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ADVERTENCIA: CAPÍTULO CON CONTENIDO SEXUAL EXPLÍCITO.
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—Es por aquí, gira a la derecha —dijo Sarka mirando el GPS que les indicaba el camino que debían seguir.
Llevaban alrededor de treinta minutos conduciendo intentando llegar a la casa del lago que habían alquilado a unos cuarenta kilómetros al suroeste de Moscú, en la localidad de Kratovo.
—Llegamos —indicó la pelirroja con una sonrisa al ver aquella casa frente a ellos y bajó del vehículo cuando este se estacionó.
—Se ve algo grande —mencionó Rindou sacando las maletas de la parte trasera del auto. Había alquilado aquel automóvil al llegar a Rusia, ese mismo día en la mañana habían guardado sus maletas ahí para no tener que regresar por ellas.
—Es bastante espaciosa por lo que vi en las imágenes —alzó su vestido para poder caminar mejor y acompañó a Rindou quien llevaba las únicas dos maletas en sus manos.
Entraron a la casa, la cual se encontraba a oscuras, Sarka buscó con la mano el apagador en la pared y encendió la luz.
El lugar si era grande y estaba muy bien ordenado.
Caminaron en busca de la habitación encontrándola rápidamente.
Rindou dejó la maletas a un costado de la puerta e impidió el paso de Sarka a la habitación con su brazo.
—¿Qué pasa? —preguntó la pelirroja frunciendo el ceño y se cruzó de brazos.
Sin decir una palabra Rindou la tomó con rapidez, cargándola en sus brazos como si fuera una princesa.
—Bueno, creo que esto es lo que acostumbran a hacer los recién casados —sonrió.
Sarka lo miró con una sonrisa boba y enrolló sus brazos en el cuello de Rindou.
Dieron unos cuantos pasos hasta llegar a la cama donde el peli violeta la sentó con delicadeza a la orilla de esta, se arrodilló frente a ella y tomó su pierna izquierda para poder retirar el tacón color blanco que llevaba.
Dejó un beso en su pie al quitarlo y se aproximó a quitar el otro e imitar la misma acción que con el primero.
Sarka lo jaló del mentón con rudeza y unió sus labios con los de él en un beso feroz.
El cuerpo de Rindou quedó inclinado sobre el de ella, al estar en la orilla de la cama le resultaba una posición incómoda así que la tomó nuevamente en sus brazos y se dio la vuelta sentándose en el lugar donde la pelirroja estaba con anterioridad, ahora tenía a Sarka sobre su regazo.
Sus labios seguían unidos, las manos de Rindou apretaban la cintura de la chica, ambos sintiendo la excitación crecer en sus cuerpos.
—Esto estorba —murmuró Rindou separándose un poco del beso y comenzando a bajar el cierre del vestido con la mano derecha.
