban quedando en un hotel, al parecer tendrían que alquilar un departamento.
—Serguéi, ¿sabes que pasó? —cuestionó frunciendo el ceño.
—No sé mucho, pero creo que el señor Smirnov sufrió un infarto —el castaño se encontraba recargado en la pared haciendo bombas con su goma de mascar.
—¿Qué? ¿Por qué Kirda no me lo dijo? —se sentó en el borde de la cama—, ¿y tú porqué me lo estás diciendo? ¿no era algo confidencial? —suspiró.
—No lo sé Sarka, te lo estoy diciendo por que tú me lo preguntaste. Además, las cosas confidenciales de los demás no son un secreto para ustedes. Puede que esté bajo el mando de los Smirnov, pero para quien trabajo es para tu padre, y por ende para ti. Mi lealtad y la de mi familia siempre estará con los Volkov.
—Bien —contestó entrecerrando los ojos y soltó un suspiro.
La familia de Serguéi era el tercer clan más fuerte en Rusia, después de los Smirnov y los Volkov, siendo este último el más poderoso en todo el país.
—¿Quieres hacer algo? —comentó el castaño tirando su goma de mascar y encendió un cigarrillo—. Hace mucho no sales de fiesta, aprovecha que Kirda no está.
Sarka era de las personas que se descontrolaba demasiado al beber, se acostaba con cualquiera para ser exactos.
No es que eso fuese algo malo, solo que al día siguiente terminaba olvidando lo que hacía y con quién lo hacía. Sarka era meticulosa con las personas con las que se rodeaba, su círculo social no admitía a cualquiera, por lo que al estar en estado de ebriedad, esto terminaba por olvidársele.
Su padre cuidaba demasiado de ella, docenas de guardaespaldas estaban siempre tras ella asegurándose de que Sarka estuviera a salvo, aunque esto no fue impedimento para que en algunas de aquellas ocasiones, la vida de Sarka corriera peligro.
