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Rindou se encontraba sentado en la silla giratoria de su oficina, de espalda a la puerta observando la nublada ciudad a través del ventanal.
Eran alrededor de las 8:30 am, había llegado bastante temprano al trabajo.
Hacía dos días que Sarka lo había rechazado, dos días en los que su humor estaba por los suelos.
Estaba molesto y no dudaba en desquitar su furia con quien se le pusiera enfrente.
Ran estuvo evitando el ir a verlo, pero tristemente para él no pudo seguir haciéndolo ya que Manjiro prácticamente lo obligó a llevarle los documentos necesarios a Rindou para poder realizar la compra de un cargamento de armas.
Dos toques en la puerta llamaron la atención de Rindou haciendo que mirara hacia la puerta pasando la vista sobre su hombro.
—Adelante —habló a secas regresando la mirada a la ciudad, en la cual comenzaban a caer pequeñas gotas de lluvia.
—¿Ya estás de mejor humor? —preguntó Ran abriendo la puerta de la oficina e ingresando en el lugar. Observó con detenimiento cada rincón para después mirar a su hermano, quien seguía dándole la espalda.
Rindou no se sentía con ánimos de ver a nadie, ni siquiera a su hermano.
—¿Trajiste los documentos? —preguntó girando la silla quedando de frente a Ran. Acomodó algunos de los papeles que había en su escritorio dejando un espacio libre para colocar los que Ran llevaba y leerlos con más libertad.
Anteriormente había quitado sus lentes de contacto, cuando se trataba de leer prefería usar sus anteojos, así le parecía más cómodo tal vez por que estaba acostumbrado a usarlos desde su infancia.
Sacó sus anteojos redondos de uno de los cajones de su escritorio y se los puso listo para leer aquella información.
—Si, a eso vine —anunció Ran y se sentó en una de las sillas frente al escritorio de Rindou, extendiéndole los documentos que llevaba dentro de una carpeta color amarillo.
Rindou tomó la carpeta sacando los papeles que posteriormente comenzó a leer. Tomó un bolígrafo y tras terminar la lectura añadió su firma en cada una de las seis hojas bajo la atenta mirada de su hermano.
Al terminar guardó los papeles nuevamente regresandoselos a Ran.
La puerta sonó tras recibir tres ligeros toques. Cuando Rindou contestó un «adelante», la puerta fue abierta mostrando a la asistente del Haitani menor, quien ingresó haciendo una reverencia.
